Daniel Passerini: En la paritaria con el Suoem no se va a discutir solamente sobre la inflación
El sábado, la gestión de Daniel Passerini en la ciudad de Córdoba ordenó la primera suba del boleto del transporte urbano. Una medida producto de la inflación pero también de la desigual distribución de los subsidios nacionales.
“Alimentamos nuestro sistema con las sobras del subsidio nacional”, se quejó Passerini, quien insistirá con el cambio de paradigma en la Nación. Además, adelantó en Voz y voto que la situación económica definirá la negociación con el Suoem. “La paritaria no es el único frente que tenemos”, avisó.
–¿Qué va a pasar en Córdoba a partir de este primer aumento? ¿Se actualizará mensualmente el precio del boleto?
–Hay incertidumbre de lo que va a pasar con los subsidios. En la semana próxima, hemos pedido una audiencia con Franco Mogetta, secretario de Transporte de la Nación. Días atrás, participamos de una reunión con ocho intendentes de seis provincias distintas, de ciudades importantes de la Argentina, como Rosario, Mar del Plata, Río Cuarto, Santa Fe capital, Paraná, Salta, Corrientes y Rafaela, y coincidimos en que la situación es muy difícil. Nosotros somos el municipio de la Argentina que más recursos pone como subsidio municipal al transporte para sostenerlo, para que funcione. Estamos hablando 1.500 millones de pesos por mes. Es muy injusto porque el 90% de la tarifa del boleto en el área metropolitana (Amba) está subsidiada por la Nación.
–¿Y en Córdoba?
–Es el 20%… no llega al 25%. A la tarifa, obviamente, hay que adecuarla. Estamos todavía muy por debajo del valor que calculan los empresarios del transporte, que es de más de 700 pesos. Corrientes va a poner una tarifa de 700 pesos. Esa es una decisión que en Córdoba no estamos dispuestos hoy a tomar porque no podemos cargar todo sobre la espalda de un usuario que está castigado por la economía. Desde el día que asumimos, llevamos 45 días, la inflación está haciendo estragos. Ya hubo una devaluación y estamos camino a una segunda, con una brecha que llega al 60% entre el dólar oficial y el blue. Son datos preocupantes porque impacta en la economía de la gente, y en cualquier ecuación fiscal.
–Además, el valor de la nafta es uno de los que más se incrementaron. Ya las familias tienen inconvenientes para la movilidad y si el colectivo se hace un bien cada vez más caro habrá un problema de movilidad generalizada.
–Así es. Pero además, en este escenario de dificultades, tenemos una adicional: Ersa, una de las tres empresas concesionarias del servicio viene con dificultades progresivas y cada vez más graves. Ya dejó algunas líneas que tomó la Tamse.
–¿Cuál es la situación hoy con Ersa?
–Nos manifestó la dificultad para seguir prestando el servicio. Nosotros, en el subsidio que ponemos para que el sistema funcione, tenemos que ayudar a las empresas con los últimos ajustes de combustible, que estaban desfasados con la tarifa. Por ejemplo: el último incremento (del boleto) fue el 25 de noviembre, cuando el gasoil estaba en 299 pesos. Hoy está a 999. Un 300% de incremento. Obviamente, no se puede trasladar eso al boleto. La situación del Amba sigue siendo el eje del problema, porque Nación es la que… y esa es otra paradoja de la Argentina, porque es la que dicta lo que tiene que valer la tarifa ahí. Bueno, Nación llamó a una audiencia pública para llevar la tarifa a 270 pesos (en Amba), que iba a hacer el acercamiento histórico más próximo a lo que pagamos el resto de los argentinos. Pero un intendente del conurbano presentó un amparo y se suspendió la audiencia pública. Esa audiencia determinaba también un camino por seguir, que era que a partir de esa adecuación todos los meses se iban a adecuar tarifas con la inflación del Indec. Con esas cuestiones vamos a tener que convivir y discutir. Los intendentes del resto de la Argentina, como yo digo y no despectivamente, alimentamos nuestro sistema con las sobras del subsidio nacional…. Porque el 85% se queda allá y lo que sobra se lo tiran al resto de las provincias.
–Más allá de esa situación, hay un cambio sustancial: Mogetta es un dirigente que conoce el problema de los subsidios y que ahora está en un cargo muy importante en la Nación. ¿Eso cambia la perspectiva de lo que puede pasar en la relación con Córdoba?
–Sin dudas mejora nuestras expectativas al tener una persona con la que podemos dialogar. Hablamos prácticamente dos o tres veces por semana, nos atiende, y de hecho ya hemos pedido la audiencia. Tuvo tanta repercusión esta reunión que hicimos que, cuando tomó estado público, varios intendentes del sur del país me llamaron para pedir sumarse a este reclamo, porque el sistema es inviable en el resto de la Argentina. El tema es que Mogetta no dispone de la lapicera para aumentar los subsidios. Y nosotros queremos saber de primera mano si los subsidios van a seguir… Lo que tenemos claro, a esta altura del año, es que van a seguir pero con el presupuesto del año anterior; es decir, no se van a incrementar. Bueno, si no se van a incrementar, nuestro primer objetivo es que se distribuyan de una manera equitativa y no 85/15 porque no lo podemos soportar más. Corriente va a llevar la tarifa 700, Salta en marzo la va a llevar a 490… Vamos a entrar en un escenario de inflación donde vamos a correr atrás del problema y donde los municipios no vamos a poder seguir sosteniendo con recursos propios ese bache.
Ingresos
–¿Cómo vienen los ingresos municipales? Y además, ¿qué pasa con el vencimiento importante e inminente de la deuda externa que tiene la ciudad?
–Enero arrancó por debajo del ritmo del año anterior en cuanto a la inflación, y se comenzó a recuperar un poco después del 10 de enero. Estamos un poco por arriba de la inflación, pero no en el nivel que teníamos en diciembre. Tenemos la expectativa de febrero para ver cómo viene, no solo por la recaudación, sino porque nos tenemos que sentar a discutir la paritaria con el Suoem. Ya adelantamos que no se va a discutir solamente sobre un parámetro, que es la inflación, sino que vamos a poner arriba de la mesa todos los temas. Uno de esos temas tiene que ver con la deuda de la Municipalidad. Ahí no nos podemos sentar con ningún otro intendente del país porque somos los únicos en la Argentina que tenemos deuda externa. Somos el único municipio, y lo digo con dolor, que va a tener que ir al Banco Central a pedir dólares para pagar una deuda. Y es una obligación que hay que cumplir. Se vence el acuerdo por el que se venía pagando los intereses, y hay que reestructurar ese acuerdo o reperfilarlo, como también se dice. El año arrancó con Entre Ríos anunciando que va a pagar capital. Nosotros, el 31 de marzo, tenemos que tomar la decisión, porque se vence ese compromiso. Ya estamos hablando con los grupos que son tenedores del bono que constituye la deuda. Estamos tomando todas las previsiones para afrontar el primer compromiso de capital más intereses, que suman 25 millones de dólares. Es el primero de los dos vencimientos en el año; el segundo es en septiembre y por el mismo monto. Eso le agrega a nuestro horizonte otra dificultad ineludible, que también tenemos que poner sobre la mesa… Porque el municipio está bien administrado y estamos haciendo un ordenamiento de las inversiones para que esto siga funcionando, pero no podemos atender solo un sector y que el resto quede desfinanciado.
–¿La perspectiva es continuar pagando intereses y renegociar ese capital de 150 millones de dólares?
–Así es. Vamos a renegociar 130 millones, porque vamos a hacer el pago de capital en marzo. Pero lo positivo, y lo digo porque es una fortaleza a la hora de negociar, es que la posición de Córdoba, tanto ciudad como provincia, ante sus acreedores es mejor que la que puede tener Argentina como país. Por eso tenemos una buena expectativa y queremos ser responsables a la hora de reestructurar y renegociar lo que queda de pagar.
Paritarias
–Caída de la recaudación, reestructuración de deuda y se viene la paritaria. ¿Va a haber una negociación que dejará de lado la inflación como venía siendo hasta ahora? ¿Cuál va a ser la posición de la Municipalidad?
–Nuestra posición va a ser absolutamente realista y responsable. Responsable en lo que tiene que ver con el manejo de las cuentas de la Municipalidad. La paritaria no es el único frente que tenemos. La Municipalidad hasta ahora viene cumpliendo. Por ejemplo, la paritaria está vencida; pero nosotros, en una decisión legítima y justa, le comunicamos (a los empleados) que a la liquidación de los sueldos de enero le correspondía cargar la inflación de noviembre, que fue 12,4%. Veníamos de un incremento de 8 puntos en diciembre, que había sido la inflación vencida de octubre. Así que hicimos la carga de los salarios de enero con ese 12,4%. Se lo hemos comunicado y no hubo inconvenientes.
–En febrero comienza la discusión…
–La primera semana de febrero. Más allá de todo lo que se dice, de lo que está pasando con la Provincia, me parece que todas las referencias sirven, pero el parámetro real que vamos a tener en febrero va a ser cómo viene el recaudación, cómo viene la actividad económica, qué pasó con el DNU y qué pasó con la “ley ómnibus”. Porque todo ese contexto va a determinar la actividad económica. Y acá hay tema fundamental: no hay discusión fiscal posible, o no hay objetivos fiscales posibles, si no hay actividad económica.
–En el presupuesto de este año ustedes se reservaron la posibilidad de ir subiendo los impuestos. ¿Es algo que van a ir haciendo mes a mes? ¿Cómo van a administrar esa actualización?
–Antes de que termine enero vamos a comunicar cuál va a ser la adecuación que haremos con las distintas tasas que tiene el municipio. Vamos a ir muy en línea con lo que planteó la Provincia, y aplicando mensualmente el Ripte, que es una potestad que nos da la ordenanza tarifaria anual y el presupuesto que se aprobó el año pasado en el Concejo Deliberante.
–¿Y también van a ver cómo evoluciona la recaudación?
–En todos los casos, lo más importante, y por eso estamos evaluando la decisión con mucha responsabilidad, es que lo que vino cayendo en los últimos meses fue la coparticipación. La Municipalidad no vive de la coparticipación y se maneja prácticamente con sus propios ingresos. La coparticipación incide en un 25% o un 30% de nuestros ingresos. Pero progresivamente se ha ido deteriorando. Tenemos una mejor expectativa a partir de que la Provincia ya lanzó la adecuación impositiva anual y seguramente la próxima coparticipación va a venir mejorada con respecto a la del año anterior. Estamos evaluando la primera adecuación (en la Municipalidad), para que también sea una ecuación posible y que la gente la pueda pagar. Estamos tratando de ser justos y equitativos. Primero, para que el municipio no pierda frente a la inflación, y que también el contribuyente tenga la posibilidad de pagar.
El gobierno de Milei
–El Gobierno nacional plantea una serie de reformas impresionante, bastante resistidas y bastante inentendibles para muchos por la magnitud y la cantidad de cambios propuestos. ¿Cuál es su lectura de este mes y medio inicial de Milei, y qué perspectivas ve para Córdoba?
–Por un lado, la preocupación de un Gobierno nacional que asume y se hace cargo de una situación desastrosa de la Argentina, esto es innegable. Pero además, un gobierno que en un mes y medio planteó una serie de acciones, con dos proyectos, un DNU y una “ley ómnibus”, para una reforma muy estructural de la Argentina. Y cuando uno empieza a ver, esas reformas tienen contradicciones y contraposiciones con los intereses que defendemos en nuestra provincia y en nuestras ciudades. Pretender lograr un equilibrio fiscal como única meta, vulnerando y diría casi lesionando la producción nacional, volviendo a discutir Ganancias… Es como que cada paso que se da frente a los obstáculos genera un obstáculo nuevo. Nuestro gobernador Martín Llaryora lo ha dicho públicamente, y nosotros lo compartimos: queremos ayudar a que el Gobierno no solo encuentre soluciones, sino que evite problemas. Pero vemos que el mecanismo que he elegido en esta “ley ómnibus”, con idas y vueltas… Este sábado deberíamos tener aprobada la ley, pero todavía nos sabemos si la semana que viene se va a tratar. Es un manejo legislativo muy incómodo. Veo una oposición con voluntad de colaborar. Y esa voluntad se manifiesta a la hora de firmar un dictamen; pero después ese dictamen, aparentemente, sufre cambios. Y lo que más me preocupa es que una primera devaluación para sincerar el valor del dólar lo llevó a 800 pesos, y hoy ya hay una brecha que nos estaría llevando a una segunda devaluación. Esto lesiona la actividad económica y genera incertidumbre. Por eso, ojalá el Gobierno encuentre los cauces para que se pueda arribar a un consenso mínimo y que las partes importantes de la ley que necesita Argentina, que tienen que ver con un paquete fiscal, se puedan consensuar. Discutir cuestiones sobre el Código Civil o el Penal son importantes, pero no urgentes. Lo urgente es el equilibrio fiscal y las soluciones para empezar a incentivar la producción y el trabajo.
–En la semana que pasó, el ministro Caputo amenazó a los gobernadores y eso abre un interrogante, sobre todo respecto a Llaryora, quien le ha tendido una mano al Gobierno nacional ¿Esta tensión puede hacer que la relación cambie? ¿Hasta cuándo puede durar esta buena relación de Córdoba?
–Tenemos una voluntad que no se va a modificar en cuanto a acompañar y ayudar para que Argentina encuentre un cauce; y que el cauce lo encuentre el gobierno que los argentinos eligieron. Lo preocupante es que la mayoría de los puntos de discordancia perjudican a Córdoba. Y eso no tiene que ver con una posición partidaria, porque bloques distintos al nuestro y representantes de toda la provincia de Córdoba coinciden en que no podemos aceptar lo que se quiere modificar de los biocombustibles, de las retenciones, de muchas cuestiones del sistema provisional y de la fórmula de los jubilados. El Gobierno nacional tiene una gran oportunidad porque tiene un consenso importante adelante que le va a dar herramientas para comenzar a trabajar y que va a mejorar el perfil fiscal. Pero no puede meter una reducción de cinco puntos del déficit así como sin nada, porque la gente no es una planilla de Excel. Y lo del ministro Caputo es una demostración de lo que no se debe hacer en medio de una negociación política.
–Porque además es un gobierno que depende necesariamente del consenso, porque no tiene los votos.
–Así es. Pero por ahí está ese discurso de que es un gobierno que “la gente eligió para que haga esto”. Y si uno se pone a ver hay contradicciones entre lo que se dijo en la campaña y lo que se plantea ahora. Esas contradicciones tienen que ver con cambios de contexto, con coyunturas. La cuestión de fondo es que la oposición, y no solo nosotros sino el resto de los bloques, estamos mostrando voluntad de darle las herramientas para que pueda avanzar. Pero se sigue desperdiciando esa oportunidad, se siguen perdiendo días. Y las señales no son buenas porque todos los días vemos que el dólar blue sube, que el riesgo país sube. Las cosas no están como para seguir perdiendo tiempo.
La situación social
–Los municipios son el primer lugar en registrar las situaciones sociales adversas. ¿Cómo están analizando en este momento en los barrios más vulnerables? ¿Cómo ven la crisis?
–La vemos con preocupación. Estamos ocupados en estar cerca de la gente, y alertas ante el incremento de las demandas, que se vienen manifestando desde el último trimestre del año pasado. Enero es un mes en el que todo está un poco más amortiguado porque hay menos gente en la calle. Pero la devaluación ha pegado muy fuerte y el aumento en los alimentos hizo crecer las necesidades de mucha gente. Tuvimos un contacto directo con muchos sectores de la ciudad en los primeros días del año por las dos grandes tormentas que atravesamos. Son barrios que conocemos desde hace tiempo. Allí la primera trinchera, de comedores y merenderos, con gente que realmente trabaja a favor de la gente, nos dice que hay un incremento importante de la demanda. Nosotros los estamos asistiendo. Pero sigue la incertidumbre de no saber cuál va a ser el rumbo económico, cuáles las medidas… No hay todavía definiciones con los subsidios del transporte, no hay definiciones con las políticas sociales. Estamos trabajando, dando respuestas. Y todavía no vemos que ese incremento de la demanda se manifieste en tensión social.
Seguridad
–Córdoba es el primer municipio que adhiere a la Ley de Seguridad provincial y que va a tener su guardia urbana. ¿Eso se mantiene para el 1°de marzo? ¿Se va a poner en marcha con cuánta gente y de dónde están buscando a esas personas?
–Fuimos la primera Municipalidad en adherir, ya tenemos nuestra ordenanza, y conformamos nuestra secretaría, que encabeza Claudio Vignetta. Ya tuvimos varias reuniones con el Ministro de Seguridad y luego con el jefe de Policía y con las direcciones de Policía. Estamos avanzando en la inversión para completar el equipamiento. Y teníamos vehículos que estaban trabajando en el Precón, el sistema de prevención y convivencia ciudadana. Un sistema que además de haber hecho una primera experiencia, nos ha dejado buena información de cómo se mueven, no tanto los delitos, sino lo que llaman “flagrancias”… Cómo se mueven en distintos lugares, porque no es lo mismo lo que pasa en San Vicente, en el Parque Sarmiento, en la Tejeda o en Alta Córdoba. Sobre esa base estamos diagramando un sistema de seguridad de proximidad. Nuestra policía municipal se va a llamar Guardia Urbana Municipal y el objetivo es llegar a una planta de 840 agentes. Ese es el número ideal. La idea es comenzar la primera etapa con no menos de 500 efectivos.
–¿Y esa gente ya está siendo seleccionada?
–Estamos trabajando en una base con gente que viene de la Policía. En la primera etapa se va a trabajar con policías ya formados. Hoy la Municipalidad tiene muchos que prestan servicios adicionales puertas adentro. Los queremos en la calle. También vamos a trabajar con cadetes de la escuela de Policía. Y trabajamos en un programa de formación de los cuadros que van a ser de la Guardia Urbana. Porque tendrán un rol distinto al de la Policía.
–En la seguridad de la ciudad, ¿qué continuaría en manos de la Policía y qué pasaría a manos de la Guardia Urbana?
–Vamos a trabajar sobre los “objetivos”, como le dicen los que saben de seguridad. Los “objetivos” de nuestra Guardia van a ser los espacios públicos: plazas, parques, paseos, escuelas. Se van a complementar con la Policía en una primera alerta en las grandes avenidas de la ciudad, que son los lugares donde menos recurrencia de delitos hay y donde hay más faltas. Porque nuestro personal no va a estar con armas de fuego. No podemos ponerlo en una zona roja, eso va a estar en manos de la Policía. Lo que vamos a hacer es complementar y asistir a la Policía en ese primer nivel de atención.
–O sea, unifica la función de los actuales inspectores municipales.
–En realidad, el sistema que tenemos hoy con los promotores de convivencia y con parte de los inspectores va a tener un salto de calidad porque estos efectivos van a usar armas no letales, pero van a tener más medios de movilidad. Nuestra idea es arrancar en marzo con más de 100 móviles. Queremos tener presencia en todo el territorio y articular con todos los sectores de la ciudad. Pretendemos que cada distrito, que va a tener la Guardia Urbana Municipal, en el primer mes ya tenga un diagnóstico. Que la Guardia conozca quiénes son los directores de las escuelas de ese lugar, cuántas estaciones de servicios hay, cuántos bancos, cuáles son los objetivos que hay que cuidar y que haga una evaluación de riesgo. Lo más importante es que la planificación de nuestras acciones va a ser coordinada por la Policía. Vamos a hacer una asistencia complementaria, pero vamos a trabajar en cercanía con la gente. Tenemos una buena expectativa en determinados objetivos: la noche, por ejemplo, que es un lugar que preocupa y mucho, y que es el escenario donde ocurren muchas faltas que facilitan delitos.
–¿Los más de 800 guardias urbanos van a pasar a ser planta permanente? ¿O serán contratados de la Municipalidad?
–Entendemos que tienen que seguir teniendo estado policial.
–¿Pero les va a pagar la Municipalidad?
–Sí, como pagamos los adicionales hoy.
La noche
–Durante muchos años existieron sospechas sobre el control que realiza el municipio sobre la noche. Además, ahora eso se junta con una causa judicial sobre los controles generales de los locales que debe hacer la Municipalidad y donde se descubrió una red de convivencias con Bomberos. ¿Cómo actuaron con eso y cómo están replanteando el sistema de controles?
–Con la mayor celeridad. Nos constituimos en querellantes. Y no solo nos pusimos a disposición de la fiscalía, sino que somos damnificados por esas malas acciones. Quienes hoy están investigados y padeciendo el peso de la ley lo están siendo, no por haber cometido faltas dentro de la Municipalidad, sino por su acción dentro de Bomberos. Desde ahí facilitaban, seguramente a instancias de lo que está investigando el fiscal, acciones delictivas.
–También hay inspectores municipales bajo sospecha.
–Sí, están bajo sospecha. Pero hasta el momento sigue la investigación y nosotros hemos puesto a disposición de la fiscalía toda la información. De hecho, el fiscal tiene la pantalla en tiempo real con los registros que carga la Municipalidad. Lo importante es que entendemos que la noche va a ser un escenario para demostrar que hace falta la Guardia Urbana porque muchos procedimientos requieren la presencia adicional de la Policía, y muchas veces hay falta de sincronización, y los procedimientos no se hacen. En lo que va de este año, hemos realizado muchísimas clausuras de eventos nocturnos. Hemos decomisado una cantidad importante de elementos que, en plata, significan mucho. Es a la gente que trabaja de manera legal a la tenemos que garantizar que funcione todo. Y la creación de un ente de control, como el que hemos planteado, es la alternativa para modernizar e innovar. Confío en que la semana próxima el Concejo, en extraordinarias, comience a tratarse la ordenanza y que tengamos la primera lectura y la audiencia pública para empezar a dar una respuesta a la sociedad. Y que también le demos un sentido metropolitano. Estamos hablando de un ente para seguridad, salud y emergencias médicas, que va a ser un primer escenario donde vamos a hacer cosas juntos.
–¿Qué sintió cuando se enteró de que la familia del narcotraficante Macías estaba radicada en Córdoba?
–Cuando me enteré, ya estaban rumbo a Ecuador. Por un lado, sentí mucha preocupación y por otro lado, mucho alivio porque vi como trabajó la Policía de Córdoba. Que yo, que soy un funcionario calificado, me haya enterado a través de los medios que (los ecuatorianos) ya estaban en Buenos Aires habla del nivel de profesionalización y de hermetismo con el que se manejó la investigación. Se han dicho muchas cosas, se opina mucho. Conozco un poco más que mucha gente porque trabajo asistiendo a víctimas del narcotráfico y a pacientes que consumen. Y hay gente que habla mucho y no conoce a fondo la cuestión, y decir que Córdoba es un lugar elegido por los narcos para venir es, cuanto menos, irresponsable. Yo no tengo esa información. Sí sé que los que se escapan de países como México, Ecuador o antes Colombia, eligen otros lugares del mundo, de la Argentina, o de Latinoamérica. En una época se decía que el conurbano bonaerense era el principal lugar.
–Tigre.
–Claro… Pero no me consta que eso esté pasando en Córdoba. Además, entiendo que la operación inmobiliaria (de la compra de la casa en un country) no se hizo en Córdoba, sino a través de una inmobiliaria de Buenos Aires. Por eso, más allá del afán de investigar que tienen algunos sectores de la comunicación, la información oficial en la que creo me dice que hoy no tenemos otra hipótesis de ese nivel Córdoba. Porque Córdoba hace muchos años decidió una política pública de combate al narcomenudeo a través de la creación de una fuerza policial, única en Argentina, y que ahora quiere copiar Santa Fe. Es una fuerza que no depende del poder político sino del Ministerio Público Fiscal. Hay que profundizar por ahí. Nosotros vamos a pedir, en los procedimientos nocturnos, que nos acompañe la Fuerza Policial Antinarcotráfico porque en los decomisos que hicimos hay mucho comentario de que había gente que vendía algo más que bebidas alcohólicas. No queremos ser indiferentes y queremos combatir el delito en todas sus formas y cuidar a la gente que quiere vivir bien en Córdoba.
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