En baja: fuerte desaceleración de los precios en los súper en marzo
Luego de las fuertes subas experimentadas en diciembre, en enero y en febrero, en marzo los precios en los supermercados registraron una marcada desaceleración, con un alza del 7%. Dicho incremento no deja de ser significativo, pero es la primera vez en cinco meses que el aumento es de sólo un dígito, desde el 8,6% de septiembre del año pasado.
De esta forma, el costo de la canasta para una familia tipo de clase media de cuatro integrantes, conformada por alimentos, bebidas, artículos de tocador y productos de limpieza, alcanzó en marzo los $ 416.965, unos $ 27 mil más que en febrero pasado, según el relevamiento de La Voz.
A pesar del freno en este mes, en lo que va del año el incremento acumulado de dicha canasta es realmente muy elevado: 51,7%. Y en los últimos 12 meses, 357%. En marzo de 2023, la misma compra demandaba menos de $ 100 mil (en rigor, $ 91.242).
Desde la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Córdoba (Casac) confirmaron la desaceleración de los precios en el mes que está terminando, aunque advirtieron por la importante caída en el nivel de ventas, lo que sin dudas ayuda a explicar el menor ritmo de aumentos.
“Los precios aumentaron por debajo del nivel en que venían haciéndolo, pero las ventas siguen muy retraídas, en torno al 7% interanual medidas en unidades”, dijo Víctor Palpacelli, presidente de la cámara que agrupa a las grandes superficies comerciales. “Y si en marzo no cayeron más, es porque la Semana Santa siempre ayuda a traccionar la demanda”, explicó.
Según Palpacelli, el consumidor es cada vez más prudente en sus compras. “Se rige principalmente por precio, y no por marca. Y trata de estirar sus ingresos al máximo, dejando de lado compras especiales en todos los rubros”, indicó.
No obstante, los supermercados confían en que, si la inflación sigue en una senda descendente, el consumo puede repuntar en los próximos meses. Aunque nada está asegurado.
Productos frescos
En marzo, el rubro que mostró las mayores alzas fue el de las frutas y las verduras, con un incremento del 12,6%. De hecho, sin considerar esta categoría, la canasta hubiera aumentado un punto menos.
Condiciones estacionales y climáticas hicieron que varias verduras mostraran alzas considerables. Por caso, el tomate subió casi 50%, debido a la baja oferta producto de la caída de producción en Mendoza. El kilo se vende en los súper por arriba de los $ 2 mil.
Las verduras de hoja también subieron mucho. La lechuga está en casi $ 5 mil el kilo, afectada por las intensas lluvias en las zonas de cosecha, y la acelga –tradicionalmente un producto económico– supera los $ 1.200.
Pero también aumentaron mucho algunas frutas, como la manzana y la naranja, con variaciones superiores al 30% o al 35% y precios por arriba de los $ 2.300 por kilo.
La papa, por suerte, bajó de precio (-17%) y se consigue por debajo de los $ 900 el kilo.
El otro rubro que más aumentó en marzo es el de los lácteos, con un ajuste del 12,1% en promedio. La leche entera en saché subió 12,6% para que el litro se comercializara en $ 1.300. En lo que va del año, la leche ya se encareció más del 60%, y a esta altura del año es muy difícil encontrar alguna marca por debajo de los $ 1.000.
Los quesos duros también subieron mucho. El queso rallado se disparó 23,3% en el mes, en tanto que las versiones blandas y semiblandas experimentaron alzas de entre el 5% y el 10%.
Por el lado de las carnes, los incrementos fueron menores, del orden del 4,4% en marzo. La fuerte caída en la demanda de los cortes más caros obligó a la mayoría de los súper e hipermercados a lanzar ofertas muy agresivas que neutralizaron las subas previstas para el mes.
Las pulpas casi que mantuvieron los mismos precios de febrero, mientras que la carne molida registró una suba importante, de más del 20%.
El pollo fresco subió levemente, en torno al 3%, para que el kilo se vendiera por debajo de los $ 2 mil, casi el mismo precio del mes anterior.
Almacén y limpieza
Donde más se notó el freno en los precios fue en los productos industrializados, tanto en las categorías de almacén como en los artículos de limpieza del hogar y de tocador.
Entre los alimentos secos y empaquetados, la suba promedio fue del 5,7%, pero con varios productos que bajaron de precio, algo que no se observaba desde hacía meses. Por caso, el azúcar bajó un 6,6% y las galletitas de agua, un 4%.
Salvo casos puntuales, en el resto de los artículos se observaron alzas si se quiere menores, de entre el 2% y el 5%. La excepción fueron los dos productos frescos de este rubro: el pan francés, que subió un11%, para que el kilo se fuera $ 1.700, y los huevos de color, que aumentaron 13%, para que la docena se ubicara en torno a los $ 2.700.
Entre los artículos de limpieza y aseo personal, los incrementos también fueron leves, del orden del 3,7% en promedio. Sólo el detergente concentrado marcó diferencias y aumentó casi 33%.
Alternativas económicas y dispersión de precios
Frente a la caída del poder adquisitivo, los consumidores están extremando sus estrategias de ahorro frente a las góndolas. Desde la compra de segundas y terceras marcas, pasando por la búsqueda de productos sustitutos, hasta la compra de menores cantidades de aquellos artículos que advierten como muy caros.
Víctor Palpacelli, titular de la Cámara de Supermercados y Autoservicios (Casac) dijo que se observa un cambio “profundo” en los hábitos de compra que, mes a mes, mientras los ingresos siguen por detrás de la inflación, se va consolidando.
Y dio varios ejemplos: “En fiambres, se vende cada vez menos jamón cocido, y se lo reemplaza por paleta. En verdulería se consume sólo lo que está en precio: si está barata la papa, la gente compra papa. Y cambia los menús en función de lo que consigue más económico. En carnes, cada vez es más difícil vender lomo o cuadril, y se compran carnes alternativas como pollo o cerdo. Lo mismo pasa con los lácteos”.
Frente a este escenario, las cadenas minoristas están apostando al lanzamiento de ofertas muy agresivas. Lejos de lo que pidió el ministro de Economía, Luis Caputo, las promociones del tipo 2×1 están a la orden del día en la mayoría de los súper e hipermercados.
También siguen vigentes los habituales descuentos del 20%, del 30% y hasta del 50% en la segunda unidad en muchos productos.
Todo eso lleva a que la dispersión de precios entre distintas superficies comerciales sea muy grande, con diferencias que llegan hasta el 70% entre productos de la misma marca y presentación.
Los responsables de los centros de compra aseguran que la gente apela cada vez más a la tarjeta de crédito para el pago de sus compras, lo que a mediano plazo supone un riesgo tanto para el consumidor, al acumular deuda mes a mes, como para el comercio, toda vez que los plásticos van agotando su crédito disponible.
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