Ataques contra empresas ligadas a EEUU sacuden Bagdad al aumentar ira por guerra en Gaza
BAGDAD (AP) — Una docena de hombres enmascarados saltan de dos camionetas SUV y una camioneta pickup blanca, irrumpen en un restaurante de la cadena KFC en Bagdad y destrozan todo lo que encuentran a la vista antes de huir del lugar. Unos días antes, un incidente similar ocurrió en Lee’s Famous Recipe Chicken y en Chili House, todas ellas marcas estadounidenses populares en la capital iraquí.
Aunque nadie resultó herido seriamente, los ataques recientes —aparentemente orquestados por partidarios de milicias antiestadounidenses en Irak, respaldadas por Irán— reflejan una creciente ira contra Estados Unidos, el principal aliado de Israel, por la guerra en Gaza.
Los gobiernos iraquíes han caminado por una delicada línea entre Washington y Teherán durante años, pero la guerra de ocho meses en Gaza ha incrementado considerablemente el nivel de riesgo.
El conflicto estalló después que el grupo miliciano Hamás irrumpiera en el sur de Israel el 7 de octubre, matara a unas 1.200 personas —en su mayoría civiles— y tomara a alrededor de 250 como rehenes. Las posteriores ofensivas de Israel en Gaza han matado a más de 36.000 palestinos en el territorio, según el Ministerio de Salud gazatí.
Días después del inicio de la guerra, una coalición de milicias respaldadas por Irán, denominada Resistencia Islámica en Irak, lanzó docenas de ataques contra bases que albergan tropas estadounidenses en Irak y el este de Siria.
Esos ataques cesaron en febrero, pero sólo después de una serie de ataques estadounidenses de represalia tras el atentado con dron contra una base en Jordania que mató a tres soldados estadounidenses.
Los ataques contra empresas y marcas vinculadas con Estados Unidos en Irak a finales de mayo y principios de esta semana representan un cambio en las tácticas destinadas a maximizar la actitud antiestadounidense por el apoyo de Washington a Israel.
El incidente en KFC se desarrolló como un robo, excepto que los atacantes no fueron tras el dinero.
Las imágenes de las cámaras de seguridad muestran a hombres enmascarados irrumpir en el restaurante de comida rápida mientras trabajadores y clientes aterrados escapan por una salida trasera. Después, los hombres proceden a destrozar ventanas y pantallas LED, romper sillas, mesas, electrodomésticos de cocina y cualquier otra cosa que encuentran.
Minutos más tarde, las fuerzas de seguridad llegan al lugar y disparan tiros de advertencia al tiempo que los perpetradores corren a sus vehículos y huyen a toda velocidad.
En otro incidente, una granada aturdidora fue lanzada frente a la tienda de la empresa Caterpillar, lo que sacudió el vecindario y dejó un pequeño bache en la calle.
Algunas de las manifestaciones de sentimientos antiestadounidenses han sido menos volátiles.
Manifestantes que portaban banderas palestinas e iraquíes marcharon la semana pasada hasta las oficinas de PepsiCo en Bagdad y corearon “No a los agentes” y “No a Israel”. Otra protesta tuvo lugar frente a las oficinas de Procter & Gamble.
Ahora, fuerzas iraquíes armadas con fusiles de asalto y respaldadas por vehículos blindados con ametralladoras montadas custodian las instalaciones y franquicias atacadas.
Dos oficiales de las milicias respaldadas por Irán en Irak confirmaron a The Associated Press que los atacantes eran partidarios suyos y que su objetivo es promover un boicot a las marcas estadounidenses y disuadir su presencia en el país.
También es un intento de reafirmar la imagen de las milicias, dijeron los oficiales, quienes hablaron bajo condición de anonimato de acuerdo con las regulaciones de sus grupos.
Abu Ali al-Askari, portavoz del poderoso grupo paramilitar Kataib Hezbollah, respaldado por Irán, instó el lunes a sus partidarios a deshacerse de los “afiliados del espionaje (de Israel) cubiertos con atuendos civiles” —una referencia a empresas y organizaciones percibidas como vinculadas a Estados Unidos e Israel.
Essa Ahmad, quien organizó más de 30 protestas en apoyo de Gaza, dijo durante una reciente manifestación en Bagdad que él y otros jóvenes activistas quieren que los iraquíes boicoteen los productos “que respaldan a Israel”, aunque agrega que ellos no aprueban la violencia.
Muqtada al-Sadr, clérigo chií agitador y rival de las facciones respaldadas por Irán —quien, aunque retirado de la política, todavía es muy popular entre muchos chiíes iraquíes—, ha pedido que Irak expulse a la embajadora de Estados Unidos.
El analista político Ihsan al-Shammari considera que el ataque a marcas estadounidenses y occidentales juega un papel en la rivalidad de décadas entre Teherán y Washington.
“Estos ataques tienen objetivos políticos”, dijo. Envían un mensaje “de que cualquier inversión o presencia de empresas occidentales no puede sobrevivir en Irak”.
Renad Mansour, investigador sénior de Chatham House, un grupo de expertos sin fines de lucro que analiza los principales asuntos internacionales, con sede en Londres, afirma que Irak ha sido un “patio de juego” tanto para Washington como para Teherán, lo que ha dejado a los gobiernos de Bagdad con poca soberanía y agencia.
El primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, quien llegó al poder con el respaldo de una coalición pro-Irán, ha tratado de apaciguar a sus aliados antiestadounidenses sin avivar las tensiones con Washington ni poner en riesgo las inversiones extranjeras en Irak.
En los últimos meses, Irak y Estados Unidos iniciaron conversaciones formales para retirar unos 2.000 soldados estadounidenses estacionados en Irak bajo un acuerdo con Bagdad, principalmente para contrarrestar al grupo extremista Estado Islámico.
“El primer ministro de Irak … ha impulsado la idea de que Irak está fuera de la guerra y se concentra en reiniciar la relación con Estados Unidos, examinar la relación con Irán e impulsar la soberanía de Irak”, detalló Mansour a la AP. “Por supuesto, la guerra en Gaza ha tenido un impacto en esto”.
El Ministerio del Interior dijo que arrestó a algunos sospechosos de los disturbios y que buscaba a otros.
Pero los dos miembros de la milicia afirmaron que el gobierno no se atreve a perseguir a los alborotadores a pesar de saber quiénes son, por temor a una escalada. Advirtieron sobre más ataques a intereses de Estados Unidos si la retirada de las tropas estadounidenses en Irak se posterga aún más.
La embajadora de Estados Unidos en Irak, Alina Romanowski, condenó los ataques contra franquicias estadounidenses e internacionales en una publicación en la plataforma de redes sociales X, y advirtió que podrían afectar la inversión extranjera en la economía de Irak.
Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, dijo que los ataques a “lo que son esencialmente franquicias de empresas estadounidenses dañan a los trabajadores iraquíes, a los clientes iraquíes y, a veces, al capital iraquí que es utilizado allí”.
“Así que, en última instancia, son ataques contra el pueblo iraquí”, añadió Miller. “Creemos que el gobierno iraquí debería tomar medidas apropiadas para responder a esos ataques y hacer que la gente rinda cuentas”.
El portavoz de seguridad de Irak, el mayor general Tahseen al-Khafaji, dijo a la AP que los alborotadores serán perseguidos —al igual que cualquiera que amenace la seguridad y el bienestar económico del país.
“Estamos haciendo esfuerzos significativos para salvaguardar las inversiones y el progreso logrado por el gobierno actual”, informó al-Khafaji. “Es esencial proteger estos logros y crear un entorno seguro para los inversionistas”.
No obstante, al-Askari advirtió a los funcionarios de seguridad que no obstaculicen los esfuerzos por “eliminar” los intereses estadounidenses en Irak.
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Chehayeb reportó desde Beirut. Los periodistas de The Associated Press Qassim Abdul-Zahra, en Bagdad, y Matthew Lee, en Washington, contribuyeron a este despacho.
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