Lo que falta en Medio Oriente
Paz. ¿Qué otra cosa podría ser?
Aunque no se avizore en el futuro cercano un escenario mejor que el presente, hay algunos datos objetivos (palabra difícil si las hay en todo lo que hace a este conflicto) que ameritan ser recordados, a fin de poder desentrañar algunas perspectivas que harían posible tiempos más benignos
El Plan de Partición de las Naciones Unidas aprobado en 1947, a través del cual se crearían dos estados en el territorio de lo que se llamaba hasta entonces el “Mandato Británico de Palestina”, no fue aceptado por el mundo árabe. Un día como hoy, 14 de mayo, en 1948, cuando se retiraban las fuerzas británicas y se declaraba la independencia del moderno Estado de Israel, los ejércitos de siete países árabes pretendieron eliminar del mapa al estado naciente que finalmente se alzó con la victoria.
Los territorios de Judea y de Samaria fueron anexados por Jordania, y Gaza por Egipto.
Vale decir que, entre 1948 y 1967, no hubo ocupación israelí, pero lamentablemente tampoco hubo declaración de independencia de ningún estado palestino, porque justamente otros estados árabes tomaron dichos territorios.
La guerra de 1967 cambió la ecuación y el Estado judío se quedó, a la fuerza, con Judea, con Samaria y con Gaza, amén de las colinas del Golán y de la Península del Sinaí de Egipto.
El anhelo de vivir con seguridad hizo que Israel devolviera, a cambio de paz, toda esa península, cuyo territorio triplicaba al del pequeño Estado hebreo.
Los israelíes firmaron la paz con Egipto, luego con Jordania, y más tarde con una decena de países árabes. En 2005 abandonaron unilateralmente Gaza buscando con ello un poco más de paz, pero el terrorismo fundamentalista convirtió a esa franja en una lanzadera diaria de misiles hacia poblaciones civiles israelíes. Judea y Samaria siguen en parte ocupados y los acuerdos de Oslo no han avanzado mucho allí.
El sangriento ataque de Hamas del 7 de octubre más los rehenes llevados a Gaza motivaron la inequívocamente buscada respuesta israelí, con el consecuente tristísimo aumento de las víctimas civiles palestinas, también rehenes del fanatismo.
La historia de la región demuestra que, a pesar de todo, la paz es posible y que nosotros, desde lejos, tenemos que afirmarla con nuestras acciones cotidianas de acercamiento y convivencia, aun a pesar de las divergencias que sostengamos. En esa senda estamos. ¡Shalom, Salam!
*Rabino, integrante del Comipaz
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