Conductores responsables, siempre
Al menos 18 personas murieron en los últimos 18 meses en la Circunvalación de la ciudad de Córdoba. Se trata de una avenida diseñada como una autopista, por lo que este trágico resultado es contrario a la lógica con la cual fue pensada.
El domingo pasado, un joven que conducía un Chevrolet Camaro se incrustó contra la parte trasera del acoplado de un camión. Si bien las causas no están claras, fue un choque por alcance en el mismo carril. Su muerte es la tercera que se produce en la Circunvalación en lo que va del año. En esa misma arteria, durante 2023 murieron 15 personas en choques de vehículos, vuelcos y peatones atropellados. En 2022, fallecieron al menos siete personas.
Los números se desprenden del monitoreo que lleva La Voz, desde 2007, de todos los siniestros viales que causan muertes en el territorio provincial. Como hemos dicho en otras oportunidades, nuestra estadística no incluye a las personas heridas que sobreviven, pero es de público conocimiento que los choques de Circunvalación dejaron a varias personas con graves trastornos permanentes.
En sus 45 kilómetros de extensión, la Circunvalación tiene tres carriles por lado y una velocidad máxima permitida de 110 km/h. Pero la realidad es que la mayoría de los conductores no respeta ese límite. Además, a alta velocidad cometen toda clase de maniobras temerarias. Y en varias oportunidades se ha descubierto a conductores que manejaban alcoholizados.
La Policía Caminera organiza controles periódicos, pero su presencia no persuade a los usuarios sobre la necesidad de respetar las normas de tránsito. De hecho, hace pocos días un policía fue atropellado por un conductor que se justificó apelando a una falla en los frenos de su viejo vehículo.
Según Caminos de las Sierras y la Caminera, el principal tipo de siniestro vial –con o sin consecuencias fatales– son los derrapes seguidos de vuelcos. Ese cuadro remite a un conductor que pierde el control de su auto. ¿Cómo sucede algo así? Por exceso de velocidad, por distracción (uso de celular, por ejemplo) o por quedar encerrado por otro auto que va adelante o al lado.
Otra de las recientes tragedias que hemos informado es un claro ejemplo. El conductor de una camioneta perdió el control de su vehículo, este atravesó el cantero central y cruzó de mano. Por ese motivo, chocó tres autos que circulaban en el sentido contrario. La conductora de uno de esos autos murió en el acto.
Lo hemos dicho recientemente, al conmemorarse el Día Nacional de la Seguridad Vial: las normas de tránsito no son una opción; son obligatorias. En consecuencia, si respetamos la velocidad máxima, las prioridades del tránsito, las luces de los semáforos, señalizamos las maniobras y no usamos el celular mientras manejamos, por ejemplo, no estamos comportándonos de una manera extraordinaria, sino cumpliendo con el marco legal vigente. Pero con algo tan simple como eso, realizamos una gran contribución para que las calles y las rutas sean más seguras. Los mal llamados “accidentes” no son obra del azar y son evitables, pues en general se vinculan con la irresponsabilidad con que actúan quienes conducen.
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