El libro Cuadernos de Vorónezh, poemas errantes
En sus múltiples y sádicas manifestaciones, la represión estalinista deparó algunos de los derroteros artísticos más trágicos del siglo pasado. (1891-1938) fue una víctima extraordinaria de ese acecho ideológico, por la afrenta directa que lanzó contra el líder del partido al caricaturizarlo en los versos de “El montañés del Kremlin” (1933) siendo uno de los máximos poetas de su patria.
Su vida no volvería a ser la misma luego del episodio, y su obra registró igualmente un corte drástico. Fruto de esa desconsolada segunda etapa de persecución y ostracismo son los Cuadernos de Vorónezh (1935-1937), que Mandelstam escribió refugiado con su esposa Nadiezhda en la ciudad del título poco antes de ser arrestado y enviado a un campo de trabajo en Vladivostok, donde murió.
Los tres “cuadernos” del volumen no son un artilugio formal sino el precario soporte escolar que podía permitirse Mandelstam en esos años de penuria. Sin embargo, como señala Fulvio Franchi en el prólogo a la edición que acaba de salir con traducción suya, los Cuadernos de Vorónezh fueron pensados como obra.
Si Mandelstam ya había tocado lo alto de la lírica rusa y universal con una brillantez de rayo, en estos poemas crepusculares y vertiginosos la fusión entre palabra, tierra y errancia alcanza cimas de un misticismo conmovedor, solo cercano a la asimismo malograda Marina Tsvetáieva.
El libro incluye la reveladora “Oda a Stalin”, donde Mandelstam prueba que incluso sumido en los abismos del remordimiento su genio destilaba una irreverencia a prueba de dictadores.
- Cuadernos de Vorónezh. Ósip Mandelstam. Blatt & Ríos. 132 páginas. $ 13.990.
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