Desesperación, gritos, caos: relatos de testigos del choque en Despeñaderos que enluta a Río Tercero
‘’Estábamos ahí, en medio de un caos, haciendo lo que podíamos con lo poco que teníamos. Se escuchaban gritos por todos lados, gente que corría de un lado a otro, y ayudando a sacar a las personas que estaban en la Trafic. Era todo desesperación’’, contó a La Voz, aún aturdida por el momento vivido, Gimena Salvai (26), una de las primeras personas que llegó al lugar del siniestro vial que se produjo en la tarde de este domingo en la ruta entre Despeñaderos y Monte Ralo.
El gran impacto y posterior incendio de los dos vehículos dejó el saldo de cinco personas fallecidas, convirtiendo a este suceso en el más trágico dentro de la provincia de Córdoba en los últimos años.
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Gimena y su pareja Agustín Olivera Mengo (24) viajaban de Córdoba a Río Tercero por la ruta S-253, donde se produjo el choque entre un minibus que trasladaba a jugadores de fútbol de la reserva del Club Deportivo Casino, de Río Tercero, y una camioneta Toyota Hilux, que transitaba en sentido contrario. El minibus, una Ford Transit, era de 13 plazas. Viajaban 12 personas. De ellos, fallecieron cuatro.
‘’La Trafic iba delante nuestro. Después a nosotros nos pasan otros dos autos y nos quedó a unos 500 metros. En la curva se nos perdió de vista, pero sentimos un estruendo muy fuerte, una gran explosión. Mientras seguíamos avanzando vimos la Trafic y la camioneta que habían chocado y los dos autos que iban adelante nuestro que comenzaban a frenar’’, relató acongojado Agustín.
Fue su pareja, quien es bombera voluntaria, quien pudo seguir con el relato. ‘’Enseguida se comenzó a juntar gente. Veíamos a los chicos saliendo por las ventanas de la Trafic y a otros tratando de sacar a los que habían quedado atrapados’’, contó la joven.
Ella y su pareja se asomaron al interior del transporte de pasajeros y la imagen que les quedó grabada fue tremenda. No se justifica el detalle.
‘’El chofer y el acompañante (el padre de un jugador) estaban totalmente atrapados en la parte delantera, desvanecidos. No había forma de sacarlos. Lo intentamos, pero no se podía’’, relató la joven.
Gimena dice que no puede quitarse de su mente la imagen del jugador rogando a todos que sacaran a su papá del alcance de las llamas. No hubo forma de hacerlo.
Una de las primeras reacciones que vieron fue cuando dos o tres jugadores que se pudieron bajar por sus propios medios del minibus se dirigieron directamente a la camioneta contra la que habían chocado.
‘’Hijo de puta, mirá lo que hiciste’’, contó Agustín que le gritaban al conductor de la pickup. ‘’Lo querían linchar, pero junto con otras personas pudimos sacarlos de ahí. El conductor de la camioneta estaba muy golpeado y pedía perdón balbuceando y que lo sacáramos, pero era imposible’’, contó Agustín.
Gimena contaba que solo veía confusión y desesperación y a una mujer, que decía ser médica, tratando de dar algunas instrucciones en medio de un griterío.
‘’Hubo un momento en el que me tuve que parar delante de un auto y discutir con un conductor que quería seguir viajando. Había chicos golpeados y heridos tirados en la banquina y había quienes querían pasar por la banquina. Les tenía que gritar que lo importante era la salud de esos chicos y no a dónde ellos tuvieran que ir’’, relató Gimena.
Todo acontecía en minutos que parecían eternos mientras resultaba dificultoso contactarse con los bomberos para que acudieran a brindar ayuda. Fue la Policía de Despeñaderos quien primero llegó al lugar.
Agustín y Gimena comenzaron a ver humo en el motor del minibus. Enseguida tomó fuego cerca de las dos personas atrapadas y desvanecidas.
Agustín asegura que sintió un grito que provenía del interior del vehículo. Luego los bomberos de Río Tercero confirmaron que adentro de la unidad había una persona atrapada contra la butaca del conductor.
‘’Por la forma en la que quedaron atrapados, esas personas murieron con el impacto’’, interpretó un bombero de Río Tercero.
‘’Yo intenté apagar el fuego con un matafuego y no alcanzó con uno, ni con dos ni con los 15 que debemos haber usado’’, contó Gimena sobre las llamas que ya habían tomado los pastos.
‘’Una de las ruedas del minibus reventó y voló hasta la caja de la camioneta, que se comenzó a quemar y no había con qué apagarla, y con el conductor aún arriba’’, siguió describiendo la joven. En ese momento a su alrededor seguían las corridas y la desesperación.
Con una linga atada a la camioneta de la Policía se intentó retirar a la Toyota que estaba ardiendo en su parte posterior para alejarla de las llamas del minibus. Fue imposible moverla porque el tren delantero estaba destruido. El conductor de otra pickup ató otra linga y entre las dos camionetas pudieron retirar a la Toyota del alcance del fuego del minibus. Igualmente, la camioneta siniestrada seguía encendida y con su conductor atrapado.
Llegaron los bomberos justo a tiempo para extingir el fuego de la Toyota antes de que la tragedia fuera aún más grave y a la vista de todos.
En ese momento el minibús ya se había quemado en su totalidad.
El saldo fatal
Murieron por el choque en ese colectivo que transportaba al equipo de reserva del Club Casino, de Río Tercero, el chofer de la unidad, Leonel Tello, de 28 años; Marcos Ayala, padre de uno de los jugadores, y el futbolista Santiago Ávila, de 18 años. Luego, en el hospital de Río Tercero se constató el deceso de otro joven, menor de edad, de 17 años.
El conductor de la camioneta, Iván Kozykariski, de 33 años, oriundo de Despeñaderos, falleció en el hospital de esa localidad.
Mientras investiga el hecho la Justicia de Alta Gracia, que tiene jurisdicción por el lugar del siniestro, en Río Tercero ya circulan versiones coincidentes sobre cómo fue el accidente.
Todas, incluso la de los propios jugadores que salieron menos afectados del siniestro, dicen que el conductor de la camioneta, por algún motivo, se les vino encima. Las imágenes parecen mostrar que el impacto se dio en una zona de curva con doble linea amarilla. Pero ese punto deberá aclararlo la pericia en la causa juicial iniciada.
Al fallecer ambos conductores, ya no habrá responsables penales del hecho.
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