Córdoba: lo acusan de matar a su suegra para provocarle sufrimiento a su expareja
Un caso de ribetes controvertidos comenzó a juzgarse en la Cámara 9ª del Crimen de Córdoba, integrada con jurados populares. El acusado, Miguel Nicolás Garay (30), alias “Palermo”, enfrenta una durísima acusación que puede costarle la prisión perpetua: “homicidio doblemente agravado por el femicidio vinculado y ensañamiento”, más “lesiones graves calificadas, violación de domicilio reiterado y daño reiterado”.
El episodio se produjo en febrero de 2022 en el barrio Costa Azul, de Villa Carlos Paz, más de un año después de que Liliana Alicia del Valle Domínguez (51) decidiera terminar con una relación de pareja -sin hijos y sin convivencia- que tuvo desde 2019 hasta setiembre de 2020 con Garay, en la que predominó el violencia de género. Las molestias que él seguía produciéndole a ella a pesar de su negativa para continuar el vínculo, se intensificaron cuando ella inició una relación con otro hombre.
El 6 de febrero de 2022 fue una larga madrugada para las víctimas de este episodio.
Desde las 2.30 Garay se presentó frente a la casa de la mujer y comenzó a gritarle: “Liliana, Liliana, te voy a matar, los voy a matar a los dos, vení salí afuera”. Ella estaba durmiendo con su novio, Martín Bernales, y llamó a la Policía, pero la patrulla se demoró.
A lo largo de tres episodios, Garay se fue y volvió y en cada uno de ellos produjo daños en la vivienda y en el automóvil de ella, lanzando piedras, cascotes y ladrillazos.
Cuando aclaró la mañana y luego de sufrir estos ataques desde el patio delantero de su casa, Liliana se fue a hacer la denuncia a la unidad judicial, mientras que Bernales se fue a trabajar, ambos pensando que las molestias habían cesado.
Siempre según la acusación que formuló el fiscal Ricardo Mazzuchi, Garay volvió a la propiedad y se filtró en la vivienda que está en el mismo terreno, donde residía la madre de Liliana, Susana del Valle Sosa.
Allí, habría entrado sin autorización y sorprendió a la mujer que habría estado por ducharse, la golpeó y en el piso le dio puntapiés y trompadas “aumentando inhumanamente y de forma deliberada el sufrimiento de la víctima”.
Según Mazzuchi, el ataque fue “con intencionalidad homicida y con el propósito de causar un sufrimiento a su expareja Domínguez”.
Luego de esto, cuando Liliana volvió a su casa, se encontró con Garay que salía de la vivienda de su madre, momento en cual él le dio una fuerte trompada a su expareja.
Por esto, la acusación, además de las lesiones graves calificadas por el vínculo (en el caso del golpe a Liliana), Garay soporta la dura acusación del homicidio agravado por femicidio vinculado y ensañamiento.
El femicidio vinculado tiene la motivación de una “venganza transversal”, porque se comete para provocar sufrimiento en una mujer, en este caso la hija de la víctima; el ensañamiento, porque buscó un sufrimiento inhumano.
Inicio del debate
En la primera audiencia realizada este martes con jurados populares y el tribunal técnico integrado por Roberto Cornejo, Fernando Martín Bertone y Gustavo Rodríguez Fernández, se escuchó la acusación y luego la presentación del caso a cargo de las partes, la fiscal Mercedes Balestrini y el defensor Carlos Hairabedian.
Resultó curiosa la alocución del defensor que se dirigió a los jurados populares presentándose como un abogado de 58 años de profesión, 88 años de edad y ex-preso político de la dictadura militar.
El hecho llamativo de sus palabras es que prácticamente allanó buena parte de la acusación, al señalar que, más allá de las acusaciones que pesan sobre Garay -en especial las lesiones leves y el homicidio- el tribunal popular comprobará tras el debate que no corresponde hablar de calificantes.
“Ya les adelanto que ninguno de los dos hechos que se le atribuyen (a Garay) están agravados”, dijo el penalista, para agregar que no debe haber “ninguna pena extrema”, en referencia a la prisión perpetua.
Probablemente, a Hairabedian le sea difícil discutir las lesiones graves calificadas por el vínculo, a Liliana, a quien le aplicó una trompada y no podrá desmentir la relación previa que tuvieron y que en la jurisprudencia más reciente se considera que califica por el vínculo.
Lo que generalmente es más difícil de probar es la calificación de este homicidio “vinculado”, aquel que se comete para hacer sufrir a una mujer, en este caso su expareja. También debe probarse el otro agravante, el “ensañamiento”, cometido para provocar sufrimiento inhumano a la víctima directa.
Lo que va a ser difícil de revertir es la cantidad de lesiones que se comprobaron en la autopsia. Mazzuchi hace una transcripción de casi nada menos que 190 palabras para referirse a las heridas que registraba el cadáver, las que pocas horas después provocaron la muerte de la mujer en el Sanatorio Punilla.
Continuando con la primera audiencia de este martes, luego declararon los primeros testigos, los dos directos: la propia Liliana y su novio Bernales, quienes ratificaron los términos de la acusación descriptos en ambos hechos. También lo hizo una vecina que presenció los episodios de violencia de esa noche y de la época en que la víctima convivió con Garay.
Este miércoles se espera la presencia de peritos que pueden aportar datos interesantes, en especial sobre la personalidad del acusado.
Para este jueves se esperan los alegatos de las partes. Ese mismo día o el viernes, podría escucharse el veredicto del jurado popular.
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