Alta demanda de plomeros: por qué no alcanzan en Córdoba
“No es fácil conseguir un plomero. Tienen trabajos por turnos y a mis contactos les pasa lo mismo”, expone Claudia. Lo mismo manifiesta Sandra: “Es difícil conseguir que vengan a casa, y que además sean eficientes y de confianza”.
Estas expresiones se escuchan a menudo ante una tendencia cada vez más creciente de falta de sanitaristas o plomeros especializados. Tampoco hay muchos espacios de capacitación, y quienes realizan el trabajo lo aprendieron de sus familiares o de otros profesionales.
Lo cierto es que la demanda en Córdoba es alta.
Mientras, con el avance de la tecnología, la profesión no parece resultar atractiva para los más jóvenes y queda relegada para los adultos.
¿Desparecerá ese oficio con los años? Un estudio realizado por la constructora Amanco Wavin, registró que en Argentina casi no hay plomeros de entre 18 y 25 años. El 41% tiene entre 46 y 55, el 24,7% tiene entre 36 y 45, y el 13,4% va de 26 a 35 años.
Además, ese informe reflejó que el 98% de quienes realizan ese trabajo son hombres. Y prevé, a modo de cálculo, que dentro de 20 años no se encontrarán persona con esta profesión. En todo caso, juega con que habría influencers contando cómo se repara una canilla o se repara un caño de agua averiado.
Si bien la mayoría de las personas cree que el principal trabajo de un plomero es arreglar canillas, cambiar cueritos o destapar cañerías, la investigación demostró que no es así: lo más común son los trabajos de instalaciones de cañerías en viviendas o edificios nuevos, seguido por la renovación de cañerías, la reparación de pérdidas y fugas y, por último, las destapaciones.
Ante este panorama, los especialistas del sector de la construcción argumentaron que hay que fomentar la plomería como una salida laboral entre los más jóvenes, tanto para hombres como para mujeres.
¿Se está perdiendo el oficio?
Rubén Bustos es plomero en la zona de Sierras Chicas y relató a La Voz que la falta de profesionales es una realidad. Aclaró que actualmente trabaja con turnos planificados por la gran demanda que tiene.
“Los oficios como este, la carpintería y la herrería tradicional de forjado de hierro se están perdiendo”, aseguró.
Opinó que la pérdida de la profesión se debe a que no es atractiva para los jóvenes como una posibilidad laboral.
Sin embargo, apunta que es un oficio rentable del que se puede vivir bien y que, por lo dicho, demanda no falta.
Las inversiones en las herramientas básicas rondan los 3 millones de pesos.
“Requiere conocimientos básicos. Si la persona tiene el título de maestro mayor de obra y una base en plomería puede trabajar”, destacó Bustos.
Con 30 años en el oficio, Bustos enseña a generaciones más jóvenes para que la profesión no se pierda. Capacita informalmente a jóvenes de Río Ceballos y de la zona. “Me encanta enseñar”, expresó.
El oficio de plomero también se relaciona con el de gasista y electricidad, entre otros. Ese el caso de Augusto Reyes, quién además de ser gasista realizó el curso de sanitarista en la Escuela de Oficios de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y realiza ambas tareas en domicilios.
Afirmó que la mayoría de los estudiantes de esta profesión tienen entre 40 y 60 años. “Los jóvenes se dedican más a la tecnología y no a estos oficios”, destacó.
Reyes manifestó que su interés por este trabajo se la transmitió su padrastro. Y señaló que hay mucha demanda porque faltan profesionales, sobre todo en el interior.
Las mujeres también van formando parte de este oficio. Adriana Gigena es una de ellas. Comenzó hace seis años en la Capital y hoy dice tener mucho trabajo. “Llevo una agenda diaria, no doy abasto”, relató.
La mayoría de los clientes de Adriana son mujeres, por la confianza que transmite a ellas.
Además de plomería trabaja como gasista, electricista y pintora. Expresó que en su oficio es autodidacta: “No te enseña nadie y te tiene que gustar”.
“Este oficio se va perdiendo. Incluso en las escuelas técnicas, y otros espacios, no brindan una buena capacitación”, expuso.
Capacitaciones
La investigación nacional expuso que si bien el 60% de los plomeros admite realizar capacitaciones de forma frecuente el tema representa un desafío para la sociedad. Es que la plomería no tiene matrícula como si ocurre con los gasistas.
“La carencia de profesionales debidamente cualificados no solo afecta la disponibilidad de servicios de plomería confiables sino también resalta la necesidad de medidas proactivas en la promoción de la formación y la regulación efectiva”, destacó el estudio.
Uno de los centros de capacitación más importantes de Córdoba es la Escuela de Oficios de la UNC que ofrece, entre muchos otros, un curso de auxiliar de instalaciones sanitarias domiciliarias con cuatro meses de cursado
Agustín Sattler, a cargo de la Escuela de Oficios de la UNC, dijo que no es un curso específicamente de sanitarista sino que se refuerza con documentaciones técnicas (como lectura de planos y diseños de instalaciones).
“Es diferente el trabajo sobre la obra que se está por hacer y refaccionar, y los volúmenes de trabajo y la experticia también es diferente”, argumentó.
Asimismo, puntualizó que el rango de estudiantes que recibe la escuela de la UNC es de 30 años hacia arriba porque son quienes ya están trabajando en el sector de la construcción. Son personas que se capacitan –dice– para tener mayor posibilidad de trabajo.
Y aseguró que desde el 2019, año que abrieron la inscripción al curso, se recibieron 175 plomeros por esa vía.
“Hay una gran demanda, pero no hay personas capacitadas, además de un desconocimiento del mercado. Está saturado de albañiles pero faltan sanitaristas”, afirmó Sattler.
Además, quienes se reciben pueden ingresar a una agenda de oficios donde ofrecen su trabajo como plomero y también de otras especialidades.
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