Dólar sin riendas: la verde desesperanza
En la encrucijada electoral, la tensión cambiaria y un dólar sin riendas amenazan la estabilidad económica, ante la disyuntiva del bimonetarismo, dolarización o multimonedas, afectando nuevamente las reservas brutas que siguen retrocediendo y se consolidan cada vez en valores más bajos ante importantes intervenciones del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
La proximidad de los comicios mantiene al mercado cambiario en vilo en un contexto donde uno de los principales candidatos presidenciables agregó su cuota de miedo, llamando a no renovar los plazos fijos, lo que ocasionó un desarme de los depósitos y llevó al BCRA a actuar con un comunicado, donde explicó que el sistema financiero argentino presenta una “sólida situación de solvencia, capitalización, liquidez y previsionamiento”, que el ahorro “está resguardado por un seguro de depósito” y su rol como “prestamista de última instancia”.
La tendencia hacia la dolarización de carteras por parte de inversores y ahorristas se aceleró a niveles de locura presionando las cotizaciones del dólar en el ámbito paralelo, superando nada más y nada menos que el piso psicológico de los $ 1.000. A este escenario, ya se venían sumando las decisiones recientes del Gobierno de impulso a la demanda y el consumo, mediante los diferentes programas de recomposición del poder adquisitivo, cuya liquidez se volcó a la compra de la divisa.
La liquidez y la incertidumbre se encuentran dominando las decisiones de los inversores. La gran disparada se agrava por las dudas que suscita el plan económico propuesto por Javier Milei y las elecciones, que se desvelarán tras el 22 de octubre.
Estrategias de urgencia, urgencia de estrategias
Como si fuera la cronología de una misión imposible, el Gobierno activa casi todos los días una serie de medidas tendientes a fortalecer el ingreso de dólares y las reservas. En las semanas que pasaron, el Banco Central dio luz verde para que las empresas introduzcan sus dólares a $ 800, en vez de $ 350, a través del mecanismo de contado con liquidación (CCL). Otro paso tomado fue la introducción del “dólar Vaca Muerta” a través del cual las petroleras podrán liquidar el 25% de sus operaciones con un dólar financiero a $ 800, con la expectativa de que aporte aproximadamente U$S 300 millones para mitigar el alza del CCL y liquiden unos U$S 1.200 millones hasta las elecciones.
Otra medida reciente es la extensión del “dólar soja 4″, donde el 25% del contravalor de la exportación de productos del agro –que en la anterior edición del programa eran de “libre disponibilidad”– se destinarán a la compraventa “con valores negociables adquiridos con liquidación en moneda extranjera y vendidos con liquidación en moneda local”, en el mercado financiero, al valor del CCL. En la última edición del programa, el Gobierno alcanzó a superar la meta de los U$S 2.000 millones que se había puesto para la cuarta edición, que tenía un tipo de cambio a $ 340.
El lunes pasado, el equipo de Sergio Massa reflotó las negociaciones para lanzar el “dólar minero” (dejando fuera al litio) con la expectativa de que las compañías ingresen unos U$S 500 millones durante octubre, donde el 25% podrán canalizarlo en el segmento de CCL. El martes, Massa estrenó el “dólar auto”, buscando que las automotrices liquiden operaciones pendientes por un monto entre U$S 650 millones y U$S 700 millones que se exportan por mes (promedio), en un contexto donde las mismas aducen que no pueden adelantar por falta de stock. También se aproxima el “dólar pesca”, sector que espera terminar 2023 con exportaciones por U$S 2.000 millones. Otro que se encuentra en cartera es el “dólar pyme”, en similares condiciones que el resto.
También el martes, la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) aumentó la percepción adicional que regía para el dólar ahorro, dólar tarjeta y dólar Qatar del 5 al 25% y unificó el valor a $ 731 por dólar (sumando al dólar oficial, el 30% del Impuesto Pais, el 45% de Ganancias y el 25% a cuenta de Bienes Personales). En tanto, el miércoles pasado, Massa anunció un refuerzo de reservas acordando activar el segundo tramo del swap con China por más de U$S 5.000 millones y abrir la subasta del 5G con la cual espera recaudar U$S 1.050 millones.
Los dólares diferenciales y refuerzos adicionales buscan engrosar las reservas del BCRA y aumentar la oferta en el mercado paralelo, mientras que el Gobierno le reclama un mayor esfuerzo a los sectores. Aunque se espera que el reciente esquema cambiario actúe amortiguando la estampida del dólar, no parece ser suficiente para contrarrestar el panorama de incertidumbre que se cierne sobre el mercado.
La confianza que se desvanece
Si algo le faltaba a este combo para ser la tormenta perfecta, era el temor a una corrida bancaria. Estas son eventos devastadores que pueden tener graves repercusiones en las economías si se propaga a todos los bancos y se transforma en sistémica. Por lo tanto, la prevención y la capacidad de respuesta rápida por parte de las autoridades son esenciales para mantener la estabilidad financiera. Se origina por la pérdida de confianza de la capacidad de los bancos para devolver los fondos depositados debido a rumores. Un desempeño económico débil con signos de recesión, estancamiento o inflación, puede fomentar el temor entre los depositantes.
El comunicado de esta semana del BCRA es parte del manual de acciones de los estados para frenarla: garantías de depósitos, prestamista de última instancia, comunicación clara. El siguiente paso del manual es la implementación de controles de capital y luego rescatar o nacionalizar los bancos afectados para estabilizar el sistema financiero. Chipre en 2013, Grecia en 2015 o el corralito argentino en 2001 son ejemplos en este plan de acción.
La historia sistemáticamente nos muestra que en tiempos de incertidumbre, el fantasma de una corrida cambiaria aparece en el horizonte de las economías emergentes. Estas situaciones, marcadas por una acelerada demanda de divisas extranjeras y la consecuente devaluación de la moneda local, pueden ser agravadas por el pánico generalizado y el comportamiento reactivo de los inversores. A esto, cuando se le suma el riesgo latente de una corrida bancaria, la situación puede volverse aún más crítica. Por eso, es esencial en estos contextos actuar con prudencia y discernimiento, evitando ceder ante rumores infundados que puedan avivar las llamas de la inestabilidad.
Un dólar desbocado no sólo afecta las finanzas, sino que también tiene un profundo impacto en el crecimiento económico del país. Los costos de importación aumentan, la inversión se retrae, los precios se disparan, el poder adquisitivo disminuye, los productos escasean, el stock se debilita, las ventas se paralizan. Esta situación, sumada a los rumores de inseguridad financiera, genera desesperanza y zozobra en la sociedad, que ve cómo sus esfuerzos y aspiraciones se ven obstaculizados por circunstancias que sienten que están más allá de su control.
Restaurar la confianza en estos contextos puede ser la tarea más desafiante, pero es esencial. Las medidas concretas y la demostración de un compromiso con la estabilidad económica pueden ayudar a restaurar la confianza. Mientras que estas soluciones pueden aliviar la presión inmediata y estabilizar la economía, es vital abordar las causas raíz de la inestabilidad para evitar que se repitan sistemáticamente estas situaciones y para a ser un pilar de confianza y progreso para la economía nacional. Porque al fin y al cabo, la esperanza es lo último que se pierde.
(*) Economista, MBA y directora del Icda (UCC)
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