La Voz del Interior @lavozcomar: Historia reciente, corrupción y democracia formal en Argentina

Historia reciente, corrupción y democracia formal en Argentina

Probablemente uno de los mejores libros que he comprado en los últimos 25 años sea La hora de la transparencia en América latina, el manual anticorrupción en la función pública, publicado en la colección Ética y Transparencia, dirigida por Luis Moreno Ocampo, exfiscal adjunto en el juicio que se celebró en 1985 a las juntas militares que gobernaron nuestro país entre 1976 y 1983.

El libro es de 1988 y de editorial Granica; reúne el resultado de investigaciones hechas durante varios años. Moreno Ocampo también fue el primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, entre 2003 y 2012.

Este compilado dirigido por Moreno Ocampo no tiene desperdicio, porque parece estar escrito hace unos días para nuestro país, inmerso en una serie de escándalos de corrupción que parecen no tener fin, en un contexto de creciente pobreza y desigualdad social.

Las elecciones que se avecinan nos remiten al pasado reciente y este nos interpela en forma permanente, porque el modelo político que pretende seguir en pie es una propuesta nacida en 2003 e impregnada de corrupción estructural, lo que la convierte en una práctica constante que socava las instituciones democráticas y republicanas.

Al kirchnerismo, presentado a nivel nacional hace dos décadas, no le faltan hechos corruptos en su gestión; es la corrupción misma convertida en ejercicio de poder público. Peter Eigen, creador de Transparencia Internacional, afirma que “si realmente se quiere reducir la pobreza en el mundo, se debe empezar por enfrentar el problema de la corrupción”.

En el prólogo, Oscar Arias Sánchez, expresidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz 1987, afirma que con la corrupción se debilita la credibilidad ciudadana. “Cuando los ciudadanos dejan de creer en los partidos políticos, la democracia corre el riesgo de hacerse una formalidad vacía e impotente”.

Corrupción, disvalores y libertad de prensa

Oscar Arias relaciona la corrupción con la difusión de mentiras y la conculcación de la libertad de prensa, que lleva a la democracia a ser una mera formalidad.

Para él, el arma más importante en la guerra contra la corrupción es el creciente número de democracias y prensa libre en el mundo. “Cuando la voz de un hombre es suprimida, todas las voces están en peligro de ser calladas. Cuando una pequeña parte de la verdad es escondida, una gran mentira puede nacer”.

Y finalmente, como adivinando lo que ocurriría en la Argentina actual, nos dice: “La corrupción no es sólo el uso del poder político para obtener una ventaja personal. Es mucho más que la connivencia entre servidores públicos y las personas que hacen negocios para obtener ventajas ilegales e inmorales. La corrupción tiene muchas otras dimensiones que no están sujetas a sanciones legales, y no siempre estas dimensiones están en todas partes bajo el escrutinio de la opinión pública”.

Uno de los ejemplos de dirigente consustanciado con el accionar ético en la política, Leandro Alem, decía que “en política no se hace lo que se puede o lo que se quiere, se hace lo que se debe”. Claro, para hacer lo que se debe es necesario sostener una escala de valores que indique qué está bien y qué está mal.

Pero tampoco exageremos; el próximo domingo habrá elecciones y no se trata de la elección de nuestras vidas. No es la elección más importante en los últimos 40 años. Sólo será una elección más, una que nos permita dejar en el oprobioso pasado la corrupción sistémica, esa corrupción que nos señaló que cuando una facción política quiere seguir apoderándose del Estado, nosotros debemos decir basta.

* Profesor de Historia

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