La Voz del Interior @lavozcomar: La tercera guerra mundial y la primera global

La tercera guerra mundial y la primera global

Como dándole la razón a Séneca cuando afirmó que “el temor a la guerra puede ser peor que la guerra misma”, Europa parece avanzar hacia la guerra directa con Rusia.

La voz del presidente francés Emmanuel Macron al reclamar el envío de tropas occidentales a Ucrania, y la del primer ministro polaco Donald Tusk repitiendo como disco rayado que Vladimir Putin continuará su guerra expansionista atacando a otros países europeos, comienzan a sonar más fuerte que la de los mandatarios remisos a una conflagración directa. Cada vez hablan en voz más baja para no ser los “Chamberlain y Daladier” de este tiempo.

Aquellos gobernantes británico y francés creyeron que Adolf Hitler se conformaría con una porción de Checoslovaquia y le entregaron los Sudetes, pero el líder nazi no tardó en avanzar hacia Dánzig para arrebatárselo a Polonia y luego lanzarse sobre otros países centroeuropeos.

Por eso Europa comenzó a emitir señales de que está dispuesta a impedir que Rusia triunfe en Ucrania, donde, según Dmitri Medvedev (el número dos del Consejo de Seguridad Nacional), el plan de Moscú es la anexión de la totalidad del territorio y la disolución del Estado ucraniano.

La amenaza creciente

Bruselas sabe que, de volver Donald Trump a la Casa Blanca tras un triunfo ante Joe Biden en la elección presidencial de noviembre, Estados Unidos podría concretar un divorcio militar con Europa y situarse en una posición neutral respecto de Moscú, limitándose a la rivalidad económica fuerte con China.

En ese caso, Putin sentirá el camino allanado para nuevas conquistas. Primero, anexaría Transnitria, territorio moldavo con población rusófona a la que ya hizo votar en los últimos comicios presidenciales, y luego podría atacar Lituania desde Kaliningrado, enclave ruso sobre el mar Báltico.

Si bien la elección en Rusia no logró parecer creíble, de ella salió un Putin recargado que habla de “tercera guerra mundial”.

Ya hay oficiales de la Otan en Ucrania, y París prepara un envío de tropas francesas. Mientras Joseph Borrell propone descongelar los fondos retenidos a Rusia para financiar la lucha de los ucranianos, en la televisión francesa aparecen militares explicando que las tropas galas podrían desplegarse a lo largo del río Dniéper y en la frontera con Bielorrusia.

Altos mandos europeos calculan que el aparato militar de Ucrania podría desmoronarse antes de mitad de año, lo que permitiría a las fuerzas rusas avanzar hasta las fronteras occidentales del país invadido.

Eso es lo que Francia, Alemania, Polonia y Reino Unido parecen decididos a impedir.

Directo al conflicto

Si vuelve a recibir armamentos y municiones en gran escala, lo que se cortó hace muchos meses, a lo sumo Ucrania podría contener o dificultar el avance enemigo. Pero para derrotar al Ejército ruso, Europa debe entrar de manera directa en el conflicto. Y eso sería la Tercera Guerra Mundial, en el mismo continente que ya tuvo dos grandes guerras.

Las potencias de Occidente están desafiando las amenazas del Kremlin respecto de usar armas nucleares contra los países de la alianza atlántica. El mensaje occidental parece decir “ni un paso atrás”; si para detener a Putin tiene que estallar la tan temida tercera gran guerra, estallará.

Ese conflicto será una parte de la guerra global que también está incubándose. Ocurre que el orden mundial cruje por todas partes. Con la marina china hostigando barcos filipinos para expandir su área de soberanía marítima, y con Estados Unidos advirtiendo que respaldará a Manila en un conflicto armado con Beijing, se abre otro punto de altísima tensión en Asia, donde Taiwán empezó a adquirir armamentos de guerra para repeler una eventual invasión china y donde Kim Jong Un afirma que es inevitable que el Ejército norcoreano invada Corea del Sur.

Su justificación de la guerra que está anunciando es que Seúl y Washington preparan un ataque contra Corea del Norte, para que un Estado aliado de los norteamericanos, con bases estadounidenses en su territorio, llegue hasta las fronteras de China.

Desde las guerras de conquista que multiplicó Japón a finales del siglo XIX hasta mediados del 20, jamás hubo tanto peligro de múltiples conflictos que incendien Asia.

También en el corazón de África se va incubando una posible guerra entre los países que representan, dentro del continente negro, a los bloques de potencias que están pujando por el liderazgo mundial.

Con acierto, The Economist describe cómo China, Irán y Rusia van conformando un bloque homogéneo que se contrapondrá a las potencias de Occidente. Ese bloque antioccidental cuenta con Corea del Norte como una de sus amenazas nucleares, y procura gravitar sobre África y América latina.

El mundo está en el umbral de una nueva confrontación Este-Oeste, incluso más peligrosa que la del siglo 20, porque merodea el abismo de una guerra global.

* Periodista y politólogo

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