Talleres empieza a escribir una nueva historia
Talleres despidió su pretemporada ante Boca Juniors. Más allá del resultado y de su actuación, siempre será desafiante enfrentarlo. Los xeneizes son una buena medida para medir el largo de los zapatos, la energía de los músculos, el nivel de inspiración y el alcance de la esperanza.
Ya visto el espectáculo con las dos hinchadas, y con un estadio Mario Kempes muy festejado en su interior, a Talleres le llega la hora de la verdad, como a todos, esta vez recargada por sus propios méritos, que lo exigirán más que otras veces. Esta vez tendrá abundancia de cruces en el calendario, algunas muy cerquita una de otras, que seguramente obligarán a mostrar el largo plantel que ha conformado. Llegaron cuatro refuerzos y volvió Federico Girotti. Alex Vigo, Juan Camilo Portilla, Rubén Botta y Ramiro Ruiz Rodríguez tratarán de renovar una imagen que en el principio de la temporada anterior lucía prístina y avasallante, y que sobre el final se mostró opaca y confundida. Se espera la llegada de algunos futbolistas más, para que, si se puede, el golpe en la mesa suene fuerte y convincente.
Por lo pronto, logró un gran objetivo. No es poco para cualquier club jugar todo lo que le puede ofrecer el fútbol en el máximo nivel de competencia. Se le encimarán, le provocarán barullo, pero también mucho orgullo, jugar la Liga Profesional, la Copa de la Liga, la Copa Argentina y la Copa Libertadores de América, esta última bien desde adentro, clasificado en la fase de grupos junto a los mejores de este continente.
Un gran interrogante, más allá de lo que mostró anoche ante Boca, será cómo su flamante director técnico, Walter Ribonetto, distribuirá a los jugadores en la cancha y cuál será la actitud colectiva para afrontar lo que se avecina. ¿Talleres seguirá jugando tal como lo hacía cuando lo dirigía Javier Gandolfi? ¿Será un equipo con una fuerte tendencia a buscar el arco adversario? ¿Será más cuidadoso en sus maneras y especulará un poco más con los vaivenes que le depare cada partido y también con el resultado? ¿O adecuará la táctica y la estrategia según el rival de turno?
Menuda tarea la del nuevo entrenador. Un déficit demasiado repetido con Gandolfi fue la falta de equilibrio en sus líneas, lo que le permitía atacar con muchos hombres y hasta con fiereza, produciendo muchas situaciones de peligro y llegando con asiduidad al gol, y al mismo tiempo descuidar sus labores defensivas, lo que lo llevaba a depender muchas veces de la capacidad de Guido Herrera para evitar el peligro. Por eso su arquero fue figura aun en encuentros ganados. Los albiazules perdieron muchos puntos, en particular de local, en una tendencia que, aunque maquillada, nunca pudo revertir.
Con la llegada de otros dos o tres jugadores y una columna vertebral bien nítida (Herrera, Matías Catalán, Rodrigo Villagra, si es que sigue en el club, y Ramón Sosa), y si tiene la suerte de que los refuerzos hagan un buen aporte, el potencial de Talleres bien puede vislumbrarse superior al de la anterior temporada, aun con la ausencia de Rodrigo Garro, un hombre que fue importante.
El tiempo deslizará suavemente las hojas de papel como lo hará con todos los equipos. Será suya la virtud de los de barrio Jardín de no ceder el lápiz y esquivar la mejor historia ante el tironeo lógico de sus adversarios. Si consigue utilizarlo convencido y desafiante, sin soberbia, pero con la convicción de un ganador, ¿por qué no pensar que sus objetivos puedan ser alcanzados? Por el momento, el libro recién se empieza a escribir…
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