La Voz del Interior @lavozcomar: Guillermo Francos: Javier Milei no es un loco

Guillermo Francos: Javier Milei no es un loco

Guillermo Francos ganó espacio raudamente en el equipo de Javier Milei tras la primera vuelta electoral y es sencillo entender por qué: equilibrado en extremo, conciliador y experimentado en la construcción política, se considera capaz de dialogar con todo el espectro político.

Se define amigo de Milei y conoce al papa Francisco desde joven. Fue funcionario de Carlos Menem en los tiempos de Domingo Cavallo, diputado nacional y también funcionario del actual Gobierno: en los inicios de la gestión de Alberto Fernández, Gustavo Beliz lo designó en la dirección ejecutiva por Argentina en el Banco Interamericano de Desarrollo. Se prepara para un ejercicio inédito: si gana Milei, será el encargado de negociar con 24 gobernadores de los cuales ninguno será de La Libertad Avanza.

–¿Cuál es su relación con Javier Milei?

–Lo conocí trabajando juntos en Corporación América durante varios años, a partir del año 2012. Él tenía siempre ideas muy firmes y con mucho fundamento con respecto a la situación económica de la Argentina, la necesidad de cambio y claridad sobre la responsabilidad del sistema político por la situación argentina. Dominar la inflación fue siempre su obsesión y desde entonces él planteaba la idea de que había que terminar con la posibilidad de emitir moneda y por eso presentó su proyecto transformador a partir de la eliminación del Banco Central como emisor de moneda y de la dolarización como propuesta. Yo lo insté mucho a que exprese sus ideas públicamente, sus ideas de libertad económica, sus conceptos liberales en general, para que los exprese públicamente porque él tenía una forma de expresarlo que yo entendí que llegaba muy bien y era muy transversal a toda la sociedad. Y él tuvo esa capacidad de comunicación. Yo tuve unos años en el exterior y él se convirtió en un personaje público por sus apariciones en los medios. Yo discuto mucho con quienes lo cuestionan por sus expresiones, por esta especie de personaje que construyó, porque esa personalidad consiguió interpretar a una gran parte de la sociedad argentina que cuestiona al sistema político. Y fue con esa personalidad que alguien que no tiene una organización política, una estructura política tradicional obtuvo la representación del 30% de los argentinos.

–Los cuestionamientos surgen por sus posturas extremas, y por las dudas que genera esa personalidad a cargo de un gobierno. ¿Cómo cree usted que sería un Milei presidente?

–Es una persona muy inteligente y tiene la capacidad de ver la realidad, de ver también la figura en que se ha convertido y de asumir las responsabilidades que tiene. Y yo siempre digo que a mí no me convoca por ninguna otra cosa que no sea la capacidad de dialogar con la política en la Argentina para tratar de encontrar los consensos que se necesitan para llevar adelante sus propuestas de reformas, fundamentalmente de la economía del país. La gente tiene que entender que Milei no es un loco. Milei tiene claro que para llevar adelante las reformas tiene que recurrir a personas que sean capaces de transmitir esas reformas al arco político, porque claramente su posición en el gobierno va a ser una posición con minorías parlamentarias. Hay que buscar esos acuerdos. Y me convoca a mí para esa tarea. Lo hablamos mucho con Javier en este tema, y yo fui absolutamente claro con él, diciéndole que yo iba a conversar con todo el mundo, que iba a tratar de reconstruir relaciones, entender puentes, y él lo entendió y me lo aceptó totalmente.

–¿Aun cuando para esos acuerdos deba ceder?

–Buscar acuerdos no quiere decir que Milei ceda en los que son sus principios o como ideas generales de por dónde pasa la transformación del país. Bueno, casualmente, son los cordobeses los que mejor han expresado eso. Los cordobeses han sido capaces de entender qué es lo que el país necesita, y han sido capaces de convivir campo, industria, Estado, en un equilibrio que les ha permitido convertirse casi en una isla dentro de la Argentina. Yo lo tomo eso como un modelo, lo he dicho en varias oportunidades públicamente. A mí me gustaría una Argentina conducida con gente como la que integra el equipo del gobernador Schiaretti, que tienen perfectamente claro el norte y hacen todos los esfuerzos necesarios para ir hacia ese norte. Y el problema de la Argentina es que la Argentina es un país sin brújula. Un período va para el norte, otro va para el sur, entonces al final estamos siempre estancados y para atrás. El modelo de Córdoba debe ser transmitido a todos los argentinos. Córdoba ha adquirido una madurez política realmente impresionante.

–¿Si gana Milei usted será el ministro del Interior?

–Bueno, yo siempre digo que los cargos se asumen después de que se jura. Milei ha adelantado algunos integrantes de su equipo, pero en el camino de la construcción de acuerdos y de consensos, puede ser que se conformen en su equipo de otra manera. No doy nada por sentado, solamente estoy colaborando y pensando que si esa va a ser mi función, tengo que tener este diálogo que estoy teniendo con todos los sectores y con los gobernadores. Así que yo lo sigo llevando adelante. Si soy ministro del Interior, fenómeno, y si no soy ministro del Interior, seré seguramente una de las personas que pueda llevar adelante todas estas posiciones y tratar de convencer a todo el arco político de la Argentina de un camino que nos lleve a ese norte que estábamos hablando.

Javier Milei se mostró molesto en el programa del

–Entre las muchas particularidades que tendría un eventual gobierno de Milei, está el hecho de que no tendría un solo gobernador del mismo partido. ¿Cómo imagina esa relación?, ¿serán todos opositores los gobernadores?

–Bueno, también pueden estar todos a favor. Yo creo que esas son relaciones que se construyen. Porque si no, uno tendría que pensar que cuando uno es presidente y tiene la mitad de los gobernadores oficialistas y la mitad opositores, tiene que decir que con los opositores no habla. Yo creo que pasó mucho eso en Argentina, vuelvo al ejemplo de Córdoba. El Gobierno nacional ha considerado al Gobierno de Córdoba casi como un opositor y me parece que ese es el error. Yo creo que no ha sido capaz el Gobierno nacional de tender puentes con la provincia de Córdoba y entender cuáles eran sus reclamos, que tienen mucho que ver con la desigualdad del trato dentro de los recursos coparticipables. Entonces, ahí volvemos a un tema que me parece muy importante, esto de dejar de ver a la Argentina como un país, como si fuera un país unitario cuando en realidad su historia se construyó como un partido federal que después no fue capaz de llevarlo a la práctica. Entonces nosotros creo que debemos, tal vez volver a ese criterio y entablar relaciones maduras con las provincias que nos permitan entender la situación de cada una y después buscar el acuerdo.

–Milei en esas apariciones se ha manifestado en contra de la coparticipación a las provincias.

–Cortar la ley de coparticipación o cortar los recursos a las provincias son cosas ridículas. Tendría que derogar la Constitución. Bueno, pero la Constitución estableció una norma transitoria que dice que se debe sancionar una nueva ley de coparticipación para la cual desde el año ‘94 no se consiguen acuerdos, pese a que hoy el oficialismo que tiene 14 o 15 provincias. Capaz que un gobierno que no tiene ninguna provincia en particular sea capaz de buscar el equilibrio y cambiar el sistema. Porque hay mucho cuestionamiento, poca propuesta y creo que ahí tenemos que sentarnos a conversar sobre un sistema de coparticipación verdaderamente federal, justo, que tenga en cuenta la situación de cada provincia, que establezca plazos para algunas provincias poder salir de una dependencia total de la coparticipación y buscar, digamos, equilibrar de alguna forma su cuenta con los recursos locales y los recursos coparticipables. En fin, me parece que hay mucho camino para recorrer y yo creo que es el camino que tenemos que transitar. Así que totalmente dispuesto a llevarlo adelante y a tratar de generar esas relaciones que nos permitan tener un sistema mucho más razonable y más equilibrado. Al inicio de la democracia yo fui fundador del Partido Federal. O sea, nadie más convencido de que la Argentina tiene que ser federal. Entonces hay que ver a la Argentina desde el interior hacia todo el país. Yo tengo esa visión. Creo que tenemos que volver a esos principios constitucionales que nos fundaron como país así y que quizás no hemos sido capaces de cumplir.

–¿Tienen diálogo con Juan Schiaretti?

–Los dirigentes del peronismo cordobés deben haber optado por viajar al exterior porque deben sentir tironeos por todos lados. No es nuestra intención participar del tironeo: ellos saben que estamos dispuestos a conversar. Yo tengo muchos amigos que trabajan en el gobierno de Schiaretti, con la que hemos dialogado mucho. Me interesa sentarme, ver cómo analizamos el futuro de la Argentina en conjunto, mucho más allá de cualquier especulación. Yo respeto mucho a la provincia de Córdoba y a su gobierno como para especular. En nosotros, y en mí en particular, van a encontrar la posibilidad de diálogo, la posibilidad de entender la situación recíprocamente, porque también hay que entender las dificultades que va a tener la Nación para transitar los próximos meses, los primeros meses de un gobierno de Javier Milei.

–Córdoba tiene una larga disputa con el kirchnerismo por los fondos para la Caja de Jubilaciones. ¿Qué mirada tienen ustedes del sistema previsional y qué evaluación hacen sobre los regímenes no transferidos?

–El problema del sistema jubilatorio argentino es global: está funcionando mal, no tiene capacidad de financiarse en el sentido de dar una jubilación digna a toda la persona jubilada. Las cajas provinciales son parte de ese problema general. Se ha hecho un desquicio con la cantidad de jubilaciones sin aporte durante los gobiernos del kirchnerismo. Han sido brutales y han afectado la solvencia del sistema. Es uno de los tantos problemas que tiene que resolver la Argentina. Yo tengo claro que la Provincia ha hecho sus reclamos, ha obtenido sentencias favorables y habrá que conversar a ver cómo salir de este intríngulis legal.

–¿Es con un regreso al sistema de capitalización y AFJP que piensan solucionar los problemas del sistema previsional?

–Todo lo que sea poder incrementar los recursos que tiene el sistema de jubilaciones va a ser considerado. Yo recuerdo que mi amigo Domingo Cavallo había implementado un sistema de capitalización que puede haber tenido sus defectos –como el hecho de que las empresas tenían tal vez comisiones demasiado altas–, pero yo aporté a ese sistema y en un momento tenía una cuenta de 50 mil dólares que de golpe me desapareció por una resolución del gobierno. Después me dijeron que eso estaba contemplado en no sé dónde, pero la verdad es que no está. Es un sistema que depende exclusivamente de los aportes del tesoro que se hacen sin lugar a duda con emisión monetaria. Eso es parte del drama de la Argentina. Por eso lo primero y fundamental es terminar con el déficit fiscal y la emisión monetaria y buscar mecanismos que permitan capitalizar el sistema.

El aspirante presidencial Javier Milei, con una motosierra durante la campaña. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

–Milei dice que eliminará el déficit fiscal sin cortar planes sociales, ni subsidios ni jubilaciones. ¿No es una respuesta facilista decir que recortará la política? ¿Qué significa eso?

–Cuando Milei expresa que el recorte va a ser para la política, en realidad eso es casi una definición conceptual. Hay que bajarlo a la práctica a eso y ver cómo temporalmente se va aplicando ese recorte, porque claramente cuando uno está hablando de un 45% de pobres, no puede eliminar los beneficios o los planes sociales, incluso los subsidios. Pero tiene que haber un proyecto hacia adelante, ver cómo se va acortando, cómo se va disminuyendo, cómo se genera más empleo. El concepto de lo que paga la política es que no se pague siempre con inflación y con emisiones de inflación los déficits que genera el Estado, y ahí podríamos hablar de cientos de temas que tienen que ver con eso, algunos que son escandalosos como los hechos de corrupción, las cosas tan flagrantes la cantidad de empleados del Estado, uno empieza a sumar cada una de esas cosas, llega sumas que son siderales. También la forma desaprensiva en que se manejan los recursos del Estado, todo esto que ha hecho el ministro Sergio Massa en el último mes ha sido escandaloso, usar recursos del Estado para la campaña, distribuir recursos, hacer que la gente viva en una irrealidad, en una fantasía, como parte de la campaña, es un acto irresponsable porque genera un problema para el gobierno que siga a partir del 10 de diciembre, y para los argentinos en su conjunto. Nadie piensa en cortar de un día para otro los subsidios o beneficios sociales, pero sí ordenarlos y quitar los intermediarios.

–¿A qué se refiere?

–El manejos de los planes sociales está cubierto de sospechas. Han aparecido miles de casos de personas que cobraban el subsidio para el trabajo y lo dedicaban a pagar viajes al exterior. Es un escándalo de descontrol. Nosotros planteamos la desintermediación como forma de terminar con eso. Quienes conocen quién es la población que necesita apoyo no son los movimientos sociales, son las provincias y los municipios, entonces la responsabilidad tiene que estar en la institución que está más próxima, en la institución pública más próxima al problema. Yo creo que ahí es donde tenemos que hablar seriamente de cortar los gastos de la política.

–Las privatizaciones volverán a escena con Milei. ¿Cuáles son las empresas que dejarán de ser estatales?

–Yo pienso rápidamente en todas las empresas que está subsidiando el Estado fuertemente, Aerolíneas Argentinas y ferrocarriles en primer lugar. No estamos diciendo nada que sea nuevo, se hacen planteos que yo desde mi punto de vista considero ridículos a esta altura del desarrollo del mundo. Pensar que la soberanía se juega en tener una empresa que se llama Aerolíneas Argentinas y que se subsidia con el esfuerzo de todos los argentinos que no viajan, me parece ridículo. Habrá que ver cuál es la forma de terminar con ese subsidio. Milei dice que les va a entregar Aerolíneas a los empleados y les va a decir: manéjenla ustedes, tienen un año de subsidio y si después no la pueden seguir manteniendo, se acaba y que venga otra empresa. Puede ser un poco burdo, quizás no sea el mejor mecanismo, pero el concepto es que no podemos estar subsidiando desde el Estado a un grupo de empleados de una empresa pública que conducen en definitiva a una empresa ruinosa que se mantiene porque el Estado le pone plata. Hay que empezar por las cosas que son evidentes y tratar de que todas las empresas públicas tengan gestión privada y que se privaticen en la medida que se puedan privatizar. Argentina ya lo hizo y luego volvió atrás: lo de YPF ha sido realmente patético, como de una empresa que se convirtió en una empresa rentable, finalmente terminó siendo una empresa que entró en juicio, que debe pagar entre 17 mil y 19 mil millones de dólares y que termina con el Estado asumiendo el problema de una operación absolutamente irregular e irresponsable de la conducción política. Esta mala praxis política y de gestión de temas públicos ha generado un desastre en la Argentina que hay que reconstruir, y bueno, es un camino que hay que transitar, yo creo que hay convicción en esto para hacerlo y lo llevaremos adelante.

–¿Cuál es el rol de Mauricio Macri hoy y cuál sería en un eventual gobierno?

–Hubo un episodio muy concreto el domingo 22, que fue la victoria de Sergio Massa en la primera vuelta electoral y el segundo lugar de Javier Milei. Como Juntos por el Cambio salió tercero, no compite en la segunda vuelta y rápidamente tanto Patricia Bullrich y Luis Petri como fórmula, como el propio Mauricio Macri, le expresaron a Milei que ellos iban a acompañar para la segunda vuelta honrando el mandato de cambio que recibieron de sus votantes. Después está toda la discusión interna en la que yo no quiero entrometerme, que es la discusión interna de la coalición Juntos por el Cambio. Lo que ha habido es un apoyo de esa fórmula presidencial, punto y aparte. Esperamos que esos apoyos generen un vuelco de los votos que tuvieron ellos en primera vuelta hacia la candidatura de Milei. Habrá que ver de qué magnitud, nosotros creemos que será muy importante y estamos muy confiados. Ahora, después de eso, no hay nada más.

–¿Es un apoyo sin perspectivas de participación en un eventual gobierno?

–Qué se construye a futuro está por verse. El día que Milei gane la elección habrá que sentarse a conversar con todos los actores del poder en la Argentina. Decir “ésta es la situación hoy, cómo transitamos los próximos cuatro años? Yo estoy dispuesto a conversar para ver cómo construimos en conjunto del futuro de la Argentina. –Hay muy pocas personas en el entorno de Milei. Para gobernar Argentina hace falta mucha más gente, ¿de dónde van a salir los cuadros para completar la estructura del Estado? –Desde hace un año y medio hay equipos de gente trabajando. Yo estoy ahora en una oficina de La Libertad de Avanza en un piso de la ciudad de Buenos Aires donde hay distintos grupos de especialistas técnicos que están trabajando en las propuestas de gobierno. Hay gente que viene trabajando en la Ley de Reformas del Estado que contempla desregulaciones y privatización de empresas públicas. Se va a presentar en cuanto asumamos. Nicolás Posse es quien coordina todos esos equipos y viene trabajando hace mucho tiempo en los cambios profundos eque requiere este sistema que ha generado este tremendo daño a la economía del país.

–¿Cuál es su postura respecto de la relación con la Iglesia Católica?

–Argentina es un país católico y yo soy católico. He sido alumno de Francisco cuando era Jorge Bergoglio. Lo conozco desde que era el padre Bergoglio porque estudié en el Colegio Salvador, que es un colegio jesuita de Buenos Aires, y lo tuve a él como prefecto mío de año y como profesor de literatura y psicología. Esta especie de disputa que se generó con Milei fue por algunas posiciones de Francisco y por el concepto de justicia social, pero desde un punto de vista filosófico. Tal vez las expresiones que tiene Javier a veces son malinterpretadas.

–Milei dijo que Francisco es el representante del diablo en la Tierra…

–Eso fue hace mucho. Fue antes de que tuviera la responsabilidad de ser uno de los referentes políticos más importantes de Argentina. Ahora su posición es muy respetuosa, más allá de las diferencias que él plantea. Él ha dicho con absoluta claridad que si el Papa Francisco decide venir a Argentina se lo va a recibir con todos los honores que merece un jefe del Estado y con el respeto que un presidente de la Argentina tiene que tener con el líder de la Iglesia Católica, que es la religión mayoritaria de nuestro país. En lo personal, yo tengo la mejor opinión de Francisco porque siempre ha sido un líder pastoral, un pastor que ha vivido como predica, ha rechazado todos los honores y todo el oropel que tiene su representación o su cargo en la Iglesia. A mí me parece un hombre de humildad extraordinaria, que por ahí tiene una posición y algunos comentarios sobre la riqueza que me cuesta aceptar. Entonces, uno puede tener diferencias con la posición de Bergoglio. Yo la entiendo en el sentido de que él es un pastor que ha vivido al lado de la pobreza y que está al lado de quien lo necesita. Ahora, cuando esa posición medio se politiza y se convierte en una opinión política dentro de la Argentina, me parece que eso no está bien. Y que algunos miembros de la Iglesia tomen una posición política en una elección tampoco me parece bien porque no es esa la función de la Iglesia. Entonces, yo creo que hay que ser respetuosos recíprocamente. Hay que ser muy equilibrados. Yo tengo gran aprecio personal por Francisco, que es el líder de la Iglesia Católica, el argentino más importante del mundo, es una persona respetada y escuchada, pero también es un ser humano y puede cometer equivocaciones.

–¿Todo en la vida tiene que regirse por la lógica del mercado? Milei usa la provocación para generar reacciones que lo instalan en el debate público, pero ¿es necesario hacerlo con cuestiones como la venta de órganos o de armas?

–Yo tuve la oportunidad de ver el programa en el que se inició ese debate de los órganos y la respuesta que dio Milei fue sobre el alcance del mercado y el alcance de la libertad. Era una discusión filosófica. Hay una distancia enorme entre una discusión filosófica y pensar que se va a permitir un libre mercado de órganos o el tráfico de órganos, o vender chicos para sacarles los órganos. Esto es una cosa ridícula. De ninguna manera desde La Libertad Avanza se está proponiendo nada que tenga que ver con un mercado de órganos. De ninguna manera se está planteando la libre venta de armas. De ninguna manera se está atacando la educación pública. Lo digo con total claridad: uno de mis ídolos máximos en la historia argentina es Sarmiento, es el hombre que cambió la Argentina totalmente desde la educación pública y que llevó al país a desarrolarse y a tener la mejor educación de Latinoamérica. Entonces, que nos vengan a decir que estamos contra la educación pública y que entregaremos vouchers es una cosa ridícula.

–Pero es Milei el que habló de los “vouchers”…

–Vamos a plantear mecanismos para mejorar la calidad educativa, pero por favor, lo de los vouchers es un ejemplo. La educación pública en la Argentina es provincial. Entonces, yo creo que lo que en todo caso puede hacerse es ayudar o colaborar para mejorar la calidad educativa. Y punto.

–¿Y con las universidades, que sí son nacionales, qué piensan hacer?

–Tenemos que analizar en conjunto cómo es el funcionamiento de las universidades. Cuáles funcionan bien, cuáles son las que no funcionan y cuáles son las que se utilizan como instrumento político. Por supuesto que nadie va a estar en contra del desarrollo de un sistema universitario argentino razonable. Hay universidades argentinas que tienen una tradición histórica. La de Córdoba, la de Buenos Aires, la de La Plata, hay muchas. El tema es no dejar que las universidades nacionales se ideologicen, sino que sean cuna de conocimiento, que sean de acceso para todo el mundo y que en su momento se analice si esto es racional, si es serio que haya una universidad en cada municipio o si lo que tenemos que hacer es reforzar las universidades más tradicionales y darles más jerarquía.

–¿Considera que los votantes de Juntos por el Cambio le darán el triunfo a Milei?

–Claramente ha habido un voto opositor fuerte al actual gobierno. El resultado de la elección fue 63 en contra del gobierno y 37 a favor del gobierno. Ahora, de ese 63, ¿cuánto se va a ver reflejado en la candidatura de Milei? Bueno, esa es la piedra filosofal. Yo imagino que un porcentaje muy alto de la gente que votó a Bullrich va a votar a Milei porque es un rechazo al actual gobierno y a la candidatura de Massa. Ahora, si ese porcentaje es el 70, el 80 o el 90%, es muy difícil saberlo. Lo que nosotros tenemos es alguna percepción que tiene que ver con el movimiento de la gente, cómo se han acercado gente de Juntos por el Cambio para ayudar en la fiscalización, que es crítica para nosotros. Hay que fiscalizar y ganar por mucho para que las picardías electorales no nos afecten. Tenemos optimismo, pero por supuesto queremos ser muy cuidadosos y también muy respetuosos, ¿no? Nadie lo vio venir a Massa con ese resultado en la primera vuelta. No nos vamos a dejar sorprender en la segunda.

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