La Voz del Interior @lavozcomar: Las estafas virtuales y el factor humano

Las estafas virtuales y el factor humano

En un informe reciente elaborado por este diario, los especialistas en ciberseguridad y los funcionarios judiciales que investigan los fraudes cibernéticos coincidieron en que las estafas virtuales se han duplicado en el último año en todo el país, y Córdoba no es la excepción.

A medida que avanza la tecnología, las bandas de cibercriminales están obligadas a perfeccionar el modus operandi con el que actúan. Ningún sistema es seguro e inviolable. Por eso los piratas informáticos, comúnmente llamados hackers, se dedican a buscar la manera de violar las normas de seguridad del sistema informático de una organización o empresa determinada para acceder a su base de datos.

Sin embargo, los ciberataques no han aumentado tanto como las estafas virtuales a personas. En consecuencia, cada quien debiera reforzar sus propias medidas de seguridad y tomar conciencia sobre la necesidad de resguardar sus datos personales.

Por ejemplo, hay quienes facilitan el robo de su identidad en sus cuentas de distintas redes sociales, como Instagram, Facebook y WhatsApp. En esos casos, los atacantes simulan ser el dueño de la cuenta para pedir dinero a familiares y amigos o para vaciar las billeteras virtuales.

En no pocos casos, son los propios damnificados quienes caen en la trampa. En el último tiempo se ha vuelto tendencia dejar llaveros con un número de teléfono en lugares públicos. Si quien las encuentra, con suma inocencia, llama al número indicado, el estafador usa su astucia para tratar de obtener datos sensibles para acceder al celular de la víctima.

Otra variante consiste en romper un espejo retrovisor de un auto estacionado en una calle cualquiera y dejar una nota que refiere a un lamentable accidente, por lo que se indica un teléfono de contacto para hacer los trámites correspondientes ante el seguro. Cuando el propietario del auto llama, comienza el juego de extracción de datos.

Por supuesto, las supuestas campañas de promoción de distintas compañías que nos llaman para informarnos que tenemos a nuestra disposición una suculenta bonificación en el servicio oportunamente contratado o que hemos ganado un premio viven actualizándose.

Estos ejemplos nos indican cuán importante es tomar conciencia de que no debemos entregar datos personales a sujetos desconocidos. Por si no queda claro, lo que les decimos a los menores de edad, para resguardarlos de los riesgos que corren en el mundo digital, también vale para nosotros, los adultos. No debiéramos aceptar llamadas de números desconocidos, o en todo caso debiéramos aceptarlas con el mayor de los recaudos por lo difícil que nos resultará comprobar la identidad de quien nos llama.

Mientras no estemos seguros de con quién estamos comunicándonos por celular, no solo tenemos que rehusarnos a cualquier solicitud de información personal, sino que también rechazar cualquier indicación sobre la necesidad de instalar alguna aplicación adicional en nuestro teléfono. Y si la comunicación fuera por correo electrónico, no debemos responder hasta que no hayamos verificado la autenticidad del remitente.

En este tipo de delitos, nuestra seguridad depende de nosotros mismos. Por lo tanto, no podemos obrar ingenuamente.

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