El prestigioso centro de investigaciones de Córdoba que no tiene para pagar la luz
Un grupo de científicos realizaron este martes en la ciudad de Córdoba un abrazo solidario a su institución. Mediante una concentración, investigadores y becarios del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra expusieron la grave situación de desfinanciamiento que pone en riesgo este centro –en particular– y a buena parte de los proyectos científicos del país.
Desde hace 77 años, este centro realiza investigaciones en ciencias biomédicas.
Una de las primeras líneas de experimentación fue la neuroendocrinología y la hipertensión arterial. Luego se fueron ampliando las ramas para poder estudiar el comportamiento de las personas frente a distintas situaciones, como las adicciones. O indagar la micro o macroestructura del cerebro, entre otras cosas. Las investigaciones utilizan principalmente modelos animales o celulares.
Los investigadores que se concentraron denunciaron que la institución corre riesgo de cierre por falta de fondos. También expusieron una problemática que están atravesando la mayoría de los investigadores y becarios del país ante los ajustes presupuestarios nacionales.
El último que apague la luz
Uno de los principales problemas que atraviesa este centro es que faltan fondos hasta para el funcionamiento cotidiano. Estos recursos provienen, tanto de Conicet como de la Universidad Nacional de Córdoba. Como no se actualizó el presupuesto este año, no llegan los sufientes recursos para que pueda funcionar este centro. En una situación similar se encuentran otras instituciones que se dedican a investigación.
No es que se gaste en consumo de luz para iluminar un salón. El centro precisa infraestructura tecnológica que permite, por caso, conservar las muestras biológicas en freezers especiales, que funcionan a menos 80 grados, campanas de flujo laminar o equipos que mantienen el bioterio, el espacio donde se encuentran los animales que se utilizan para los modelos de investigación.
De tres partes unidas
La particularidad de este instituto es que posee una triple dependencia. Surgió de la mano de una asociación sin fines de lucro que la financiaba con ayuda de donaciones privadas. En 2007 firmó un convenio bipartito con el Conicet y, en 2012, con la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Como se ubica en un predio que es propiedad de una organización sin fines de lucro, el instituto pudo acceder al descuento del 20% en la tarifa de la energía, pero tuvo que reducir drásticamente el consumo. Al punto tal de desenchufar freezers y juntar muestras de distintos experimentos en un solo artefacto eléctrico.
“Aun reduciendo el consumo de luz, pasamos de pagar un millón y medio de pesos en diciembre a 4 millones y medio de este mes”, explicó a La Voz Carolina Touz, directora del Instituto.
“Nosotros tenemos un presupuesto anual de 12 millones de pesos para financiamiento. Ayer nos llegó una boleta de luz por 4 millones y medio de pesos. Y ya tuvimos que pagar otros 6 millones por el consumo de enero y febrero”, agregó.
También redujeron de seis a una las líneas telefónicas y apelaron a donaciones de familiares que están en el exterior para pagar el wiffi. No alcanzó.
“Sacando más o menos los cálculos, podríamos pagar el funcionamiento de cada instituto hasta julio y nada más”, sintetizó Touz.
Problema estructural
Aunque el instituto tiene características particulares que no permiten a acceder a ventajas de otros centros, comparte los mismos problemas de desfinanciamiento de la ciencia que se da a nivel nacional.
Como todavía no se aprobó el presupuesto nacional para este año, por ley queda vigente el del año pasado, con un pequeño reajuste. El Conicet no se queda al margen. Más del 90% de sus fondos suele destinarse siempre al pago de los salarios de los investigadores, que se actualizan por paritaria, quedando muy poco margen para invertir en otros gastos, como los de funcionamiento: energía eléctrica, la seguridad y la limpieza. Estos son pagados con fondos de la Universidad Nacional de Córdoba y Conicet que, por falta de presupuesto, no están llegando.
“Sin luz perdemos la cadena de frío. No podemos refrigerar muestras y echamos por la borda trabajos que nos demandaron años”, agregó Alfredo Lorenzo, investigador de Conicet, cuya principal línea de trabajo se centra en el Alzheimer.
Los investigadores agregaron que antes existía un plan de desarrollo que permitía a los científicos insertarse en la industria y otros sectores de la producción. Con estos retrocesos se perderán avances que demandaron años. Agregaron que la situación que afronta el Instituto Ferreyra puede replicarse en otros centros de investigación. “No hace falta que cierren los laboratorios. El problema es que los están ahogando”, expresaron.
Qué pasa con los nuevos becarios
Gabriel Cataldi, biólogo y becario doctoral, expresó: “Hay menos plata para experimentos y se redujeron el número de becas e ingresos de becarios”.
Para acceder a una beca doctoral o posdoctoral, los candidatos se deben presentar a un concurso, seguir requisitos y ser evaluados por una comisión que da su veredicto a los seis meses aproximadamente.
La doctora en biología Florencia Dadam informó que el año pasado se anunció que se otorgarían 1.300 becas. Ese número se redujo a 600 este año y la fecha de inicio se pospuso.
“Este año se demoró la convocatoria y se redujo más de la mitad el número de becas. Esto quiere decir que la mitad de los laboratorios no tendrá este año nuevos becarios, que son los que en general aportan la mayor cantidad de mano de obra en una investigación”, agregó la bióloga y estudiante de doctorado Guadalupe Gazal.
La fecha de inicio de nuevas becas de doctorado y posdoctorado también pasó para agosto, cuando en realidad suelen comenzar en abril.
Otro de los inconvenientes fue la demora en la designación de las máximas autoridades de la Agencia de Desarrollo I+D, otra fuente de financiamiento de fondos para concursos que permiten los experimentos. “Al posponerse esa designación, también quedaron desactualizados los valores de esas becas. Y recién este mes comenzaron a llegar las primeras partidas”.
Los investigadores se reunieron para exponer esta situación y pedir solución por parte de los tres financiadores. Mientras tanto, siguen apelando a las donaciones y al poder de la fuerza colectiva para evitar el cierre. Para no tener que despedirse con “el último que apague la luz”.
Larga trayectoria
El Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra de Córdoba cumplió 77 años el 29 de marzo. Se dedica a hacer investigaciones en ciencias biomédicas y cuenta con un equipo multidisciplinario: psicólogos, bioquímicos y biólogos, entre otros.
Algunas líneas de investigación estudian la conducta frente a distintas situaciones como consumo de alcohol y drogas.
Otras cómo se comporta el cerebro en condiciones normales, patológicas o frente al paso del tiempo. Cómo afectan trastornos o espectros como el autismo.
Existe además otro grupo de estudio de hipertensión arterial que indaga los factores ambientales y genéticos predisponentes. Otros realizan investigaciones en el área de la microbiología, como por ejemplo, el trasporte de metales pesados en bacterias.
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