La Voz del Interior @lavozcomar: Mañana hay colegio

Mañana hay colegio

–¿Y, padres… decidieron?

–Sí, después de charlar mucho entre nosotros, ya decidimos: la ignorancia no es una opción.

–¿Y eso significa que…?

–Que ustedes son unos privilegiados. Que hay muchos chicos sin las mismas posibilidades porque no estudian, no leen, no se informan, ni siquiera escuchan a otros… ¿Qué terminan siendo? Ignorantes.

–Pa, no den tantas vueltas… ¿sí o no?

–Escuchen, queremos que entiendan que los ignorantes son ignorantes porque no saben que lo son. Ni que pueden ser manipulados fácilmente por quienes mienten o engañan.

–Ma, tenemos sueño.

–Déjennos seguir; es sencillo identificar a los ignorantes: son los primeros en querer hablar, siempre interrumpen y les encanta quedarse con la última palabra, ya sea sobre el clima, un partido el fútbol, el precio internacional de la soja o la guerra en Medio Oriente. Además, defienden lo poco que saben con tanto fervor que terminan despreciando todo lo que no conocen. Con ellos, no hay diálogo posible.

–Ma, nuestra pregunta era simple…

–Sí, pero estamos aprovechando esta oportunidad para mostrarles que ustedes tienen la suerte de no llegar a ser ignorantes. Las personas que lo son no escuchan, no se arriesgan a escuchar otras posturas; nunca salen de sus herméticas convicciones. Pasa el tiempo y el tamaño del mundo queda reducido al tamaño de sus ideas. Por eso les gusta generalizar; o sea, discriminar.

–Padres, es domingo… y es tarde.

–Hay ejemplos: a algunos les basta media hora cargando combustible en una estación de servicio de un pueblo para explicar cómo es el lugar, sus habitantes y lo parecido que es a otro sitio que conocieron. Otro ejemplo: cuando se toman selfies, siempre están ellos en el centro de la imagen; tapando esculturas, pinturas, edificios o reliquias arqueológicas de las que no tienen idea ni les interesa tenerla. Lo importante son ellos, con esa sonrisa pintada de quienes viven autoconvencidos.

–¿Falta mucho?

–No mucho; hay algo importante que no pueden olvidar: la ignorancia es la madre de todos los prejuicios.

–Es decir…

–Que un ignorante sólo se interesa por mitos, farsas, comentarios sueltos o fake news. Así, sentencian quién es bueno y quién es malo, sin réplica, y si en algún momento hacen una pausa, es para tomar aire, no para dar lugar a otros. De todo eso queremos ponerlos a salvo.

–¿Y no importa que estemos recontracansados?

–¡Por supuesto! Pero no cuenten con nosotros para crecer en la ignorancia. Los preferimos inquietos, preguntones, curiosos, investigadores, ¡lectores! Para los ignorantes, los libros son como lo es la kriptonita para Superman.

–¿Es una criptomoneda?

–Noo, kriptonita: una sustancia que le quitaba poderes al superhéroe famoso de nuestra infancia.

–No entendimos.

–Decimos que los libros son una amenaza para quienes conocen poco: podrían hacerles asomar a otros mundos, a otras ideas u otras opiniones que hagan tambalear sus seguridades. Aunque hemos visto a más de uno elogiar un libro sin haber leído ni la tapa, pero como escuchó que “es bueno”… Lo hace sólo por “fomo”, como dicen ustedes. Son capaces de discutir de política con un profesor por algo que vieron en TikTok, o con un músico por un reel de Instagram. Como piensan que la única manera de vivir es la suya, quien opina diferente es su enemigo. Lo dicho: la madre de todos los prejuicios.

–¿Entonces, queridos padres?

–Entonces, queridos hijos, está decidido: a explorar lo que aún no conocen. Mañana hay colegio.

* Médico

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