Quiénes preparan una alternativa a Milei mientras reina la desconfianza entre aliados y dialoguistas
Jorge Macri aguantó seis meses antes de reclamar por los fondos coparticipables que la Corte restituyó a la Ciudad de Buenos Aires y que aún no desembolsó el gobierno de Javier Milei. Un gobernador que no firmó el Acta de Mayo se cuida de no criticar en público al Presidente: mide bien en sus encuestas provinciales pero más mide el jefe libertario. Desde la dialoguista tercera vía advierten que los números de la economía no van bien aunque callan por temor a la verba presidencial y al relato consolidado a fuerza de trolls en redes sociales.
La firma del Acta de Mayo en la fría medianoche del 9 de julio exhibió el incómodo sometimiento de los gobernadores que necesitan del vínculo y los magros acuerdos con el Gobierno
Entre bambalinas se resguardan los que construyen una opción sin acercarse al kirchnerismo. Se habla de eso en desayunos y cenas con distintos protagonistas que también temen a las acusaciones de supuesto golpismo.
En la mañana del viernes 12 Horacio Rodríguez Larreta, junto a su hermano Augusto, recibió en su búnker a un grupo de dirigentes de distintos partidos opositores pero no kirchneristas. Estuvieron el economista Hernán Lacunza; el exgerente general del Banco Central Nicolás Gadano; la senadora por Capital Guadalupe Tagliaferri; el ‘lilito’ Maximiliano Ferraro y algunos diputados del bloque Hacemos Coalición Federal que comanda Miguel Pichetto. De la misma manera en otras tertulias varios de esos dirigentes hablan con gobernadores como Raúl Jalil (Catamarca); Osvaldo Jaldo (Tucumán); Gustavo Sáenz (Salta) o Claudio Vidal (Santa Cruz).
Quiénes y por qué no fueron los gobernadores «OBSTINADOS» contra los que apuntó MILEI
Participan de esas veladas de consulta economistas como Alfonso Prat-Gay que acaba de batirse en duelo público con el Presidente. «En 2 meses pasamos de ‘el que fuga dólares es un héroe porque escapó a las garras del Estado’ a ‘es un golpista’ quien ejerce su derecho para escapar de las garras del Estado!», advirtió sobre la frase pronunciada por Milei en el Foro del Llao Llao y el reciente discurso en la Bolsa de Comercio contra un banco privado por la venta de bonos (puts).
La línea Miguel Pichetto-Florencio Randazzo-Emilio Monzó y parte de ese grupo de diputados nacionales tiene la intención de replicar un espacio parlamentario en una alianza nacional de centro junto al excandidato a presidente Juan Schiaretti y al gobernador Martín Llaryora que empieza a asumir un rol acotado a los límites de Córdoba y a defender el territorio incluso en busca de reelección.
La coartada de la Vice
Algunos de aquellos que fueron a la Casa Histórica, pero sobre todo los que no, incluida la vicepresidenta Victoria Villarruel, admiten que se preservan para otro tiempo político.
El panorama se define en dos mitades o cuatro cuartos. El primer escenario es un duelo electoral entre libertarios y peronistas. Por eso Milei insiste en una fusión que resiste Mauricio Macri que quiere juntarse pero con un rol protagonista. No le quedó esa sensación en Tucumán cuando ni siquiera lo mostraron las cámaras oficiales.
En el silencio de gran parte de los peronistas hay bastante de especulación. ¿Sergio Massa debería ser candidato el año próximo? ¿Cristina Kirchner sigue siendo la líder? ¿Para ganarle a la Libertad Avanza debe renovarse el peronismo?
El otro escenario es el mismo pero dividido en dos. Con su ausencia en Tucumán, Villarruel mostró su carácter e independencia y se guardó para una batalla futura en caso de que se profundicen los datos negros de la economía y la situación social. De la misma manera se cuidaron los 31 diputados dialoguistas de Hacemos Coalición Federal. En el comunicado que explicó la ausencia en la Casa Histórica reservaron su acción de oro: «Independencia para ser independientes», expresaron a razonable distancia.
En este segundo esquema es evidente que Villarruel -a quien hasta el 9 de julio Karina Milei le negó un lugar protagónico- se mueve en silencio con la elegancia y la rapidez de una gacela y alerta como el animal que tiene una visión de 360 grados y puede cazar a 300 metros. Tal vez por eso le desconfía la hermana del Presidente. Cada día es más evidente.
El jueves último, pasadas las 18, cuatro diputados opositores fundamentales para el Poder Ejecutivo discutieron a solas con el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem. Miguel Pichetto, el jefe de la bancada, fue el último en ingresar pero el más tranquilo, casi tanto como Emilio Monzó. El ahora tigrense Nicolás Massot se enojó y trató de calmarlo el presidente del PRO cordobés Oscar Agost Carreño que corrió de Aeroparque al Palacio Legislativo con su mochila al hombro.
Disidente del partido macrista, Agost Carreño viajó exclusivamente para discutir con Menem la composición de la Bicameral de Inteligencia en la previa al envío de la ley de reforma de la secretaría que nuclea a los espías. El área recuperará un viejo y desprestigiado nombre -SIDE- y reciclará exfuncionarios menemistas como Juan Bautista ‘Tata’ Yofre, un muy renombrado exSeñor 5.
El cuarteto dialoguista está furioso con el acuerdo que tejieron a sus espaldas el Gobierno y un sector del radicalismo excluyéndolos de la comisión Bicameral de Inteligencia que no solo maneja secretos oscuros sino también amplios recursos.
La reversión de la SIDE menemista
A principio de junio y a pedido del Senado se abrió la discusión sólo sobre dos bicamerales. Para la de Inteligencia Menem prometió una silla a Monzó. Se la quitó esta semana para entregarla a la radical María Coletta.
«Premian a los que no los ayudan» se quejaron Pichetto, Monzó, Agost Carreño y Massot. «Parece que no somos confiables para Santiago Caputo», chicanearon en medio de la discusión a sabiendas del poder del joven sobre la comunicación, el relato y ahora los espías.
Martín Menem hizo esfuerzos por justificar que la Rosada prefiera al radical porteño Emiliano Yacobitti, del team Martín Lousteau, senador hipercrítico.
Sin embargo y ante el hecho consumado, los diputados increparon a Menem pidiéndole que ponga a salvo su dignidad abriendo en simultáneo diez comisiones y que habilite un reparto equitativo. El hijo de Eduardo Menem no tiene tal poder y quedó en responder este lunes.
En apariencia antes de lidiar con amigos el Gobierno prefiere opositores kirchneristas o a un Guillermo Moreno en las antípodas de su ideología. Incluso ahora exhiben favoritismo hacia el radicalismo díscolo.
La queja recurrente es que Milei y sus funcionarios rechazan o castigan para condicionar -¿y evitar su crecimiento?- a los circunstanciales aliados con los que disputa un mismo discurso. Son posible competencia de recambio Macri, Villarruel y los dialoguistas. Incluso los incomodan las críticas de economistas más de derecha como Carlos Melconian o Prat Gay. Los enemigos, también, le dan identidad y sostienen en la batalla al Poder Ejecutivo.
Francos ratificó que el Gobierno buscará eliminar las PASO: «No sirven para nada» – El Cronista
Frente a ese ingrato panorama los diputados de Hacemos Coalición Federal le dejaron entrever a Menem que tiene que cuidarlos si no quiere que lo limiten en el recinto. Podrían por ejemplo acordar con el resto de la oposición y cambiar la conformación de las comisiones.
Además el oficialismo tampoco tiene los votos para derogar las PASO ni la batería de fuegos de artificio de la última semana como el proyecto de baja de la edad de imputabilidad o el voto de los menores de 16 años. En la acalorada discusión del jueves avisaron que no votarán otra ley ómnibus en referencia a cómo se redacte la tan mentada «Ley Hojarasca» de Federico Sturzenegger. Menem oficiará de mensajero.
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