Talleres, Belgrano e Instituto y cuando se empieza a mirar más hacia arriba
Uno hurga en la memoria y recuerda que, en 1984, seis equipos cordobeses disputaron la fase regular de un torneo Nacional y que cuatro de ellos pasaron a los octavos de final. Eran en certamen de 32 participantes. Talleres fue el que más lejos llegó: perdió en las semifinales con el Ferro Carril Oeste de Carlos Timoteo Griguol, luego campeón al vencer a River Plate.
Estuvieron en ese certamen los albiazules, Belgrano, Instituto, Racing, Estudiantes de Río Cuarto y Unión San Vicente, en un hecho inédito para el fútbol de esta provincia. Ese año, curiosamente, fue el comienzo del final de una época generosa en buenas actuaciones y en grandes equipos, a algunos de los cuales les faltó la vuelta olímpica para consagrar a esa etapa como plenamente exitosa.
Después de cruzar el desierto en la década de los 90, con el sólo matiz de ver a Talleres levantar la Copa Conmebol en 1999, las campañas cordobesas en los campeonatos de la AFA siguieron a los tumbos, con alguna buena actuación de los de barrio Jardín como hecho aislado, ya en los primeros años de este siglo. Eso ocurrió en el torneo Apertura cuando el equipo dirigido por Juan José López llegó tercero a la meta detrás de River Plate y Boca Juniors.
Esto viene a cuento de lo que podría ocurrir con Belgrano, Instituto y Talleres, si es que en estas dos fechas que faltan para que termine la Copa de la Liga, sobre todo los de Alta Córdoba y los de Alberdi, pueden pasar la primera fase para instalarse en los cuartos de final. Si eso sucede, sería un logro muy deseado, ya que se meterían en el fango con quienes pelearán por el título. Atrás de ese deseo, y como base de este regreso a los primeros planos, no hacen ningún esfuerzo por mostrar su renovada silueta una infraestructura deportiva de primer nivel, y un notable cambio de mentalidad que ha elevado el nivel de profesionalización de sus actores al nivel de los mejores.
Hace un tiempo se dijo que el ascenso de Belgrano en 2011 se constituyó en el paulatino regreso al protagonismo. Y que ese Belgrano de Ricardo Zielinski, con el buen respaldo de la gestión como presidente de Armando Pérez ensanchó el camino para que otros compitieran. Y por eso llegó el trepidante andar de Talleres escalando categorías, y un poco más cerca en el tiempo el contagio ineludible alcanzó a Instituto, que ya salvado del descenso, tendrá más notoriedad si pasa de ronda.
Hoy Talleres visitará a Colón, en Santa Fe, y Belgrano recibirá a Unión. Instituto, en tanto, jugará mañana frente a Barracas Central. Los de barrio Jardín están en el umbral de la Copa Libertadores de América; Belgrano e Instituto, además de tener chances de seguir en este campeonato, saben que no es imposible la clasificación a la Copa Sudamericana.
Andrés Fassi, Luis Artime y Juan Cavagliatto lucen consustanciados con el porvenir de sus instituciones. Ellos ya no tienen esos prolongados y extenuantes conflictos con sus jugadores, tan habituales en otras épocas; los hinchas, movidos por la pasión, no necesitan de la perspicacia para entender que sus clubes están más o menos encarrilados, y la mayoría de los jugadores, más allá de sus rendimientos, demuestran un compromiso acorde al nivel de los equipos que representan. Pueden ser los tres; pueden ser menos; o puede ser ninguno. En pocos días más se sabrá el futuro inmediato y el del año próximo de albiazules, celestes y albirrojos. A esta hora todo es un interrogante. Lo que está debidamente comprobado es que la mejoría es lenta, tiene sus tropiezos, pero no se detiene. Cada club, a su modo, demuestra por muchos gestos y decisiones, que quiere ir por más.
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