La luna de miel de Milei con el mercado se termina y crecen las dudas sobre el plan económico
El presidente libertario de Argentina, Javier Milei, enfrenta la primera prueba importante de su plan para arreglar la atribulada economía del país, después de que sus medidas para controlar una corrida del peso provocaran una reacción negativa en el mercado.
El Gobierno fijó el tipo de cambio oficial del peso en alrededor de $960 por dólar, pero en los mercados cambiarios paralelos , tanto legales como ilegales, la moneda argentina alcanzó un mínimo histórico de casi $1500 por dólar este mes.
La brecha entre las tasas se considera un indicador clave de la confianza en la actual administración y puede impulsar la inflación.
Duro análisis del Financial Times: en el show de Milei, la presión está creciendo detrás de escena
El sábado pasado, Milei reveló un plan para estabilizar el peso: el banco central endurecerá las reglas sobre la impresión de dinero para reducir la oferta monetaria de Argentina y comenzará a usar sus escasas reservas de moneda extranjera para comprar pesos en el mercado paralelo.
«Si freno los grifos de emisión, se acabó el problema», dijo Milei al canal LN+. «Nada de pánico, cero pánico».
Los inversores no parecen estar de acuerdo. La semana pasada, el mercado de valores argentino cayó hasta un 12,3% y sus bonos soberanos denominados en dólares hasta un 11,3%, antes de recortar algunas pérdidas, mientras los críticos calificaban las nuevas medidas de cortoplacistas e inconsistentes.
Las demoras en la acumulación de reservas de divisas retrasarán el plan del Gobierno de levantar los controles cambiarios -un requisito previo para la inversión extranjera y un crecimiento económico significativo- y aumentarán la probabilidad de que el Ejecutivo tenga que defaultear más de u$s 9000 millones en pagos de su deuda en moneda extranjera el año próximo.
«Están (sacrificando el objetivo de acumular reservas) para reprimir la volatilidad del tipo de cambio, y esto último es algo que no preocupa a ningún inversor porque es un síntoma de problemas, no un problema en sí mismo», dijo Juan Pazos, economista jefe de la firma de servicios financieros TPGC Valores, con sede en Buenos Aires.
«Los precios de los activos (se están recuperando) un poco, pero este tipo de decisiones comienzan a erosionar la confianza en que el responsable de las políticas tiene las prioridades correctas».
Milei cumplió con su promesa electoral emblemática de «usar una motosierra» para cortar el déficit público de Argentina con el fin de reducir la altísima inflación: la tasa de inflación mensual cayó del 26% en diciembre al 4,6% en junio.
Sostiene que mantener el peso fuerte es clave para mantener baja la inflación.
El FMI frustra las esperanzas de Milei para conseguir un nuevo préstamo
Pero a los inversores les preocupa que controlar la inflación a cualquier precio esté ahora desviando la atención de los otros ingredientes para la recuperación a largo plazo de Argentina: la eliminación de los controles cambiarios, la acumulación de reservas y el acceso a los mercados internacionales de capital.
«El Gobierno sorprendió al mercado con esos primeros éxitos inflacionarios y fiscales, pero ahora existe la sensación de que están corriendo detrás de los acontecimientos, apagando incendios en lugar de marcar la agenda», dijo Amilcar Collante, profesor de economía de la Universidad Nacional de La Plata.
Las medidas económicamente poco ortodoxas para apoyar al peso también tensarán las negociaciones que Milei inició recientemente con el FMI sobre un posible nuevo préstamo para Argentina, que ya debe al Fondo u$s 43.000 millones, dijeron analistas.
Milei ha desestimado las preocupaciones sobre su plan económico, culpando a los bancos argentinos de la volatilidad del tipo de cambio.
Milei quiere convertir a Argentina en un «centro mundial» de inteligencia artificial
La semana pasada acusó a uno de los bancos de intentar deliberadamente «desestabilizar» al Gobierno ejerciendo opciones de venta (acuerdos que obligan al banco central a recomprar su deuda) y forzando a la autoridad monetaria a imprimir pesos.
El ministro de Economía, Luis Caputo, escribió en X que el objetivo del Gobierno «siempre fue secar la plaza de pesos (…) Todavía algunos no se convencen [pero] la realidad probará que en breve (…) ¡El peso va a ser la moneda fuerte!».
Los argentinos ya han enfrentado tres años de inflación anual superior al 50%, y Milei ha hecho de la reducción de las presiones sobre los precios su máxima prioridad. Para ello, ha detenido el uso de la impresión de dinero por parte de gobiernos anteriores para financiar el gasto, y ha aplicado un programa de austeridad extrema.
Mientras tanto, Caputo, un extrader de Wall Street, ha presentado un plan complejo para liquidar miles de millones de dólares de deuda del banco central en poder de los bancos locales y frenar el uso de la impresión de dinero para financiar el pago de intereses.
Al mismo tiempo, Caputo ha controlado estrictamente el tipo de cambio oficial del peso, un factor clave de la inflación. Tras una fuerte devaluación inicial del 52% en diciembre, Caputo ha devaluado el peso sólo un 2% al mes.
La actividad económica repuntó levemente en mayo gracias a las exportaciones agrícolas y mineras, con un aumento del 1,3% respecto de abril, según datos oficiales. Pero continúan las contracciones masivas en sectores como la construcción y el comercio minorista.
La apuesta de Milei es que controlar la inflación es la clave para mantener el apoyo público a su campaña de austeridad. Hasta ahora está dando resultados, ya que su popularidad ronda firmemente el 51%, dijo Shila Vilker, directora de la encuestadora Trespuntozero.Pero los líderes empresariales se quejan cada vez más de que la lenta política de devaluación de Caputo está dañando la competitividad de las exportaciones.
«Corrijamos el tipo de cambio, advirtamos que va a subir la inflación temporariamente sigamos con una disciplina fiscal acérrima que haga de ancla e intentemos lograr un mejor equilibrio en el sector externo», dijo el multimillonario desarrollador inmobiliario Eduardo Costantini a la televisión local.
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Sebastián Menescaldi, director de la consultora EcoGo, dijo que las empresas estaban preocupadas porque las medidas enmarcadas como un «plan de emergencia» en diciembre aún no habían dado paso a una hoja de ruta a largo plazo para levantar los controles cambiarios y restaurar el crecimiento.
«Cuando las medidas de emergencia se prolongan más de tres a seis meses, comienzan a volverse inconsistentes», agregó. «Ahora la única forma en que pueden resolver esas inconsistencias es encontrando muchos dólares para el banco central en los próximos dos meses, o tendrán que devaluar el peso».
Existen fuentes de dólares, pero es difícil acceder a ellas. Los exportadores agrícolas, que son la principal fuente de divisas de Argentina, hasta ahora se han visto desanimados a vender sus stocks por los bajos precios internacionales de las materias primas, agravados por un tipo de cambio poco competitivo.
Según cálculos de la Sociedad Rural de Argentina, hay almacenados granos exportables por un valor de unos u$s21.000 millones.
Un plan de incentivos a la inversión aprobado por el Congreso el mes pasado podría atraer dólares a través de los sectores de energía y minería, mientras que el gobierno afirma que una inminente blanqueo fiscal generará unos u$s 1500 millones.
Los analistas dicen que el Ejecutivo deposita muchas de sus esperanzas en la idea de que el FMI aceptará prestarle a Argentina más dinero para ayudarla a salir de los controles cambiarios, particularmente si Donald Trump -a quien Milei considera un aliado ideológico- gana las elecciones de noviembre en Estados Unidos, el principal accionista del fondo.
Pero la decisión del Gobierno de utilizar sus reservas para apuntalar el peso dificultará la consecución de un acuerdo, dado que el FMI ha criticado esas prácticas. Argentina ya es el mayor deudor del FMI y el receptor de la mayor cantidad de rescates de la historia.
«El Gobierno se ha enredado y ha empezado a hacer cosas que lo alejan de sus objetivos finales», dijo Gabriel Caamaño, economista de la consultora financiera Ledesma.
Dijo que el Gobierno tenía varias opciones para recuperar el impulso en su programa económico, como relajar algunas partes menores del régimen de controles de capital para impulsar los mercados o tomar medidas para satisfacer al FMI.
«No es demasiado tarde para corregir esto con algunas buenas medidas», afirmó. «Esto todavía no es una tragedia».
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