La Nueva @lanuevaweb: El Gobierno planea emitir billetes de $ 20.000 y $ 50.000

El Gobierno planea emitir billetes de $ 20.000 y $ 50.000

economía y campo.

Si bien todavía no dio los primeros pasos formales, la nueva conducción del Banco Central ya tiene en carpeta la emisión de nuevos billetes de denominación sensiblemente mayor a los actuales, cuyo poder adquisitivo queda cada vez más bajo por culpa de la inflación y de la inexplicable decisión de la gestión anterior de no actualizar sus valores.

“El tema no se pudo tratar todavía en el Directorio porque hasta ahora todos los temas fueron los de mayor urgencia. Por eso no hay precisiones, ni se sabe cuáles serán las nuevas denominaciones, pero el tema se analizará en las próximas semanas”, explicó una fuente del BCRA, en medio de una urgencia indisimulable: el billete de mayor denominación vale algo más de 2 dólares y la Argentina enfrenta un inédito salto inflacionario para los próximos meses.

De hecho, el plan de imprimir billetes de 100, 200 y 500 pesos con imágenes de próceres, para reemplazar a los animales, fue desactivado por razones obvias. Solamente el de $1.000, con la imagen de San Martín, llegó a la calle para coexistir con el del hornero; el resto no se producirá.

¿De qué valores se habla?

Quienes conocen de cerca el manejo de los billetes aseguran que $20.000 y $50.000 es la denominación indicada. Si se opta por valores de $5.000 o $10.000, considerando el tiempo de producción, cuando salgan a la calle el cambio casi no va a notarse. Aún cuando suene excesivo, un billete máximo de $50.000 es lo más razonable según los expertos. Hoy equivale a 50 dólares.

Queda abierto un punto: la diferencia que existiría entre $2.000 y su inmediato de $20.000 probablemente se cubra más adelante con papeles de $5.000 o $10.000, aunque todos estos cálculos que hoy se hacen en el Central dependerán de como evolucione la inflación.

El tiempo en que llegarían a la calle es el punto más complejo. En el BCRA afirman que el proceso no se inició. Y el tiempo habitual para que un billete nuevo llegue a la calle va a de 6 a 9 meses, incluyendo desde el diseño, los pasos legales, la producción y la distribución.

 

La urgencia por un nuevo billete es indisimulable: el de mayor denominación vale apenas algo más de 2 dólares y la Argentina enfrenta un inédito salto inflacionario para los próximos meses.

 

“Si sale todo muy bien, podría llegar para junio, cuando se pagan los aguinaldos y la demanda de dinero es más fuerte”, explican en una tesorería de un banco líder. Antes, imposible. El otro pico estacional en el que los bancos necesitan más billetes es el actual, diciembre, por el pago de aguinaldos, bonos y el giro comercial de las fiestas, pero se asegura que no hubo problemas de provisión. Sí hay problemas para el público y las empresas, que se quejan en forma constante por tener un billete máximo con un poder de compra tan bajo.

En los próximos meses, los encargados de la provisión de efectivo esperan dos acciones contrapuestas. Por un lado, la inflación creciente exigirá una mayor cantidad de billetes en la calle; pero a la vez, se espera que esa inflación genere un parate económico, lo que siempre reduce los pedidos de efectivo que los bancos suelen hacer al BCRA. Sí esos dos fenómenos se compensan entre sí, explican, podría atravesarse sin problemas el tiempo que llevará producir los nuevos billetes.

 

¿Quién los hace?

Encargarlos al exterior podría acelerar los tiempos en relación a lo que puede tardar la Casa de la Moneda y es lo que vino ocurriendo con la producción en forma reciente: este año se encargaron billetes de $1.000 a Francia y Malta.

La Casa de la Moneda, por otra parte, ni siquiera tiene presidente. Su último titular, Angel Elettore, presentó su renuncia el 7 de diciembre, la cual fue aceptada de inmediato por Alberto Fernández. El organismo está en manos de las dos integrantes que completan su directorio y, según indica la ley, una representa al BCRA, Cristina Tchintian, y otra representa al ministerio de Defensa, Marina Pecar. Ambas fueron designadas oportunamente por Miguel Pesce y Jorge Taiana, respectivamente.

De esa forma, la Casa de la Moneda está conducida por dos directoras designadas por el gobierno anterior. La nueva administración no dio señales acerca de quiénes serán sus nuevas autoridades. Y como en todo organismo público, el clima que se respira por estos días no es el mejor: la intención oficial de recortar gastos y transformar las Sociedades del Estado en sociedades anónimas, no pasan inadvertidas.

Toda la producción de Casa de la Moneda está volcada a los papeles de 1.000 y 2.000 pesos, y a la mayor velocidad posible. Los billetes de menor denominación, pensados con mayor interés en reemplazar por próceres a los animales elegidos durante el macrismo que en facilitar el uso del efectivo para los actores económicos, ya no serán producidos. (con información de Infobae)

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