Rescatistas en Papúa Nueva Guinea llevan a sobrevivientes del deslave a terreno más seguro
MELBOURNE, Australia (AP) — Personal de emergencia en Papúa Nueva Guinea trasladaba el domingo a los sobrevivientes de un enorme alud de tierra, que se teme sepultó a decenas de personas, a terrenos más seguros mientras toneladas de terrenos inestables y disputas tribales, extendidos en las tierras altas del país, amenazaban las tareas de rescate.
Mientras tanto, el gobierno de la isla del Pacífico Sur estudiaba si necesitaba solicitar de forma oficial más asistencia internacional.
Los rescatistas habían perdido la esperanza de encontrar sobrevivientes bajo entre 6 y 8 metros (de 20 a 26 pies) de tierra y escombros después de que un deslave arrasara parte del poblado de Yambali, en la provincia de Enga, unas horas antes del amanecer del viernes, dijo Serhan Aktoprak, jefe de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Papúa Nueva Guinea.
Las autoridades locales dieron una estimación inicial de unos 100 muertos, pero otros temían que pudiera haber muchos más fallecidos.
“Las esperanzas de sacar a gente con vida de entre los escombros se han reducido”, dijo Aktroprak a The Associated Press. “La gente lo está asimilando, así que hay un duelo y luto considerable”, añadió.
Para el sábado por la noche apenas se habían sacado a mano cinco cuerpos, ya que el equipamiento pesado para desplazar tierras aún no había llegado a la población montañosa 600 kilómetros (370 millas) al noroeste de la capital, Port Moresby.
Las estimaciones de viviendas destruidas se elevaron de 60 el sábado a más de 100 el domingo.
El gobierno establecía centros de evacuación en terrenos más seguros a ambos lados de la enorme masa de escombros que cubría la zona, y que abarcaba una extensión del tamaño de tres a cuatro campos de fútbol, además de cortar la principal autopista de la provincia.
“Trabajar entre los escombros es muy peligroso y la tierra se sigue deslizando”, explicó Aktoprak.
Además de la autopista bloqueada, las caravanas que han llevado comida, agua y otros suministros esenciales desde el sábado al pueblo devastado, que está a 60 km (35 millas) de la capital provincial, Wabag, han enfrentado riesgos asociados a los combates tribales en el poblado de Tambitanis, en torno a la mitad de la ruta. Soldados de Papúa Nueva Guinea prestaban seguridad a las caravanas.
Ocho habitantes de la zona murieron el sábado en un altercado entre dos clanes rivales, en una antigua disputa no relacionada con el deslave. Unas 30 viviendas y cinco tiendas ardieron en los enfrentamientos, según las autoridades locales.
Aktoprak dijo que no esperaba que los combatientes atacaran los convoyes, pero señaló que delincuentes oportunistas podrían aprovechar la situación de caos para hacerlo.
La violencia en la zona ha cuestionado la estimación oficial de que casi 4.000 personas vivían en el pueblo cuando una ladera del monte Mungalo se vino abajo.
Justine McMahon, directora en el país de la agencia humanitaria CARE International, dijo que la cifra se basaba en un censo desactualizado y no tenía en cuenta los movimientos recientes de refugiados que huyen de la violencia tribal en la región.
“Las autoridades esperan que el número de bajas aumente”, dijo McMahon.
Las cifras de heridos y desaparecidos aún se estaban revisando el domingo. Siete personas, incluido un niño, habían recibido atención médica para el sábado, pero las autoridades dijeron no tener detalles sobre su estado.
Las instalaciones médicas de la población quedaron sepultadas junto con más de un centenar de casas, varios pequeños negocios, una casa de huéspedes, una escuela y una gasolinera, según las autoridades.
El ministro de Defensa del país, Billy Joseph, y el director del Centro Nacional de Desastres, Laso Mano, viajaban desde Port Moresby en helicóptero a Wabag el domingo para evaluar la situación de primera mano.
Aktoprak esperaba que el gobierno decidiera para el martes si solicitaba más ayuda internacional.
Estados Unidos y Australia, un país cercano a Papúa Nueva Guinea y su principal proveedor de ayuda internacional, eran algunos de los gobiernos que se habían ofrecido a asistir a los rescatistas.
Papúa Nueva Guinea es una nación diversa y en desarrollo con 800 idiomas y 10 millones de habitantes, en su mayoría campesinos de subsistencia.
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