La Voz del Interior @lavozcomar: Fito Páez en Córdoba: nueve shows imborrables del rosarino en esta plaza

Fito Páez en Córdoba: nueve shows imborrables del rosarino en esta plaza

Esta noche, desde las 21.30 y en el estadio Juan Domingo Perón del Instituto Atlético Central Córdoba, Fito Páez ofrecerá el show más multitudinario con entrada paga de todos los que ha ofrecido en nuestra ciudad. Las entradas están agotadas desde hace un tiempo y la expectativa está por las nubes.

En fin, todo está preparado para agigantar una tradición abultada de shows en vivo del genio rosarino en esta plaza, que atestiguó todas las instancias de su trayectoria.

De su irrupción como el geniecillo que despuntaba en la banda de Juan Carlos Baglietto a su canonización como un dios indiscutido del rock en nuestra lengua, Páez vivió una etapa de creatividad febril, una consagración apabullante, un corrimiento de la centralidad y un ejercicio altivo como clásico indiscutible. Y en todo ese recorrido zigzagueante, siempre ofreció shows brillantes en Córdoba; siempre ha ofrecido su corazón sin guardarse nada. Aquí, rescatamos algunos de ellos.

El recorte, por supuesto, es discutible.

6/11/ 92, Comedor Universitario. Fue la presentación de El amor después del amor (1992). Si bien desde hoy se asocia a ese disco con una explosión de popularidad inmediata, su insuperable track list necesitó tiempo de maduración. Fito llegó a Córdoba a cinco meses de publicar su obra cumbre, en unos primerísimos ‘90 en los que aún parecía quimérico programarlo en un estadio. De hecho, sus memorables shows en Vélez se produjeron en abril del ‘93. Como sea, Páez reventó el comedor con una ofrenda imbatible, que destacó la participación de Liliana Herrero en Detrás del muro de los lamentos. Canal 10 emitió un especial sobre este concierto, que está disponible en YouTube.

19 y 20/4/1995, Vieja Usina. Llegó ya en el Olimpo del rock nacional y en el marco de la gira de Circo Beat, que se publicó hacia fines de 1994. La puesta fue fastuosa, con escenografía e iluminación de nivel internacional, a tono con su estatus plenipotenciario. La banda que lo acompañaba era mayúscula: el baterista Pomo; el percusionista Nico Cota; los guitarristas Gringui Herrera y Gabriel Carámbula; el bajista Guillermo Vadalá; la coreuta Claudio Puyó; las tecladistas-coreutas Alina Gandini y Laura Vázquez, y el todoterreno Tweety González. En esa visita, Páez estuvo acompañado en todo momento por Cecilia Roth, su pareja de entonces.

Fito Páez, en Córdoba. (La Voz/ Archivo)

9/8/86, Atenas. Este recital corroboró lo que Fito insinuó a comienzos de año en el Festival del Siglo de La Falda. La crónica de Espectáculos de La Voz dio cuenta de eso: “La conmoción lo ayudó a caminar por el filo del error y del acierto, límite acostumbrado por donde se desarrolla cada performance de Páez”. A su vez, ese texto puso énfasis en “un sensible cambio de actitud”, hecho de “una inspiración más violenta y un toque más moderno que maquillan sus nuevas y viejas composiciones”. Estaba claro por entonces que Fito exigía con furia y fiebre creativa su legitimación en el firmamento del rock nacional. Tenía con qué: por entonces, ya había publicado Giros (1985) y tenía recién estrenado el EP Corazón clandestino (1986). Spinetta participó como invitado.

Fito Páez, bien al frente en el Orfeo Superdomo. Fue en 2003, en ocasión de la presentación oficial en Córdoba de

21/06/2003, Orfeo Superdomo. Fue la presentación de Naturaleza sangre, para muchos su máxima obra en el nuevo siglo. El domo de Rodríguez del Busto le sentó de maravillas a un show con aires de magnificencia, que mostró al solista renacido de la mano de un nuevo repertorio que dialogaba sin conflicto con las grandes páginas que había concebido hasta entonces. En la previa, había hablado con VOS y dejó una sentencia sobre el aburguesamiento. “El confort es precioso. Es mejor estar en un sillón cómodo y no en el barro lleno de bichos y gérmenes. En ese sentido, el confort tiene que ser una idea bienvenida”, dijo. Y luego remató: “Pero boludo no fui nunca. Con o sin dinero. Es como la gente que toma drogas, ¿viste? No sos bobo porque tomás drogas, sos bobo antes”.

11/2/1984 y 10/1/1986, La Falda. En el legendario festival serrano, el rosarino tuvo dos presentaciones memorables. La primera fue en el día tres de la edición 1984, en el que fue programado junto a Nito Mestre, Los Abuelos de la Nada, La Torre, Moro-Satragni, Tamboor, Pasaporte y Oveja Negra. Fue su debut como solista en el evento, al que visitó en las dos ediciones anteriores como geniecillo de acompañamiento de Juan Carlos Baglietto. El periodista Néstor Pousa, autor del libro La Falda en tiempo de rock, recuerda que Páez tenía 20 años y que aún no había publicado Del ‘63, su primer disco. También que contó con el apoyo de Roberto Tschopp, guitarrista de la banda santafesina Virgem. De todos modos, privilegia el show de Fito en el Festival del Siglo, tal como se denominó a La Falda en 1986. “Estaba en un estado de gracia total, y su banda tenía a Daniel Wirtz, Tweety González, Fabián Gallardo, Paul Dourge y a Fabiana Cantilo…”, reconstruye Pousa, al tiempo que destaca que Fito ya se lookeaba en plan más glamity.

Charly García y Fito Páez, durante un pasaje intimista de su encuentro en Cosquín Rock 2003. (La Voz/ Archivo)

8/2/2003 y 19/2/2023, Cosquín Rock. Fito demoró su debut en este festival, que desde su fundación se erigió como plataforma de legitimación de las pymes rockeras del nuevo siglo. Su primera vez se produjo la tercera noche de la edición 2003, en la que apareció programado ¡antes de Charly García!, con el que terminó compartiendo escenario. Pese a que fue un tanto canchereado por el García más saynomoresco, Páez se comportó como un caballero y logró intercambiar vibraciones con su ídolo y exjefe en un logrado clima de intimidad, pese a estar frente a una Próspero Molina colmada. 20 años después, el rosarino afrontó al mismo festival, pero en otra sede más próxima a la montaña, Santa María de Punilla. Para entonces también cambió la estrategia horaria: en lugar de tender al cierre, entendió que era mejor empezar a tocar al atardecer para que el anochecer lo encontrara en el punto G de su show. Vistiendo un buzo de gimnasia verde-amarillo y con el mejor de los humores, prolongó la celebración de los 30 años de El amor después del amor, que ya había recreado en Plaza de la Música dos meses antes.

28/3/87, Chateau Rock. Fue programado como solista y como mitad del dúo que formó con Luis Alberto Spinetta para la grabación del bellísimo La la la (1986). En ambos casos, significó una revancha, ya que ni él ni “el Flaco” pudieron presentarse en la jornada de cierre del Festival de La Falda, que fue suspendida por los disturbios que se generaron en las afueras del Anfiteatro. Y es probable que este Chateau Rock también haya resultado exorcizante para Páez, quien a fines de los ‘86 perdió a sus abuelas en un brutal crimen cometido en su casa de Rosario. En su pasaje solista, adelantó tres temas de su disco más dark, aquel que señalaba que “matan a pobres corazones”: Gente sin swing, Bailando hasta que se vaya la noche y, por supuesto, Ciudad de pobres corazones, la furibunda canción que da nombre al álbum publicado hacia fines de ese 1987. Nunca podrán sacarme mi amor fue el tema que lo completó todo, y se interpretó como un manifiesto emocional categórico.

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