Pagos demorados y más deuda: el municipio siente el impacto de la suba del gasto en campaña
La Municipalidad de Córdoba aceleró drásticamente el ritmo de las obras y el gasto en el primer semestre de 2023 y ahora registra atrasos con los proveedores. Pasados los procesos electorales en los que el intendente Martín Llaryora fue elegido gobernador de la provincia y el viceintendente Daniel Passerini fue confirmado como sucesor en el Palacio 6 de Julio, las facturas impagas empezaron a inquietar a los contratistas del municipio, que presionan para que se regularice la situación antes del cambio de mando.
Desde varios sectores diferentes se reiteran los reclamos por las demoras en los pagos, en especial desde empresas de limpieza, desmalezado y provisión de insumos.
La reducción de los plazos de pago y la regularidad había sido una de las grandes novedades que la administración Llaryora trajo desde 2020. Tras un primer año de ordenamiento y negociación con los proveedores por las deudas preexistentes, la gestión peronista hizo gala de fortaleza económica y ordenamiento.
Ahora en el equipo municipal admiten los atrasos, aunque aseguran que ya se tomaron las medidas para revertir la situación antes del final de la gestión.
El secretario de Economía del municipio, Guillermo Acosta –se encuentra en Nueva York junto a Llaryora– indicó que ya en varios rubros se normalizaron los pagos, y que en los próximos días se regularizarán en su totalidad. “Teníamos prevista una colocación de Letras cuya autorización por parte del Ministerio de Economía de la Nación y del Banco Central demoró mucho más de lo previsto y eso generó demoras, pero los pagos se normalizarán a la brevedad”, indicó el funcionario.
Colocación récord
Esa colocación de Letras del Tesoro de la Municipalidad de Córdoba se realizó el martes pasado y tuvo una magnitud récord: llegó a los $ 5.000 millones. La serie 49 no solo llamó la atención por su magnitud, sino porque requirió una resolución del Banco Central autorizando una sustancial ampliación del monto de emisión del municipio, que tenía un límite de $ 6.000 millones. Dado que este año ya hubo otras dos emisiones anteriores que completaron esa suma, el Central amplió a $ 11.000 millones el límite del financiamiento anual vía Letras.
En la práctica, ese esquema es la principal fuente de financiamiento municipal. Dada la trayectoria de cumplimiento que el municipio capitalino mantiene desde la primera gestión de Ramón Mestre, el plazo de las Letras –inicialmente a 90 días– se fue ampliando y las emisiones de este año fueron a 300 días. Se colocaron $ 3.000 millones en abril e idéntica cifra en junio, además de los $ 5.000 millones de esta semana. Los intereses son altos, pero inferiores a otras vías disponibles: tasa Badlar más 725 puntos básicos.
Las tres emisiones de 2023 deberán ser canceladas por la futura administración municipal de Passerini. Puertas adentro del municipio hay bromas constantes con el tema, ya que el futuro intendente no podrá apelar al argumento de la “herencia” recibida: el incremento del gasto de este año estuvo íntimamente vinculado a la campaña electoral del propio Passerini.
Descuento de certificados
La gran novedad de la gestión Llaryora fue la reactivación de la obra pública. Son varias las empresas constructoras cordobesas que después de décadas de no trabajar con el municipio volvieron a participar de las licitaciones desde mediados de 2020. Durante dos años, el volúmen de obras fue creciente y los pagos fueron puntuales, pero en 2023 ocurrieron dos cosas en simultáneo: se aceleró el ritmo de las obras por la campaña electoral y se ralentizaron los pagos.
En la Cámara de la Construcción de Córdoba aseguran que entre abril y agosto pasados la situación fue agravándose, hasta que en las últimas semanas se habilitó el sistema de descuento de certificados de obras municipales en el Banco de Córdoba. Se trata del esquema de financiamiento al que siempre apeló la Provincia cuando tuvo problemas de caja para cumplir con el pago de obras. Las empresas consideran que la situación tiende a normalizarse.
Puertas adentro del municipio aseguran, además, que tras las elecciones hubo una abrupta reducción del gasto. Se suspendieron eventos que habían sido muy costosos años anteriores –la Maratón de la Ciudad no se hará– y el ritmo de obras se desaceleró notablemente. La falta de presupuesto pasó a ser una realidad en casi todas las secretarías, pese a que hasta ahora la recaudación municipal no registró bajas importantes.
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