Reseña de “El hechizo del verano”: una argentina en Suecia
Quizás no sea común encontrar argentinos viviendo en Suecia, más aún en una estadía de largo tiempo. Al habitual reparo sobre la distancia geográfica se suman otros de igual o mayor peso: el clima, la lengua, el temperamento y la idiosincrasia de su gente, la organización del Estado y de sus instituciones. Sobran motivos para ubicar uno y otro país en latitudes imaginarias opuestas.
Virginia Higa, escritora y traductora argentina, se fue a vivir a Suecia en 2017 a partir de una oferta laboral a su esposo, investigador científico. Y producto de esa experiencia publicó su segundo libro, El hechizo del verano (el primero, Los sorrentinos, de 2018, fue traducido a varias lenguas), integrado por cerca de una veintena de textos de unas pocas páginas, unos más cerca del ensayo, otros de la crónica y la narración.
Entre aprender a patinar sobre hielo, hacer un curso de arquería, dar clases de español, criar a su primer hijo, practicar el tejido a crochet y alojar a amigos argentinos, la escritura es probable que se haya convertido en ejercicio privilegiado para registrar el entorno; y, por eso mismo, para intentar comprender y disminuir la distancia con un mundo múltiple y ajeno.
Algunos ensayos tienen como punto de partida el nuevo país: su idioma (la lucha con las vocales antes que con las consonantes), el estilo de vida en un paisaje que oscila entre los meses de luz y los de oscuridad, la dificultad de sus habitantes para aflojarse y expresar sus sentimientos, o para moverse en espacios donde hay mucha gente, temerosos de que su torpeza los lleva a chocar con alguien. Pero también, como un indicador de su voluntad y vitalismo, la autoexigencia de salir muy temprano de mañana, incluso ante bajísimas temperaturas, a realizar actividad física, así como de impregnar de un optimismo natural diversas circunstancias.
Otros textos deambulan por una zona en donde Suecia es un disparador indirecto: un par de ensayos frescos y agudos sobre cómo el cine ha formateado los sentimientos humanos; las contradicciones a las que suele conducir la idea de Physique du rôle; los meses que pasó Manuel Puig en Estocolmo en 1959; además de una exquisita reflexión sobre el tiempo y las lenguas a partir de dos cuentos de Ted Chiang. También hay un lugar especial para Éric Rohmer: el visionado de su filmografía –y su consecuente fascinación– la llevó a escribir un ensayo con una lista exhaustiva de todo lo que podemos encontrar en sus películas.
Higa tiene, por decirlo así, una gran capacidad para observarse a sí misma (en su condición de mujer joven, madre primeriza, latinoamericana e inmigrante, entre muchos otros, de diversas condiciones en un país que es el epítome del Estado de Bienestar). Y tiene, además, un don para captar los matices del nuevo contexto y para trasladar esas impresiones a la escritura en un tono casi conversado, que combina naturalidad y perspicacia, elegancia e ironía.
- El hechizo del verano. De Virginia Higa. Editorial Sigilo. 160 páginas. 2023. $ 20.500
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