La economía llega a la elección acumulando desequilibrios y con la incertidumbre sobre el día después
La economía llega a la elección presidencial acumulando desequilibrios, que se potenciaron luego de la expansión del gasto público que el gobierno aplicó tras las Paso para mejorar su chance electoral, y en medio de una profunda incertidumbre por las medidas que podrían tomarse a partir del lunes 23 de octubre para corregir esos desajustes.
La tambaleante actividad económica de la Argentina, potenciada este año por la sequía, entró en una etapa de semiparálisis en las últimas semanas porque la falta de referencia de precios provocó que las empresas y los comercios decidieran resguardar su capital a la espera del resultado electoral.
Ya desde los primeros días de octubre comenzó una pulseada entre empresas, proveedores, y la cadena de comercialización en la que nadie quería arriesgar un peso/dólar de más mirando con un ojo el 22 de octubre. Además, las trabas a las importaciones se multiplicaron complicando aún más la producción.
De allí que se hicieron habitual los faltantes, la demora en las entregas y condiciones de pago inmediato en moneda dura para conseguir que baje una mercadería.
Alimentó este escenario una inflación desbocada que acumuló un 25% en los dos meses posteriores a la devaluación del 14 de agosto y una intervención constante en el precio del dólar por parte del gobierno que generó una brecha entre los diferentes tipos de cambio incompatible con cualquier tipo de negocio.
Esta conjunción de inflación y tipo de cambio atrasado es considerada como imposible de sostener por los profesionales de la economía, pero también por el común de la ciudadanía que a partir de experiencias propias la considera inviable.
“Algo va a tener que pasar” es la frase que resume la mayoría de las conversaciones tanto en los ámbitos técnicos como en las calles más profundas de cualquier pueblo o ciudad del país.
Dada la idiosincrasia argentina, el indicador que refleja la magnitud de los desequilibrios es el precio del dólar y durante las últimas 48 horas el gobierno también logró allí introducir una grieta. El precio del dólar blue en los portales de noticias marca que la divisa cerró el último día hábil previo a la elección a $ 900, sin embargo en aquellos especializados en finanzas el valor osciló entre los $ 1.100 y $ 1.200.
Al igual que el jueves, las operaciones en el mercado paralelo estuvieron restringidas por la falta de vendedores, de allí que el precio sufrió un salto de casi $ 200.
En la Bolsa de Comercio el MEP avanzó 1,2% y se va a la elección valiendo $ 898,91, mientras que el Contado con Liquidación (CCL) se disparó 16% a $ 1.110,59.
Pese a los intentos del gobierno por evitar una nueva escalada los inversores tomaron el precio disponible para llegar al domingo con sus carteras dolarizadas al máximo posible.
Por su parte, el Banco Central vendió U$S 45 millones y acumuló en el mes pérdidas por U$S 900 millones. Las reservas brutas quedaron por debajo de los U$S 25.000 millones, mientras que las netas son negativas en U$S 7.500 millones.
En consecuencia, la última jornada previa a la elección no fue muy auspiciosa para el ministro de Economía y candidato, Sergio Massa, ya que además la cartera a su cargo también reconoció que la inflación en la segunda semana de octubre no tuvo la desaceleración esperada.
La Secretaría de Política Económica a cargo de Gabriel Rubinstein, informó que la inflación entre el 9 y el 10 de octubre fue de 2,2% y de esta forma en el acumulado de cuatro semanas redondea el 8%.
“La suba semanal fue más alta de la esperada”, admitió el informe oficial. Rubinstein admitió que este escenario fue consecuencia del “aumento de los dólares financieros” durante las semanas previas, curiosamente un mercado que es intervenido a diario por el Gobierno y que demandó un gasto de al menos U$S 3.200 millones en el año.
Por estas horas las expectativas están centradas en lo que puede pasar a partir del lunes de acuerdo al resultado electoral, puntualmente con el valor del dólar y con el sistema de precios.
El referente económico de Juntos por el Cambio, Carlos Melconian, estimó que a partir del valor del dólar oficial de $ 350 más la inflación acumulada desde la devaluación, el precio de la divisa debiera ser de $ 500 desde la semana próxima.
Rubinstein aprovechó este cálculo para replicar al economista opositor y prometió que el lunes no habrá modificaciones en la política cambiaria.
El funcionario aseguró que el dólar seguirá a $ 350 hasta el 15 de noviembre cuando comenzará a aplicarse una política de devaluaciones diarias programadas al 3% mensual.
No obstante, la duda sigue instalada en la ciudadanía y en el mercado financiero dado que la profundidad de los desequilibrios no admite más dilaciones.
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