La Voz del Interior @lavozcomar: Sugerencias de un recién nacido, en primera persona

Sugerencias de un recién nacido, en primera persona

Sé cuánto les cuesta saber lo que necesito, o qué pido cuando lloro. Veo el esfuerzo que hacen por adivinarlo y lo agradezco de corazón.

Pero la comunicación no es sencilla cuando se hablan idiomas diferentes; yo, con 10 días de vida, y ustedes, tan crecidos.

Los veo moverse de acá para allá, llevando y trayendo cosas, pronunciando sonidos a veces en tono bajo, otras, más fuerte. Y todo frente a mí, por mí, para mí, y no comprendo.

Por mi lado, yo acá, sin poder moverme con toda esta incomodidad a la que llaman ropa.

Mi vida anterior transcurrió en una cómoda y silenciosa oscuridad; estuve nueve meses desnudo, bajo agua tibia. Sólo escuchaba el ritmo de un corazón.

Por eso les propongo, a fin de que esta relación comience bien, que intentemos descifrarnos. A mí me llevará tiempo entender su lenguaje; ustedes podrían entenderme si les adelanto algunos detalles. Importa la convivencia, ¿no?

Por ejemplo: no me sofoquen con tanta ropa. Los sacos, mantas y chalecos de lana no impiden enfermedades, sólo dan calor y sed. Es por eso que –a veces– pido comer a cada rato (y agoto a esta señora que dice ser mi madre).

Nosotros nos contagiamos cuando estornudan, hablan o tosen cerca; o cuando, fascinados, nos llenan de besos.

Si observan bien, los recién nacidos pasamos los días mirando techos. Entiendo que es más cómodo para ustedes, pero tanta luz molesta y nos obliga a cerrar los ojos.

Pueden elogiar mis ojos claros si bajan la intensidad de la luz, pero aprovechen ahora, porque después cambiarán. Cuidado con exponerme al sol. Muchas gracias.

Un detalle importantísimo para el bienestar de todos es el ajuste del pañal. Miren cómo crece mi panza después de tomar leche: se hincha como un globo y el pañal aprieta, ¡y ustedes no lo aflojan!

¿Qué hacen ustedes al terminar de comer? Se desprenden un botón del pantalón, o un punto del cinto. ¿Y yo, qué?

De noche es peor: ustedes usan ropa floja y yo parezco condenado a pañal ajustado perpetuo; prueben, voy a dormir mejor.

Sé que a mi edad la caca es explosiva y no quieren enchastres, pero piensen que estaré mejor si aflojan, por lo menos, una tira del pañal. Otra vez, mil gracias.

Mido 50 centímetros de largo. Eso significa que cualquier movimiento brusco me altera. Sería todo un gesto de amor de su parte si dejaran de sacudirme cuando me pasan de brazo en brazo, o cuando encaran esas insólitas danzas para que entre en sueño.

Todo eso sólo logra marearme, algo de vértigo y ganas de vomitar. Está comprobado que son ustedes los que necesitan moverse.

Estas nimiedades podrían ayudarnos a convivir; piensen que, con apenas 10 días, extraño la quietud del útero.

Porfa, no canten a coro videos de YouTube para estimularme, eso es para más adelante.

Pueden deliberar sobre si soy parecido a este o esta, aunque también reclamo alguna originalidad. En esto también voy a cambiar.

No usen perfumes o colonias que bloqueen el olor de mi mamá. Molestan.

Y finalmente, y a modo de plan general de esta flamante familia, dediquen un rato del día a ustedes.

Cuando nosotros llegamos, absorbemos toda la energía; y la pareja queda siempre postergada.

Busquen el momento, tómense de las manos, y no digan nada; sólo descansen. Nos hará bien a todos.

* Médico

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