El Cronista @cronistacom: El regreso de las cuasimonedas: efecto en inflación, devaluación, las diferencias con el 2001 y por qué puede haber más

El regreso de las cuasimonedas: efecto en inflación, devaluación, las diferencias con el 2001 y por qué puede haber más

En enero de 2002, los hits del verano fueron Torero y las cuasimonedas. La canción de Chayanne todavía suena en fiestas. Las monedas provinciales se tomaron un respiro de 22 años, pero ahora volvieron a escena. 

La Rioja ya envió un proyecto de ley para tener su «Chacho» y otras provincias podrían replicarla. Pero la crisis que da contexto al cóver de aquel viejo tema es muy distinta a la que significó el estallido de la convertibilidad, según especialistas.

La era de las cuasimonedas comenzó a mediados de 2001 y tuvo a la provincia de Buenos Aires como bandera. 

El nacimiento del patacón

El entonces gobernador Carlos Ruckauf decidió emitir el patacón para suplir la falta de recursos propios, como eco lejano del desfinanciamiento que provocó, en perjuicio de la provincia, el régimen de coparticipación de los noventa, el ajuste en los recursos que enviaba Nación y la provincialización de servicios de salud y educación, entre otros.

Así lo recordó la investigadora María Julieta Maeso en un paper de reciente publicación. Fue, planteó, una «herramienta» de la provincia para «sortear la crisis» que, políticamente, le dio «soberanía» al gobernador.

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En aquel entonces, la provincia más importante del país, en términos de Producto y población, se puso al frente de la emisión de cuasimonedas. Lo hizo con ciertas restricciones, como si fuera un Banco Central. En un principio, la emisión de patacones, que se usó para pagar una proporción de los salarios públicos, no superaría la nómina salarial de un mes. No hubo «maquinita» indiscriminada.

El «1 a 1» de las cuasimonedas

Ante la iliquidez y la decisión de los estados provinciales y el nacional de tomar a valor nominal a las cuasimonedas (que, además, rendían un interés) para el pago de impuestos, estos bonos circularon «1 a 1» en los comercios desde los meses más críticos de fines de 2001, en los que la convertibilidad impedía que el Banco Central emitiera más pesos sin su respaldo en dólares. 

Llegó a haber 17 cuasimonedas en circulación: los Lecop nacionales (una respuesta de Nación ante la necesidad de recursos, porque el BCRA no podía emitir), 14 bonos provinciales y dos municipales.

Carlos Ruckauf, gobernador de Buenos Aires en tiempos del patacón.

Pero, como advierte el economista del Ieral Jorge Vasconcelos, «el contexto es bien diferente» en la actualidad. «Hay que recordar que las cuasimonedas estuvieron asociadas a un escenario deflacionario y de marcada iliquidez. Lo opuesto a la situación actual», afirmó.

En esta situación, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, envió el proyecto de ley a la legislatura provincial para emitir su bono provincial. Ieral advirtió que tendría «consecuencias significativas». 

Las consecuencias de la cuasimoneda de La Rioja

Primero, «los agentes económicos buscarán desprenderse antes de esos papeles que de otras monedas» y el valor se depreciará. Así, «la población sufrirá un golpe inflacionario adicional al impuesto por la propia dinámica devaluatoria del peso». 

Las empresas radicadas en la provincia verán que los impuestos nacionales se les harán más caros, al devaluarse la moneda local. Eso afectará su rentabilidad.

El Gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela

Provincias con las cuentas deterioradas

Si bien es prematuro hablar de una generalización de las cuasimonedas, Nadin Argañaraz, especialista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) advirtió que las finanzas provinciales se deteriorarán por el triple impacto de la caída de la recaudación nacional y de la coparticipación de los recursos, el ajuste prometido en las transferencias no automáticas y la esperada merma en la recaudación provincial por la menor actividad.

Argañaraz puso el foco en la caída de la masa coparticipable, que será más profunda que la recesión. Estos recursos sentirán el impacto de la eliminación de Ganancias a la cuarta categoría -si no se revierte- y de los anticipos que cobró AFIP el año pasado en concepto de IVA. 

«La coparticipación caería en 1 punto del PBI», estimó. A eso se sumará el recorte en las transferencias no automáticas, que calculó en otro 1 punto del Producto.

«Habrá que ver cómo se acomodan las provincias y cuál termina siendo el financiamiento. Una cosa es que se apruebe la reversión de Ganancias, que equivale a medio punto del PBI, y otra que no. Después hay que ver si reducen el gasto en la misma proporción que caen los ingresos. Si no lo hacen, puede haber complicaciones económicas y hasta financieras, y ahí aparece la cuasimoneda como alternativa», afirmó.

Los escenarios de coparticipación no son nada auspiciosos. Según Vasconcelos, el reparto de los recursos automáticos cayó 19% real en diciembre. Enero «apunta a una merma de 5%». Por eso, afirmó, «parece conveniente que el gobierno nacional haga un acuerdo con las provincias para restituir Ganancias y que estas contribuyan a aprobar las otras medidas fiscales que le den mayor solidez al programa económico».

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