No esperes demasiado del fin del mundo, un filme excelente para ver en el Hugo del Carril
Suena el despertador y Angela se levanta de inmediato. En la mesa de luz hay un par de libros. Uno de los títulos es una cifra: En búsqueda del tiempo perdido. Sale de la casa, se sube al auto, arranca y empieza la jornada. De un lado al otro de Bucarest, Angela tiene que hallar el candidato ideal para realizar una película institucional para una empresa austríaca.
Es un casting de heridos, gente que sufrió algún accidente de trabajo. La hipocresía de la empresa reside en que el bienestar de los trabajadores poco importa; el problema de fondo es otro: el costo de mantener a los accidentados.
El cinismo empresarial se explicita en el final, en esos 38 minutos incómodos en que dos planos fijos sostienen el lúcido epílogo, momento en el que la película se transforma en el rodaje del corto institucional. Estrategia formal extraordinaria, exposición de la lógica mercantil que parece ser la única forma de estar en el mundo.
No esperes demasiado del fin del mundo no ofrece concesiones. Los viajes de Angela de acá para allá permiten intuir que la ciudad de Bucarest es como cualquier otra metrópolis: la violencia social está contenida en la calle, la inequidad también. La protagonista viaja en auto, el jefe le pide horas extras, ella obedece.
Angela es un prototipo de enajenación, también un ejemplo de falsa evasión. Con una app deja de ser quien es para convertirse en Bobita, se filma a cada rato y publica en TikTok. Cuando lo hace luce como un hombre y maldice todo lo que se le pasa por la cabeza. Bobita es el Yo desinhibido de las multitudes que puede expresar toda su frustración en las redes sin medir las consecuencias de sus palabras.
En el inicio, Jude suma una estrategia notable. En quince ocasiones, el cineasta introduce fragmentos de una película emblemática de inicios de la década de 1980: Angela merge mai departe, de Lucian Bratu. En ese filme, la protagonista maneja un taxi.
Cada incursión sobre ese film añade una nueva historia (de amor) y asimismo una inesperada dimensión documental. Jude ralentiza en ocasiones la vieja película y al hacerlo se puede observar detenidamente qué pasaba en la calle. Los transeúntes de Bucarest miraban temerosamente a cámara. En el pasado, el clima social se definía por el temor; en el presente, a juzgar por la interacción de Angela con el mundo que la rodea, por la rabia.
Esa estrategia comparativa es esclarecedora. No solamente funciona como contraste de épocas; es también una forma de verificar las transformaciones de la ciudad. En ese sentido, Jude restituye una imagen del barrio Uranus, ahí donde hoy solamente se puede apreciar la gigante casa de gobierno que construyó Ceaușescu a expensas de erradicar todo un vecindario.
En una escena clave, en la que llega una mujer de la dirección de la empresa para supervisar el video, esta pregunta por el edificio y Angela responde contando algo de su historia. Plano siguiente, en una secuencia del filme de Bratu, Uranus luce como antes y en todo su esplendor.
Pocas películas son tan actuales, lúcidas e inconformistas como No esperes demasiado del fin del mundo. Pocas películas, además, trabajan tan exhaustivamente con sus materiales. Los carteles de la ciudad, las inscripciones en las tumbas, los libros y los cuadros, los pósters en los domicilios que visita Angela escriben sobre las imágenes.
Hasta los créditos del final son empleados para citar varios haikus que suministran un giro semántico más al conjunto. De la película se puede esperar muchísimo –incluso el duro pero bienvenido descentramiento de sus espectadores–, del mundo, quizás poco, del apocalipsis, menos.
Para ver “No esperes demasiado del fin del mundo”
Nu aștepta prea mult de la sfârșitul lumii (Rumania, Luxemburgo, Francia, Croacia/2023). Guion y dirección: Radu Jude. Elenco: Ilinca Manolache, Nina Hoss, Ovidiu Pîrșan, Dorina Lazăr, László Miske y Katia Pascariu. Fotografía: Marius Panduru. Distribuidora: Zeta Films. Duración: 163 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas. Cineclub Municipal Hugo del Carril.
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