A la producción de carne de cerdo no le dan los números
El sector porcino la está pasado mal. El margen del productor da negativo en medio de un contexto de caída generalizada del consumo y alza de los los costos.
Mientras crece el temor a un cierre masivo de granjas, la exportación tampoco tracciona por diversos factores. Se trata de un combo letal que se suma a un componente cultural, más allá de los esfuerzos de las entidades del sector para posicionar la carne de cerdo, un producto con mucho potencial.
Según admiten los productores, el precio del animal en pie cayó más de un 30% desde diciembre, en un contexto de mayor inflación desde la asunción de Javier Milei como presidente.
“Los criaderos más eficientes tienen un costo de $ 950 a $ 1.000 por kilo vivo de capón; y la mayoría, muy por arriba de eso. Y el precio de venta del cerdo en pie está en $ 900 a $ 950 el kilo. La verdad, es una situación muy difícil. Por otro lado, ese precio de venta, que es el más bajo de todas las carnes, no se refleja tanto en las carnicerías”, explicó el presidente de la Federación Porcina Argentina, Daniel Fenoglio.
Costos en dólares, ventas en pesos
El dirigente también apuntó a los costos en dólares que inciden en la ecuación. “Muchos de los costos del cerdo están dolarizados, y nosotros producimos en pesos. El desfasaje del tipo de cambio también perjudica. Desde diciembre, los insumos ‘explotaron’. Subieron muchísimo los medicamentos, los núcleos para alimento balanceado. La verdad, no se pueden bajar más los costos”, agregó.
Con el mismo tono de preocupación de Fenoglio, otros productores hablan de que producir está entre $ 1.100 y $ 1.200 el kilo, mientras que el precio de venta puede estar en $ 1.050 el kilo, es decir, no dan los números.
“Hay muchas granjas en peligro. Las más ineficientes están con riesgo hasta de cerrar”, advirtió el cordobés José Arrieta, presidente de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (Cappcor).
“Esto puede llevar a una concentración. Hay muchos productores que además son productores agrícolas y tienen espalda”, agregó.
Arrieta agregó un factor más a la ecuación negativa: los impuestos. “Pasaron el IVA del 10,5% al 21%, además pagamos insumos al 21% y energía al 27%. El IVA Compras es 17%, mientras que el IVA Ventas es 10,5%. Ahí solamente te sacan un 5%”, redondeó.
Estos inconvenientes pueden llevar a que haya retención de animales en algunas granjas, lo cual también es una complicación. “Cuando te suspende una jaula un frigorífico, la granja no lo puede soportar porque tus cerdos llegan a un peso superior a los 125 kilos y ya pierden valor de venta”, agregó.
Una de las razones por las que cae el precio es la fuerte caída en el consumo de embutidos y fiambres, en el orden del 30%. Pero no es la única causa. Desde el sector porcino, lamentan que solamente cortes como matambre, solomillo o carré tengan demanda. La pulpa, para hacer milanesas, por ejemplo, viene muy atrás.
“Para equilibrar, hay que darles valor a todos los cortes. Pero la pata o la paleta, que son el 50% del cerdo, no tienen demanda. Uno puede aumentar el precio de un corte en detrimento de otro, pero tampoco se puede remarcar tanto porque, si bien hay demanda, es hasta cierto punto. Debemos consignar que también ha caído el consumo de carne de vaca. Todo está quieto, la gente no tiene dinero”, apuntó Fenoglio.
“Pero entendemos que el carnicero debería aprovechar más la pata y la paleta. No tiene la costumbre de promoverlos y también está el consumidor, que no los elige por hábito alimenticio”, agregó.
Un tema cultural
Mientras que el consumo de carne vacuna es la más baja desde 1920 (actualmente está en 44 kilos por habitante por año), la de cerdo va en aumento. En dos décadas, pasó de menos de cinco kilos a algo más de 20 kilos por habitante por año.
El Plan Estratégico de la Federación Porcina Argentina es llegar a 2032 con un consumo de carne de cerdo de 26 kilos por habitante por año. “Creemos que es posible llegar porque el consumo de proteína animal está entre 115 kilos y 118 kilos por habitante por año. Hay que pelear ese espacio a través de un plan consolidado”, se esperanzó Arrieta.
Fenoglio, en tanto, se refirió a la competitividad que tiene la carne porcina en comparación con otras. “El otro día veía en una carnicería el kilo de pechuga de pollo a $ 6.500 el kilo, mientras que la pulpa de cerdo, para hacer milanesa, estaba en $ 4.200 el kilo. Y los cortes vacunos están muy por arriba del cerdo. La carne picada, la más barata, está en $ 4 mil el kilo”, sostuvo.
Otra de las críticas a las decisiones gubernamentales es que, en lugar de incentivar la producción vía baja de impuestos, retenciones o mejorando la financiación, en marzo pasado se habilitó la importación de bondiola de Brasil, algo que generó enojo en el sector y que encima no solucionó el tema de los precios ni el faltante.
“En estos primeros meses, entraron entre 900 y 1.000 toneladas. Pero entra solo un corte y te genera una demanda despareja. Y además es competencia desleal porque es congelada y en el súper te la venden como fresca”, señaló Arrieta.
Hay otro tema. En Brasil está habilitado el uso de ractopamina, un fármaco utilizado como aditivo alimenticio para promover el crecimiento de la masa muscular del cerdo. En Argentina no está autorizada. “Es un reclamo que venimos teniendo y para autorizarlo hay que lograr una serie de cuestiones, como un plan de trazabilidad. Lo cierto es que competir contra países que la usan te complica. También es un arma de doble filo porque algunos salen a decir, sin saber, que es un anabólico. Y la verdad es que no tiene riesgos para la salud”, apuntó Arrieta.
Exportación
Incrementar la exportación podría contribuir a encontrar una salida a la crisis que atraviesa el sector. Actualmente, hay más de 35 mercados abiertos, pero podrían ser más y con valores más convenientes que los actuales.
África es un destino que adquiere subproductos como patitas, manitos, cabeza, que en Argentina no se consumen. “A África se vende a un valor de U$S 600 la tonelada. Pero si pudiéramos exportar estos subproductos a China, duplicaríamos el valor: U$S 1.200 dólares”, señaló Fenoglio.
“La idea es abrir más mercados, pero no es tan fácil. Para vender en un mercado nuevo, primero tenés que tener un convenio sanitario entre ambos países. No es como si vendieras tornillos, que agarrás una valija y viajás a mostrar tu producto”, agregó.
Los destinos se encuentran en Asia, pero también en la región. Se abrieron mercados como Singapur y recientemente Uruguay, aprovechando las inundaciones de Brasil. El país oriental comprará por primera vez carne de cerdo (pulpa) enfriada y sin hueso de Argentina por un valor de U$S 2.500 la tonelada. El precio es interesante, aunque la limitante es que se habilitaron solo cuatro frigoríficos, entre ellos empresa cordobesa La Piamontesa.
Además, se está intentando vender cerdo a Filipinas y a Vietnam.
“Hay pocos frigoríficos para poder exportar. A China, por ejemplo, hay ocho o nueve habilitados. Además, no son frigoríficos exclusivos de exportación, pues solo dedican una pequeña parte para exportar, y eso hace que haya poco volumen”, sostuvo el titular de la Federación Porcina Argentina.
Números del cerdo en Argentina
Según el Mercado Digital Porcino de la Bolsa de Comercio de Rosario (Rosporc), entre enero y marzo de 2024, el consumo alcanzó las 177.000 toneladas, una pérdida del 4% con respecto al mismo período del año pasado. Este número también se ubicó por debajo en la comparativa con 2022 y 2023.
De esta manera, el consumo per capita retrocedió en casi un kilo por habitante y llegó a 15,2 kilos.
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