Fue monja, dejó los hábitos y una vez jubilada se convirtió en pintora: la historia de la cordobesa Dora Burlet
¿Cuántas veces se puede reinventar una persona?. El interrogante puede tener multiplicidad de respuestas. Pero Dora Burlet (74) sabe que en su historia de vida ella tuvo que hacerlo muchas veces. Nació en Los Cisnes y se crio en La Carlota, una pequeña localidad del sudeste de la provincia de Córdoba, donde hizo el primario y el secundario.
A los 18 años se trasladó a “La Docta”. Quería seguir una carrera de Filosofía y Letras. Ingresó al convento de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús. Estuvo poco más de tres años y tomó los hábitos. Cuando iba a profesor votos, decidió que ese no era su camino y salió. En ese recorrido conoció a curas tercermundistas de gran inspiración para ella.
Fuera del convento, dictó un taller de arte en la cárcel de Bouwer durante algunos años a través de Cáritas. “Enseñarles a personas que viven entre muros que la belleza existe a través del arte fue una experiencia increíble”, cuenta a La Voz.
Un buen día, decidió volver a un pueblo y se radicó en Canals, otra pequeña población del sudeste provincial. Estudió enfermería, abrazó y sanó a sus vecinos del interior profundo.
Ese oficio le permitió sostener a su familia. Hace unos años se jubiló de esa actividad pero no de su vida. Paralelamente a su tarea en salud, estudió en Buenos Aires con Eduardo Giusiano -nacido en Viamonte- pintura, su gran pasión.
“Durante nueve años asistí a diferentes talleres de Giusiano. Fue toda una aventura porque vivía en un pueblo muy pequeño y viajaba religiosamente cada jueves a formarme”, sintetiza.
Con la entrada del milenio tuvo la oportunidad de viajar a París a estudiar con Horacio García Rossi, quien hacía arte óptico junto a Julio Le Parc. Ellos fueron los creadores del arte cinético. Pero el gran mentor de Burlet fue Giusiano, con quien siempre permaneció en contacto y hoy participa en la exposición del artista en Córdoba capital.
El pintor y su legado se inaugura este miércoles 19 de junio, a las 18, en el Centro de Arte Contemporáneo Chateau Antonio Seguí, de la ciudad de Córdoba. La muestra permanecerá abierta hasta el domingo 8 de septiembre. Es un homenaje al pintor y docente cordobés Eduardo Giusiano.
-¿Qué significa para usted formar parte de ese evento?
-Para mí estar presente en esta muestra es importante. Es la comunión de varios artistas a quien nos une la generosidad de Eduardo. No importa tanto la trayectoria de cada uno, prevalece la oportunidad de compartir un espacio y una propuesta estética en tiempos de tanta individualidad. Los dos somos de pueblos del profundo sur, eso es maravilloso también.
-¿Cuál es tu propuesta como pintora y qué podrán ver los asistentes?
-Me dedico al arte textil. Siempre estoy en la búsqueda. Me gustan las instalaciones, las performances e interactuar con otros artistas, es lo que más me gusta. Mi obra tiende al informalismo abstracto, lo que es el acrílico, las témperas, pero estoy siempre abierta a otras tendencias. Siempre uso el color en su más alto grado de saturación. Mi lema es mirar de la línea de horizonte para arriba y el arte salva, es lo que siempre digo. De ahí en más, no sé lo que me dé el destino, pero a mí el arte me salvó la vida. Es con lo que me identifico con el universo, es lo que me da fuerza para seguir caminando. Hoy intervengo telas con el método de shibori, que es una antigua costumbre japonesa del teñido, y los bordos pego. Es como armar un nido, que sería mi futura exposición.
-Seguís instalada en Canals, ¿Cómo son tus días en esa población?
-Sí, vivo muy tranquila en esa ciudad. Tengo un taller en el que vivo prácticamente aislada. Ahora han hecho un lago frente a mi casa, hay gansos y un puente que cambia de colores. Los amaneceres y atardeceres son bellos. Y en ese taller tengo compañeros con el que formamos el grupo de pintura Mousika, que es una palabra griega que encierra todas las artes que hacemos: instalaciones, performances y xilografías. Ahí está mi mundo, es mi nido.
-Para cerrar, ¿todos podemos hacer arte?
-Creo firmemente y por experiencia que todo individuo puede generar hechos plásticos. Eso sí, mi consejo es siempre el mismo: trabajar, y estudiar a los grandes maestros. El tiempo dirá si somos artistas plásticos. No creo en la crítica, sino en el análisis de obra de gente que sabe más que uno.
Para visitar la muestra en Córdoba capital
El pintor y su legado se inaugura este miércoles 19 de junio, a las 18, en el Centro de Arte Contemporáneo Chateau Antonio Seguí, de la ciudad de Córdoba. La muestra permanecerá abierta hasta el 8 de septiembre. Es un homenaje al pintor y docente cordobés Eduardo Giusiano. Exponen siete artistas dentro de la muestra entre los que se destacan Dora Burlet, Ernesto Berra, Sebastián Silber, Carlos del Corro, Jorge Crinejo, Teresa Markman y María Linzoain, quien a su vez tuvo a su cargo la curaduría de la exposición.
Permanecerá abierta de martes a domingos y feriados, de 10 a 19. Entrada general: $ 1.000. Todos los miércoles el ingreso en gratuito.
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