Dólar: dos economistas de la City sostienen que si cae la inflación, también cederá el crawling peg
Fernando Marengo y Ricardo Arriazu están hoy enfrentados con el resto de sus colegas. Su mirada sobre el programa económico del Gobierno y la evolución de la macroeconomía es opuesta a la mayoría. Destacan las anclas fiscal y cambiaria implementadas por el Gobierno y consideran que el dólar oficial podría avanzar más lento si cae aún más la inflación.
«El logro del programa económico fue que secó la plaza de pesos», destaca Marengo, economista jefe de BlackToro Global Investments, en diálogo con El Cronista.
-¿En qué se enfrentan al resto de las consultoras?
-Tenemos una visión distinta en la sustentabilidad del ajuste fiscal, en el tipo de cambio, en la tasa de interés real negativa, en el tema del atraso cambiario y el tema del crawling peg.
-¿Por qué?
-La Argentina tiene una historia marcada por la volatilidad de la tasa de crecimiento en los últimos 120 años. Esa volatilidad está asociada a crisis de balanza de pagos, que son consecuencia de un comportamiento irresponsable generalmente del fisco. Vivimos en una situación de déficit fiscal, lo cual genera necesidad de financiamiento. Esa necesidad de financiamiento, cuando se cubre emitiendo pesos, genera inflación. En los últimos 40 años, la Argentina es el sexto país con la mayor tasa de inflación en el mundo. Cuando nos financiamos emitiendo deuda, generamos crisis de deuda. La Argentina tiene el récord mundial con nueve reestructuraciones de deuda.
-¿Cómo evalúa el programa económico del Gobierno?
-Es un programa basado en dos anclas, el ancla fiscal y el ancla cambiaria, que es exactamente lo que necesita la Argentina. El ajuste fiscal que generó el Gobierno en el primer trimestre del año era insostenible e innecesario porque te llevaba a un superávit financiero anualizado de dos puntos de producto cuando el objetivo era tener equilibrio financiero. El ajuste que hiciste en el primer trimestre fue un sobreajuste. Es esperable que en el año termines con una situación de equilibrio financiero.
-¿Y con respecto al ancla cambiaria?
-La Argentina necesita estabilizar el tipo de cambio porque si el tipo de cambio se mueve, sube el precio de los bienes exportables, sube el precio de los bienes importados, también sube el precio de los servicios públicos porque dependen en parte de los precios internacionales, pero la particularidad es que sube el precio de los no transables. El peluquero quiere subir el precio del corte de pelo porque su unidad de cuenta es el dólar y no está dispuesto a resignar ingresos en términos de dólares. Eso te genera básicamente que cualquier programa antiinflacionario tiene que minimizar la depreciación del tipo de cambio y reducir enormemente la volatilidad.
-El mercado hace meses cree que hay que acelerar el crawling peg porque el tipo de cambio queda atrasado. ¿Ustedes qué opinan?
-Los que están diciendo hay que acelerar el crawling y hay que devaluar están ignorando la historia argentina. Devaluás y se te pasa a precios. La argumentación es «nos volvemos caros». La Argentina no se volvió caro. La Argentina es un país que tiene una estructura productiva cara. Si creemos que una devaluación genera competitividad, la Argentina debería ser el país más competitivo del mundo porque nadie devaluó como Argentina. Si la inflación sigue bajando y empieza a ir al ritmo del crawling del 2%, que anualizado es 27%, el crawling le empieza a poner un piso a la inflación. Si seguís con el ajuste fiscal, si seguís con la política monetaria que estás implementando actualmente, a fin de año en vez de devaluar, tal vez haya que reducir la tasa de crawling porque te está poniendo un piso a la tasa de inflación.
-En las últimas semanas hubo una suba de los dólares financieros y también del blue. ¿Qué perspectivas cambiarias tiene para junio?
-Creo que la depreciación de los financieros fue resultado de una política muy ambiciosa del Banco Central. En pos de eliminar los pasivos remunerados, avanzaron correctamente en la baja de tasa de interés, pero de manera demasiado acelerada. Lo que generó esa baja de tasa fue que la tasa implícita en dólares esperada bajó fuertemente. El inversor busca una tasa de retorno ajustada por riesgo, y percibe que el riesgo no bajó tanto como la tasa de interés. Por eso, hay gente que decidió dolarizar su portafolio. Es posible que estemos ahora en un nuevo equilibrio de las variables financieras, que sea un crawling al 2%, con la tasa de pases al 40%, y con los tipos de cambios financieros entre $ 1200 y $ 1300. No creo que el Banco Central tenga margen para seguir bajando la tasa.
-¿Cuáles son las condiciones ideales para levantar el cepo?
-Para levantarlo necesitas más reservas en el Banco Central para que tenga poder de fuego por si hay un cambio de expectativa y el mercado te demanda dólares.
-El Gobierno dice que tras el levantamiento del cepo viene la competencia de monedas. ¿Qué beneficios traería?
-Hablaría más de una economía bimonetaria que de competencia de monedas. Creo que el sinceramiento de la unidad de cuenta sería un paso adelante. Respecto a la competencia de monedas, la pregunta es cómo harían competir al peso y al dólar. Si la competencia es libre, daría la sensación de que, dado que los argentinos pensamos en dólares, existe el riesgo que el peso pierda por goleada. Lo que sería razonable para Argentina es pensar en una economía bimonetaria con un tipo de cambio de alguna forma regulado o mantenido por el Banco Central, como ocurre actualmente.
-¿No cree que justamente el plan sea llegar en algún momento a la muerte del peso?
-La dolarización sería el extremo de la competencia de monedas. Por ahí la competencia de monedas es que el peso pierda por goleada y desaparezca el peso. En ese ínterin, tenemos una hiperinflación porque los precios se miden en términos de pesos. Hay una forma más saludable de dolarizar: conseguir los dólares suficientes para comprar no solo los pasivos del Banco Central, sino también dolarizar las entidades financieras. La dolarización tiene tres pre-requisitos. Primero, el equilibrio fiscal. Segundo, la flexibilidad de precios a la baja, que quiere decir que cuando tengas un shock externo, puedas bajar básicamente los salarios en términos nominales. Y lo tercero es que necesitamos un prestamista de última instancia. Y el prestamista de última instancia en una economía dolarizada debería ser un acuerdo con la Reserva Federal. Si el país tiene superávit fiscal, tiene flexibilidad del precio a la baja y tiene a la Reserva Federal como prestamista de última instancia, el sistema cambiario pasa a ser anecdótico porque ahí ya resolviste todos los problemas de la Argentina.
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