La Voz del Interior @lavozcomar: Guerra de almohadas, fenómeno barrial

Guerra de almohadas, fenómeno barrial

Como se ha dicho en redes sociales, la disputa entre el argentino Javier Milei y el español Pedro Sánchez es una guerra de almohadas en un mundo con otros problemas, de verdad.

Vladimir Putin eligió a China como destino de su primer viaje al exterior luego de asumir otro mandato por seis años como presidente. De manera directa o indirecta, maneja Rusia desde el año 2000. En China lo recibieron con un agasajo imperial. El presidente Xi Jinping lo sentó a su diestra con más énfasis que en febrero de 2022, cuando China y Rusia declararon una asociación “sin límites”. Pocos días después, Putin entró a sangre y fuego en territorio de Ucrania. En aquel encuentro de Beijing fue donde comenzó el conflicto irresuelto más cruento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Los actores de entonces han vuelto a juntarse ahora para ratificar su alianza estratégica y mencionar sin pruritos que tienen planes militares en conjunto. Apuntaron sus críticas a Estados Unidos con más intensidad que en otras ocasiones: “Todavía piensa en términos de Guerra Fría y se guía por la lógica de la confrontación de bloques”, reza la declaración conjunta. Para quienes se escandalizan con la nueva terminología diplomática, cabe recordar que el presidente norteamericano Joe Biden tildó atinadamente a Xi Jinping de “dictador” y a Putin de “asesino”.

Biden competirá en noviembre contra su antecesor Donald Trump, de lengua más filosa pero bastante más concesivo en los hechos con el rol amenazante de Putin en Europa. China y Rusia toman posición temprano porque esperan que Estados Unidos regrese a un ciclo de aislamiento geopolítico que les fue favorable para su expansión comercial y territorial. Xi Jinping se paseó por Europa antes de su reunión con Putin.

Las elecciones para el Parlamento Europeo serán el 9 de junio. Podría suponerse que la fricción entre Javier Milei y Pedro Sánchez es un coletazo de esa campaña; que en su controversia se expresan dos miradas ideológicas distintas del alineamiento genérico que debería adoptar Occidente ante el desafío de las autocracias concertadas en Beijing. Pero conociendo a los actores del culebrón, cabe desconfiar de que sus motivos sean en realidad más pedestres y mezquinos. Para la aldea global en conflicto, un fenómeno barrial.

El socialista Pedro Sánchez es un gobernante que llegó al poder tras perder las elecciones. Cayó frente al candidato del Partido Popular. Como el sistema español es parlamentario, tejió una alianza con otras minorías para quedarse con el gobierno. No fue una alianza programática. Sánchez alcanzó el poder español mediante un pacto con minorías independentistas que promueven desmembrar el Estado español.

Así de audaz y riesgoso, ese pacto tuvo dos pruebas de fuego: una elección en Galicia, donde Sánchez perdió por paliza, y una en Cataluña, donde ganó, pero quedando en manos del independentismo. Las elecciones europeas no son para él un motivo de debate ideológico sino una amenaza latente: si pierde, su posición política será de una fragilidad extrema.

Para ganarlas, necesita atajar al Partido Popular y polarizar con la minoría más a la derecha de esta fuerza política. Esa minoría es Vox, liderada por Santiago Abascal, el amigo español de Javier Milei. La guerra con Milei le vino a Sánchez como anillo al dedo para su campaña local. Al mejor testimonio de esa conveniencia explícita lo dio su antiguo aliado, el populista amigo de Nicolás Maduro y Cristina Kirchner: Pablo Iglesias Turrión. Peleado con Sánchez, Iglesias declaró que las palabras de Milei contra Sánchez son cine para el premier español. Un deleite, en lenguaje madrileño.

Debilidades opuestas

A Milei, la polémica con Sánchez también le calzó como un guante. La opinión pública argentina no habla de otra cosa que del entrevero más pendenciero que diplomático con los gobernantes de España. Justo en la semana en la que Milei tuvo que enfrentarse con el fracaso de su convocatoria al “pacto de mayo”, porque la estrategia opositora fue más persistente y estiró los tiempos en el Congreso hasta escamotearle la sanción completa de la “ley bases”.

Javier Milei comparte con Sánchez algo que le conviene ocultar: una debilidad institucional de distinto origen, pero de resultado sistémico similar. Sánchez perdió en las urnas y tejió en el Parlamento. Milei ganó cómodo en las urnas pero no puede conseguir ninguna ley del Congreso. Cada cual, en su flanco débil, es un presidente minoritario.

Las opiniones más equilibradas en España están fustigando a Sánchez por abrir un conflicto diplomático por un interés electoral propio. Sostienen que los mismos que le dijeron a Milei “drogadicto y fascista” son los que ahora reclaman agresión de soberanía porque Milei aludió a la esposa investigada de Pedro Sánchez, a la que los socialistas piden preservar nívea, como Carmen durante Franco.

Es cierto que Milei invadió territorio para hacer campaña con Vox. También que Sánchez ayudó en la campaña de Sergio Massa arrimando su argumento elegante: el del “muro democrático” para frenar a Milei. No funcionó. Ahora Sánchez le está robando a Massa la idea que dio origen al fenómeno Milei: busca levantar a sus adversarios de Vox para debilitar al PP. En el Partido Popular español aseguran que esa alquimia no tendrá allá los mismos resultados que el agudo estratega Sergio Massa obtuvo aquí.

Eso sería, en todo caso, un problema para Pedro Sánchez. El de Milei es que Cristina Kirchner le volteó con bancas y paciencia la propuesta del “pacto de mayo”. Milei se contradice cuando sostiene que el kirchnerismo armó la batahola internacional con Sánchez, mientras al mismo tiempo sentencia que Cristina es un “pasado intrascendente”.

Entre las excusas que Milei puso para justificar su entredicho con Sánchez, también mencionó la presunta condición de asesor del Gobierno español del expresidente Alberto Fernández. Por cautela estratégica, no debería mencionar esa alternativa. Si esta guerra de almohadas escala, convendría en efecto enviar a Alberto Fernández como representante argentino a España. Una auténtica arma de destrucción masiva. Dios no permita que la sangre llegue al río.

https://www.lavoz.com.ar/politica/guerra-de-almohadas-fenomeno-barrial/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.lavoz.com.ar/politica/guerra-de-almohadas-fenomeno-barrial/

Deja una respuesta