Estos son los instrumentos más vendidos en Córdoba y el perfil de sus clientes
No hay pandemia ni situación económica que pare la pasión por la música. Las casas de venta de instrumentos y artículos de sonido continúan recibiendo un importante afluente de músicos novatos y profesionales que buscan herramientas para formarse, crear contenido y experimentar entre ritmos, melodías, hardware y software.
En la actualidad, la compra y venta de instrumentos sigue en pie con algunos altibajos. En medio de procesos cíclicos e impactos socioeconómicos y culturales, las y los cordobeses vivieron diferentes “oleadas de instrumentos”, como cuando hace dos años se instaló el furor por el ukelele.
En diálogo con La Voz del Interior, algunos comerciantes de locales musicales del centro de la ciudad afirman que en la actualidad los instrumentos que más se venden en Córdoba son la guitarra criolla (cuyo precio va desde los $26 mil y $43 mil en adelante) y el teclado (que parten desde los $200 mil). De igual manera, unos pocos siguen poniendo al ukelele en el top 3 de los más pedidos.
“En un porcentaje alto, son instrumentos para estudiantes. Hay casos esporádicos de gente que compra instrumentos de alta gama para trabajar y un porcentaje medio o bajo de venta de instrumentos de gama media”, explica Diego Ramos de Músicos del centro.
Para Fabrizio Drudi y Sandro Marcelo Quarantelli de Altos Músicos y Alma de Músico, la guitarra nunca dejó de venderse, pero el teclado y el piano son la sorpresa del año. “En la época que se vendían muchas guitarras, un piano salía cada seis meses. Ahora es normal que salgan hasta cuatro pianos por semana”, señala Sandro.
Furores que permanecen, novedades que se instalan
Diego reconoce que también se está viviendo una oleada de venta de violines, mientras que Álvaro Paillet y Ariel Ferreyra, de Musicor, sostienen que las flautas dulces y las melódicas son una solicitud constante por pedido de las escuelas.
“El que sí se compra por una motivación propia o por interés del padre es el ukelele”, explica Ariel. Hace algunos años atrás, este instrumento fue un furor entre los cordobeses. Gastón Aguilar de Músicos de Raza asegura que en el local llegaron a vender hasta 400 por día. Hoy ya no despachan tantos.
“Es un instrumento fácil y más accesible en precio que la guitarra. Si bien la venta bajó un poquito, sigue siendo un instrumento solicitado que se regala mucho a los niños como para que arranquen con algo. Pero para mí, el tema del ukelele fue un boom en ese momento. No se mantuvo en el tiempo”, sostiene Fabrizio Drudi.
El boom de hoy no sólo son las guitarras y los teclados, sino también los accesorios e instrumentos digitales con el objetivo de armar un estudio de grabación casero para producir música, crear contenido para Internet o armar un programa de streaming.
Estos tuvieron su fuerte en la pandemia, pero en general los instrumentos nunca dejaron de venderse. “Como hay mucho público novato que se actualiza todos los días, la gente vienen a buscarte el instrumento. La loopera se la llevan cuando aprendieron. Hoy por hoy, vendemos de tres a cuatro placas de sonido por mes. En la pandemia se vendían entre 10 y 15 por día”, asegura Gastón Aguilar.
Lo que sí se notó fue una disminución de ventas de instrumentos como la batería acústica (reemplazada por la electrónica) y equipos como los amplificadores de guitarra eléctrica. “Las baterías acústicas se están dejando de vender, salen más las baterías electrónicas por una cuestión de mantención, tamaño y ruido. Con los auriculares y la computadora lo resolvés”, resume Fabrizio.
¿Quiénes compran instrumentos actualmente?
Existe una gran diversidad de clientes que recurren a los locales para comprar un instrumento, pero los vendedores reconocen que hay tres perfiles bien delimitados: el novato, el especialista y el streamer.
El primero es el que se renueva constantemente y que muchas veces accede al instrumento por primera vez gracias a algún familiar; el segundo es el que casi nunca compra instrumentos, pero sí accesorios para mejorar o mantener los que tiene; y el tercero es el que marca la novedad y la tiene más clara a la hora de comprar lo que quiere.
“No le vendemos al músico, eso es lo raro. El músico solo viene a comprar el accesorio. El que viene a comprar un instrumento nuevo siempre es para regalar. Un 70% es para regalar y un 30% es para uso propio. Un buen instrumento dura muchos años y el músico lo va mejorando y manteniendo”, explica Fabrizio.
De igual manera, Álvaro y Ariel arrojan un dato interesante que contradice un poco esta última postura. Para ellos, las entidades que más instrumentos están adquiriendo en el último tiempo son las iglesias, especialmente las evangélicas. “Ellos lo usan de manera pro, porque tocan todos los fines de semana en vivo y frente a mucha gente. Yo conozco clientes de hace años que se metieron en la iglesia porque había una banda”, señala Ariel.
Instrumentos “económicos” y otras contradicciones
Por otro lado, muchos familiares se acercan a los locales para comprar el primer instrumento de sus hijos, nietos y/o sobrinos y en su mayoría preguntan por el más económico porque tienen miedo que estos se frustren y lo dejen ahí tirado.
“Entran y siempre te preguntan por lo más económico, pero muchas veces lo económico termina saliendo caro”, reconoce Gastón. Para él, si el cliente se llevó un instrumento acorde con sus necesidades, pero la experiencia no resultó como esperaba, al menos compró algo que puede revender. “Si llevás lo peor, sabés que no lo vendés más. Uno siempre trata de explicarle y aconsejarle, pero tampoco nos ponemos insistentes porque muchas veces pasa por el bolsillo”, añade.
Por su parte, Diego Ramos señala: “Los instrumentos son una frustración. Uno quiere sonar bien y al principio no se puede, a menos que seas un prodigio. Es disciplina, paciencia, perseverancia y mucho estudio. Entonces, ¿le vas a comprar algo barato a tu hijo? Ofrecele algo que le sirva para estudiar. Hay instrumentos para eso, no cosas baratas de mala calidad. No se la hagas más difícil de lo que ya es. Los chicos quieren todo a mil por hora y no tienen paciencia. Si encima los ponés en una disciplina que lleva años, es una tortura”.
Aunque parezca contradictorio, los vendedores sostienen que también hay pequeño grupo de compradores con un buen poder adquisitivo que no se preocupan por el precio de los instrumentos. “Define mucho el precio, pero a la vez la gente al no saber ni estar acostumbrada a lo que sale, le da lo mismo”, sostiene Gastón Aguilar.
“Un buen piano está saliendo $500 mil. La gente que lo compra tiene además la posibilidad de estudiar. Las clases no son baratas. Este mes vendí pianos de $2 millones. Hay clientela ‘picante’”, añade Fabrizio, a la vez que explica que para concretar estas ventas tiene que trabajar mucho la difusión por redes sociales, Marketplace y Mercado Libre.
Por su parte, Álvaro y Ariel dicen que aún existen coleccionistas que invierten en guitarras eléctricas de marca de más $2 millones de pesos.
En contraposición a ellos, Diego cuenta que recibe varias consultas por instrumentos de viento como el saxo, pero cuando les dice el precio salen despavoridos. “Los saxos son instrumentos onerosos. No existen saxos malos, existen de gama media y alta. Uno de alta gama vale más de $1 millón”, menciona.
Nuevos géneros y tecnologías que influyen
Por último, el tercer perfil que concurre mucho a los locales de instrumentos es aquel que quiere producir música, pódcast o programas de radio/streaming desde su casa. Los comerciantes reconocen que este tipo de cliente creció sin precedentes durante la pandemia y que aún se mantiene en boga, además de que llega al local casi siempre muy formado y sabe lo que busca.
“Esa información está, todo el mundo la tiene. Entonces, básicamente es ver cuestiones como qué calidad necesito para que en Spotify o YouTube me lo acepten. Otros directamente compran y se mandan así de guapos”, señala Sandro.
Hay un exponencial aumento de artistas digitales, emprendedores y autodidactas que arman y producen contenido desde sus propios estudios caseros (desde una canción hasta un programa por Twich) y comparten el material en las plataformas.
Esta novedad se ve reflejada en el aumento de ventas y consultas por micrófonos para celulares, condensadores, placas de audio, instrumentos electrónicos, pedaleras multiefecto con acceso directo a la computadora, controladores electrónicos MIDI, entre otros elementos.
“El home studio explotó. Todos querían tener su plaquita conectada a la computadora y grabarse. Eso explica también el crecimiento del teclado y el piano. Es el instrumento más completo para abarcar una composición”, señala Sandro Marcelo Quarantelli.
Bizarrap, el influencer de los instrumentos electrónicos
Si bien la cuarentena por COVID-19 llevó a un aumento de ventas de este tipo, Diego Ramos señala que fue una de las peores épocas para vender instrumentos nuevos: “Se vendía, pero un 30% menos. No por la necesidad de instrumentos porque la música siempre está, sino que la gente no tenía plata para comprarlos. Priorizaba lo esencial”.
Por otro lado, la aparición de tendencias y figuras como Bizarrap y la expansión tecnológica y digital que este generó, motivó grandes cambios en la industria musical en general, lo cual no significó la muerte de ningún género ni instrumento analógico tradicional. “La música es música”, afirma Ariel Ferreyra.
Para los vendedores, el productor argentino tuvo un fuerte impacto en los jóvenes autodidactas que se animaron a hacer música con programas e instrumentos virtuales. Al ser “una estructura musical bien consensuada” y “un género compacto”, el equipamiento está bien determinado a la hora de ofrecerlo.
Frente a estas transformaciones, los locales de instrumentos tuvieron que adquirir cierta experiencia para ofrecer a sus clientes el combo tecnológico adecuado, aunque estos últimos se capacitan muchísimo antes de concretar una compra.
“Han venido chicos de 15 a 18 años a buscar un controlador MIDI para usar con instrumentos virtuales. Eso antes no era muy común. Creo que también hay muchos chicos que están cantando en su casa, grabando y produciéndose solos”, expresa Fabrizio Drudi.
Cuarteto y karaoke
A pesar de que Córdoba es la ciudad del cuarteto, los entrevistados aseguran que no hay tantos compradores de instrumentos relacionados a este género, a excepción de los más sencillos como guiros y panderetas o incluso otros artilugios similares para hacer karaoke en casa (incluidos parlantes, luces y máquinas de humo).
“Las congas se venden mucho menos porque son caras. Hoy una conga sale de $500 mil en adelante. Las bandas grandes suelen comprar una vez un instrumento bueno que dura muchos años. Es más raro sacar un instrumento de percusión de gama alta”, detalla Fabrizio.
“La banda consolidada tiene de todo. Vienen a buscar algo muy nuevo, pero quien que más nos generan transacciones son las bandas nuevas. Nunca están completas”, añade Gastón.
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