Fitosanitarios: advierten que es el peor momento para que haya desabastecimiento
Días atrás, la advertencia se hizo en Córdoba. La Bolsa de Cereales de la provincia advirtió que “Argentina importa un 70% de los fertilizantes que utiliza para su producción agropecuaria; sin embargo, por la falta de aprobación desde el Sistema de Importaciones de la República Argentina (Sira), la importación de fertilizantes como la urea y de herbicidas como el glifosato se encuentra limitada, con la particularidad de que el precio de las ventas internas que se logran concretar no se fijaría sino hasta el año que viene”.
Desde la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), la entidad que reúne a las empresas fabricantes y distribuidores de fitosanitarios (de síntesis química y de insumos biológicos), su director ejecutivo, Federico Landgraf, confirmó la alerta de la entidad bursátil
“Las restricciones en materia de importación vienen condicionadas por dos ejes. Uno es el de las restricciones dadas por las trabas en los instrumentos Sira que no salen; y el otro está en función de los pagos, que también encuentran inconvenientes para concretarse. Esto hace que las complicaciones sean diversas y que las empresas con distribuidores en el exterior empiezan a ver cada vez más complicado proveer a la Argentina porque no están recibiendo pagos, ya que no pueden acceder al Mercado Único y Libre de Cambios”, aseguró el ejecutivo a Agrovoz.
La mayoría de las empresas nucleadas en Casafe tienen plantas locales de producción y participan de la cámara para asegurarse cumplir con todos los requerimientos de seguridad que se requieren en nuestro país.
Se trata de condiciones que son certificadas por la cámara que, entre otros objetivos, busca un camino constante hacia la sustentabilidad. Bajo su órbita están los productores de herbicidas, fungicidas, insecticidas, pero no así los fertilizantes.
Sin embargo, consultada la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa), el panorama es el mismo.
“Actualmente, las aprobaciones de las importaciones de fitosanitarios y de fertilizantes se dan a un ritmo muy lento y, a su vez, no se está pudiendo pagar a los proveedores del exterior, lo que dificulta el normal provisionamiento de los insumos necesarios para los productores para las próximas campañas agrícolas”, aseguraron desde Ciafa, donde aseguraron que trabajan para poder proveerle al agro los insumos en tiempo y forma.
Uno de los productos con graves problemas de abastecimiento es el glifosato. “Los procesos industriales de este herbicida han tenido dificultades serias, pero estamos trabajando para que se normalicen”, admitió Landgraf.
La necesidad se acelera con las lluvias y en ese sentido explicó que, desde que comenzaron a ser más frecuentes las precipitaciones, se incrementó la demanda por parte del productor. “Lo que tenemos que acelerar ahora son los procesos de reposición de la mercadería que está en manos de los distribuidores”, indicó.
Señaló que hoy el problema está en una demanda que no está en línea con la reposición por parte de las empresas. “La situación está en el peor momento, los tiempos para que esto se normalice dependen de cada proceso de industrialización, pero en general estamos hablando de al menos entre 30 y 90 días. Es decir, se necesita recuperar el flujo de importaciones, ya sea en pagos o en mercadería, lo antes posible”, reconoció el ejecutivo de Casafe.
De lo contrario, observó, los retrasos que se vienen acumulando traerían problemas de abastecimiento en el mediano plazo. “Hoy ese problema no existe, pero si no se mejora esta situación, en 20 o en 30 días puede llegar a haber problemas de abastecimiento”, advirtió.
La Unión Europa revalida el uso de glifosato
Mientras tanto, los fabricantes de fitosanitarios celebraron en las últimas semanas que la Unión Europea (UE) haya extendido la aprobación del uso de glifosato, no por cinco años, como lo venía haciendo, sino por 10.
Al respecto, Landgraf explicó que “todas las moléculas que componen un principio activo son revisadas por la Comisión Europea cada determinada cantidad de años; en el caso del glifosato, la revisión, en lugar de hacerse cada 15 años, como con el resto de las moléculas, se hizo hace cinco años atrás y ahora se hará dentro de 10 años”.
Explicó que la información que recibió la Unión Europea sobre glifosato no le permitió dudar sobre el proceso, o tuvo dudas menores que no le significaron su rechazo. “Esas dudas son tecnicismos que implican evaluar otros componentes de la formulación del herbicida en un futuro. Lo que sucedió ahora es que la información que evaluó la Unión Europea para revalidar el uso del glifosato fue tan sustancial que, en vez de darle cinco años de prórroga, le dieron la próxima revalidación en 10 años, porque recibió importantes informes científicos que respaldaban la seguridad del glifosato”, fundamentó Landgraf, para quien la decisión de la UE es una muy buena noticia para Argentina.
Las evaluaciones fueron realizadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Mezclas y Sustancias Químicas (ECHA).
–¿Qué hubiera pasado ante una sentencia adversa de la UE?
–Esto implicaría una traba para los productos que exporta Argentina, por ejemplo, harinas de soja para la alimentación animal en la Unión Europea. Los países de esa región no pueden importar más un producto que tenga trazas de esa sustancia que tienen prohibida. Se lo llama “límites máximos de residuos”, no se podrían detectar trazas de glifosato en las importaciones. Entonces el exportador argentino se da la vuelta y promueve que el productor no use glifosato. Por eso, si la Unión Europea no hubiese extendido este aval, sería el peor escenario; en ese caso no significa que Argentina lo tiene que prohibir, lo que sí significa que las exportaciones argentinas en el mediano plazo no van a poder ir con cereales u oleaginosas que hayan sido tratadas con glifosato. Eso representa cerca de U$S 7 mil millones de exportaciones de Argentina a la Unión Europea.
–¿Habría impacto en los rindes también?
–Todo el paquete tecnológico que está atado a la siembra directa, que es un paquete tecnológico muy sustentable desde el punto de vista ambiental y del tratamiento de los suelos, está atado a la tecnología vinculada a glifosato, y tendrías una caída importante de la producción en el largo plazo. Lo que va a suceder es que, para tratar las malezas, será necesario un paquete de tecnologías adicionales bastante más agresivo, cuando hoy estás aplicando un producto que es banda verde (la toxicológica más baja), por lo tanto es un producto que no presenta niveles de toxicidad, como pueden ser otros herbicidas que tendrías que aplicar si no aplicás glifosato.
El mercado argentino de fitosanitarios se ha transformado en los últimos años con la irrupción de los productos biológicos. Su desarrollo es incipiente aún, pero viene ganando protagonismo, con ventas por alrededor de U$S 100 millones y con referentes en la investigación y el desarrollo, como Bioceres y Rizobacter.
Mientras tanto, la porción mayoritaria sigue siendo la demanda de productos de síntesis química, que representa unos U$S 3.500 millones al año, con presencia de las principales multinacionales especializadas en soluciones de protección vegetal.
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