La Voz del Interior @lavozcomar: Javier Milei y el regreso de la “tablita”

Javier Milei y el regreso de la “tablita”

El presidente Javier Milei ha expresado reiteradamente su amor por el mercado. Los avatares de los últimos días estarían revelando que se trata de un sentimiento apenas tibiamente correspondido.

En efecto, el dólar libre escaló y amplió la brecha con el tipo de cambio oficial, y el riesgo país continúa en sus altos niveles habituales, más de 1.500 puntos.

Sin embargo, el Gobierno ratificó su empecinada política de continuar con pequeñas devaluaciones mensuales (crawling peg), muy por debajo de la inflación. Podría decirse que este es uno de los ejes de su propuesta económica.

La espada y la pared

Ha regresado la filosofía de la “tablita” de los tiempos de José Alfredo Martínez de Hoz. En esos años (1976-1981), la devaluación se anunciaba periódicamente y tenía niveles inferiores a la inflación, con lo cual el retraso cambiario se robustecía día tras día, hasta su eclosión en marzo de 1981, con el cambio de guardia en el Ministerio de Economía.

Lorenzo Sigaut, el nuevo ministro, advirtió que “el que apuesta al dólar pierde”, pero no fue así: el precio de la divisa se disparó en búsqueda de compensar tantos años de retraso.

Ahora está sucediendo algo parecido. Milei sabe que el anclaje del tipo de cambio es un poderoso instrumento para luchar contra la inflación. Pero es muy peligroso. Con el paso de los meses, el valor del dólar oficial se va retrasando, lo que desalienta las exportaciones y estimula las compras en el exterior.

Como en los años 1970, se vuelve a hablar de “convergencia”: se pronostica que los precios internos se irán acomodando a la pauta devaluatoria.

La experiencia señala que esto no sucede. Al contrario: en algún momento el mercado reclama por recuperar el retraso cambiario acumulado durante tantos meses y sobreviene un salto devaluatorio, con obvias implicancias en el nivel de precios. Y de vuelta a empezar.

Pero entonces… ¿por qué el Presidente elige este camino sembrado de probables dificultades futuras? Porque la opción no es mejor que la ruta emprendida.

Está claro: si el Gobierno convalidara la inflación con alzas del tipo de cambio, volvería a alimentar la inflación y entraría en un círculo vicioso más complicado. Por eso eligió el retraso cambiario.

De este modo, se juega a demostrar que la inflación puede ser drásticamente desacelerada y que sobrevendrá un mejor nivel de actividad, lo que creará un escenario más propicio para la economía. Pero la acumulación de distorsiones pasará su factura en algún momento.

El retraso cambiario siempre ha resultado ser pan para hoy. Sólo para hoy.

Escepticismo y entusiasmo

Se acaba de concretar un distanciamiento entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri que ya tiene una historia. La ministra gusta usar la palabra “incondicional” cada vez que se refiere a su relación con Milei. Y ese vocablo aterra a Macri, cuya estrategia respecto del oficialismo consiste en golpear juntos, pero marchar separados.

Entusiasta, Bullrich es propensa a una fusión completa del PRO con La Libertad Avanza. Piensa que esa subordinación total, al disolver toda fisura, fortalece al Gobierno.

Macri cree que no es así y prefiere mantener cierta distancia, único modo en que su partido conservará una cuota de poder, a la vez que amplía la oferta liberal en la política argentina.

Es probable que sean los modos toscos y prepotentes del Presidente los que lo hacen desconfiar sobre las bondades de un mayor acercamiento.

Bullrich toma esa distancia como una traición al proyecto Milei. Ella no concibe la idea de plantear siquiera algún matiz diferente. Sabe que el Presidente se enfurece ante cualquier opinión distinta de la propia. Se siente más afín a Milei que al propio Macri, líder del partido que integra y que ella presidió hasta hace pocos meses.

Además de las probables objeciones al estilo presidencial, Macri tiene motivos más concretos, materiales e inmediatos para tomar distancia de Milei a modo de suave objeción a sus políticas.

El Presidente no está cumpliendo con el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que ordenó restablecer al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires los fondos de coparticipación que le fueron sustraídos durante la gestión de Alberto Fernández.

Y el Gobierno de Caba es el búnker del PRO. En su batalla por los recursos, el Gobierno omite el cumplimiento de sus obligaciones institucionales, incluso con sus aliados más cercanos. Todo tiene un límite.

Pocos amigos

Es difícil encontrar los beneficios de la política exterior tal cual la entiende Milei. Todas las semanas suma un nuevo incidente diplomático innecesario. Ahora fue con Bolivia, a raíz del intento fallido de golpe militar. También ahondó las diferencias con Lula da Silva, presidente democrático del principal socio comercial de Argentina.

A ello sumó su ausencia a la reunión del Mercosur, una decisión liviana e inconducente, originada tal vez en su distanciamiento con el presidente de Brasil. Estas acciones significan un alto despilfarro de recursos políticos. La economía no es la única dimensión que debe ser tenida en cuenta para gobernar.

Si Milei no advirtió todavía que ideología y política no se llevan bien en todo momento, está complicado. Sin embargo, por el momento goza del beneficio de un apoyo popular que se mantiene en altos niveles pese a las dificultades económicas y los desaciertos políticos.

Pero esto, al igual que el tipo de cambio retrasado, no puede durar para siempre.

* Analista político

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