Democracia, derechos y libertad
Dada la importancia que se otorga a la democracia, actualmente nadie quiere aparecer como antidemocrático. Así, se usan distintos adjetivos para acompañar al término “democracia”: liberal, socialcristiana, progresista, popular, económica, etcétera.
La democracia ha sido considerada, en política, como la forma de gobierno esencialmente popular. Se dice que es el gobierno del pueblo. Sin embargo, es mucho más que una forma de gobierno: es una manera de ser y de vivir el Estado, un estilo de vida diario que respeta los derechos del pueblo y de la persona humana, asegurando especialmente la libertad y la dignidad del hombre.
En la democracia, siempre está presente una imagen de la persona, de su ser y de su existir, de su vida y de su destino. En consecuencia, limita el poder estatal y atribuye valor a la persona y a sus derechos.
En toda democracia hay derechos y obligaciones. A todo derecho, corresponde una obligación. Los derechos enumerados en nuestra Constitución Nacional en su artículo 14 no son absolutos, ya que hay un párrafo que expresa: “Conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio”.
Todo esto está basado en una regla básica de estricto sentido común: “El derecho de uno termina donde comienza el derecho del otro”.
Por todo lo expuesto precedentemente, puedo afirmar con absoluta certeza de que el derecho de huelga consagrado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional no se encuentra cercenado de ninguna manera cuando se prohíbe cortar calles o impedir la libre circulación de cualquier persona que quiera transitar por toda arteria pública de nuestro país.
Además, es una forma de garantizar lo expresado en una parte de nuestro Preámbulo, donde dice: “Y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”.
Quienes quieran protestar deberán hacerlo en lugares especialmente habilitados para expresarse libremente, entendiendo que la libertad no es libertinaje, ya que no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en hacer lo que la ley permite. Si así no se hiciere, se sembraría el caos y, por lo tanto, sería algo antidemocrático.
La democracia es de todos, y la Constitución y las leyes que en su consecuencia se dictan están para ser cumplidas y no para violarlas.
Si los sindicalistas quieren protestar y hacer valer sus reclamos, están en todo su derecho, pero sin atropellar los derechos del ciudadano común, ya que este no tiene ninguna facultad de resolverles su problema, sino el gobierno de turno. Y para visibilizarlo no es necesario cortar calles o realizar piquetes perjudicando a la gente, salvo que esta sea la intención para sembrar el caos, la intolerancia, la falta de respeto al prójimo, con actitudes antidemocráticas.
Por todo esto, es muy importante la labor del Poder Judicial, interviniendo en forma urgente y eficaz en todo acto ilícito, para hacer cumplir la ley. Todos somos iguales ante la ley, que está hecha para ser cumplida. No hay excepciones.
En definitiva y, en síntesis, hagamos nuestro uno de los párrafos más memorables del discurso de asunción de John Fitzgerald Kennedy como presidente de los Estados Unidos, el 15 de enero de 1961: “No te preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”.
* Abogado; exjuez de Paz de Villa Allende
https://www.lavoz.com.ar/opinion/democracia-derechos-y-libertad/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/opinion/democracia-derechos-y-libertad/