River campeón en Córdoba: crónica del 2-1 a Estudiantes en el Kempes
River tuvo una noche de ensueño en el estadio Mario Alberto Kempes. Porque a diferencia los últimos partidos del torneo: se sobrepuso a un parcial inicial flojo y a un gol del rival de movida para quedarse con la Supercopa tras ganarle a Estudiantes 2 a 1. Este equipo millonario, cuestionado por su falta de buen juego, estuvo a minutos de un ataque de nervios, pero fue el propio Estudiantes el que lo dejó crecer: al punto que el golazo de Rodrigo Aliendro, en tiempo de descuento, terminó siendo más que justo.
El Pincha pegó de movida para desencajar de arranque a River en la final de la Supercopa. Porque si algo necesita el equipo de La Plata para desarrollar su juego fue lo que sucedió a los dos minutos: centro de Cetré y la cabeza del cordobés ex-Instututo Javier Correa para el 1 a 0.
El Millonario se descontroló, perdió la línea de juego y empezó a equivocarse en jugadas simples, porque le costó juntar pases y cuando lo consiguió, entro en escena la figura del arquero Mansilla del León quien a los 18 tapó un disparo de Díaz y un minuto después uno de Borja.
El equipo de Domínguez se acomodó en cancha unos metros detrás del medio campo y dejó que la lateralización del Millonario se hiciera sin lastimarlo, y en cada contra, amenazó con romper del todo el partido definitivamente.
Borja se peleó con todos, incluido el juez Falcón Pérez y eso fue una síntesis de un River nervioso por la adversidad del resultado y en especial de su juego que fue flojo de principio a fin de la etapa.
Cambiar y ganar
En el segundo, Demichelis movió el banco y colocó a Simón por la banda, sacó a González Pirez y dejó una línea de tres para defender. Empezó a manejar la pelita y Estudiantes se replegó y apostó todo al aguante.
Pero no fue suficiente que los nervios del que estaba perdiendo afectaran algunos jugadores, porque se empezó a jugar sobre el área de Mansilla que con un par de atajadas tremendas impidió el empate.
River encontró en Barco la manija del equipo, en Solari el desborde y en cada ataque profundo la chance de igualar un partido que no merecía estar perdiendo. El de La Plata buscó con Cetré llegar con peligro, pero se diluyó en intentos aislados y sin peso.
Solari marcó el empate a los 34 tras rematar fuerte y que el balón se desviara. El 1 a 1 destrabó el arco del Pincha y sobre los 46 Aliendro la colgó del ángulo para que la locura se adueñara de quienes más habían sufrido. De aquellos que estaban enojados con el DT. Entonces la alegría que estaba instalada en un sector del estadio pasó al otro en un puñado de minutos.
River es el Supercampeón de la Argentina y merecido lo tiene, porque jugó un gran segundo tiempo, se sobrepuso a un rival duro que aguantó hasta donde pudo y por ello su gente se fue feliz.
La jerarquía del equipo de Núñez quedó plasmada en el gol del triunfo, pero en especial en el juego que desarrolló en el segundo tiempo cuando se llevó por delante a su adversario hasta romperlo.
Para el final quedó el delirio del DT Martín Demichelis… y todo River.
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