Damián Córdoba, un “Wacho” monero y floreciente: Estamos listos y preparados para ir por todo
Damián Córdoba saca el teléfono, activa la cámara y en “dos primeras” ya tiene su dedo listo para iniciar un vivo de Instagram espontáneo y fugaz, así como es él.
El detalle es que se acaba de encontrar con Martín “el Mono” Fabio, cantante de Kapanga, porque ambos están en La Voz para promocionar sus próximas presentaciones. El catamarqueño le habla a su gente y cuenta del encuentro casual con su colega, a quien invita de gira por Cruz del Eje. Damián pasa la información del show de la banda rockera y luego recuerda lo que se le viene: una Primavera Cuartetera (así, con mayúsculas) que incluye “selección jimenera” y la esperada presencia de su ídolo y flamante aliado.
“El Wacho”, como se lo conoce desde su desembarco en Córdoba, tiene en esa actitud que desenfunda a cada paso uno de sus mayores signos de identidad. Cuando llega a la redacción (y en un horario habitualmente imposible para él), sus ganas contagian. Fluye cuando tiene que contar en qué está, qué proyectos tiene junto a Universo Jiménez y cómo esa convergencia se dio en un momento en el que el cantante quería ir por más.
Está cómodo en los medios y en las redes, dispuesto a hablar de casi cualquier cosa (aunque prefiere no tocar temas más ríspidos, como el reciente reclamo por alimentos de su expareja). Detallista y siempre alerta, saca fotos, hace videos, piensa locaciones, se preocupa porque su imagen esté cuidada. Si hay algo que no se puede poner en duda es que después de 23 años de carrera y 27 discos grabados, Damián Córdoba sigue teniendo las ganas del primer día.
Una nueva etapa
En 2019, el catamarqueño -que se define ante todo como “familiero”- vivió su momento más feliz, con la llegada de su primer hijo, y también el más triste: la partida de su papá y mentor. Luego llegó la pandemia y un parate total que lo impactó, pero que también le hizo experimentar otros horarios y rutinas.
En medio de la desesperación por volver a tocar, a mediados de 2021 el cantante dio un paso en falso al actuar en un bar de Nueva Córdoba sin hacer caso de las restricciones vigentes. El cuartetero asumió culpas, se replegó y dos meses después volvió a Forja –en formato “burbujas”– para reconfirmarse (una vez más) como uno de los ídolos populares más queridos de nuestra música regional. Desde entonces, ha cerrado las dos últimas ediciones del Cosquín Cuarteto y también ha sido figura central del Festival Nacional de Cuarteto y de eventos como el Festival de Jesús María o el último Bum Bum, también en enero.
Precisamente, junto con los responsables del festival ideado desde el entorno de Carlos “La Mona” Jiménez, Córdoba inició recientemente lo que él mismo considera como una nueva etapa en su larga carrera.
El cuartetero de 36 años acaba de concretar un movimiento industrial que sin duda tiene más de una capa de impacto. El cantante se alió a Carli Jiménez (un viejo amigo, según cuenta) y se convirtió en el primer artista incorporado a la productora Universo Jiménez, con la que este jueves tendrá su primera prueba: un baile en Forja en ocasión del Día de la Primavera.
“Con Carli nos conocemos desde hace mucho”, suelta Damián cada vez que se le pregunta por su llegada al equipo que, liderado por el hijo de La Mona, hoy desarrolla celosamente todo lo vinculado a la marca de su ídolo máximo. “Los planetas se alinearon, nos cruzó el camino, y acá estamos listos y preparados para ir por todo. Él como productor y yo como artista”, se entusiasma el cantante.
Como el propio Córdoba se encarga de aclarar, junto a Rodrigo y Walter Olmos, Jiménez completa su triada de máximos referentes. Por eso, para él, trabajar bajo el ala del “Mandamás” y su numerosa estructura de aproximadamente 70 personas es “como si Messi te invitara a jugar un partido”.
“Me siento en una nueva etapa, con nuevos desafíos”, dice Córdoba, que asegura que uno de los objetivos de su alianza con UJ es dar el salto internacional que tiene pendiente. Para ello, en poco tiempo más viajará a México con la intención de concretar alguna de las varias colaboraciones que promete para el futuro cercano. También está en los planes acercarse a festivales y a megaeventos fuera de su radar y apuntalar la pata escénica de sus bailes en Córdoba, que de ahora en más serán pensados como auténticos hitos a nivel producción.
De corazón a corazón
Pero como adelantó el cuartetero, su llegada a Universo Jiménez no fue una casualidad, sino algo que se cocinó a fuego lento durante la última década y media.
“Cuando Carli volvió de Buenos Aires, en 2007, mi viejo le dijo a Juana (Delseri, mamá de Carli y socia eventual del padre de Córdoba en aquel momento) que él tenía que ser mi mánager. En ese momento, él recién estaba empezando en esto y no se dio. Pero mirá cómo son las cosas que la vida nos terminó juntando ahora”, reflexiona Damián, quien también siente el aval de su padre en esta decisión clave en su carrera.
Según cuenta en otro momento de la charla, fue con él con quien terminó de hacerse fanático del cuarteto durante su niñez. “Desde que tengo uso de razón, en mi casa, por mi papá, se escuchaba ‘la Mona’ Jiménez”, sentencia. Sin duda, todo eso es parte de la educación emocional y artística que, 20 años atrás, impulsó a este catamarqueño a instalarse en Córdoba y no parar hasta convertirse en uno de los símbolos del cuarteto en lo que va de este nuevo siglo.
Por eso también será especial el baile del próximo jueves en Forja. Para ese día, Córdoba promete una “selección jimenera” que no resulta extraña para sus fanáticos –habitualmente canta canciones de la Mona–, pero sí será especial en el contexto de este acercamiento al círculo de confianza del “Mandamás”.
En ese sentido, adelanta tres temas que para él no pueden faltar. Aunque menciona también Ramito de violetas, Aventurera o Amor de compra y venta, su elección final es tan variada como el repertorio monero: El bohemio, con el recuerdo de su papá; Muchacho de barrio (“Todos nos sentimos identificados porque todos somos muchachos de barrio”, dice Damián), y Pa’ beber, un favorito personal que es sinónimo de sed.
Por supuesto, la presencia del propio Jiménez en el escenario de Forja es una promesa que todavía no se confirma del todo, pero se presiente como algo casi seguro. Damián juega con la incógnita, pero una sonrisa pícara en su rostro (una más y van…) parece decirlo todo. Por lo pronto, Córdoba patea la pelota al lateral y prefiere concentrarse en lo que, según él, será una ambientación inédita en el gigantesco salón de barrio Talleres.
“Se viene algo impresionante. Queremos destacar la puesta en escena, que va a dar que hablar. Cuando vi la propuesta de lo que va a ser, dije: ‘¡No! Esto es de otro planeta’. O de otro universo”, resume el cantante entre risas.
Lo que viene, lo que viene
Ese salto de calidad a nivel de producción y de acompañamiento en la industria tiene también otra pata clave: el sello Leader Music, con el que Damián trabaja hace años. Este jueves, Córdoba presentó Notificación preferida, su más reciente canción, junto con la discográfica que también maneja los destinos de Los Palmeras o La Konga, con quien Córdoba promete otra colaboración para dentro de poco.
“Se viene otra canción con mis amigos de La Konga. Yo ya grabé con ellos y ahora ellos van a grabar un tema conmigo”, adelanta Damián, que también se alinea al discurso internacionalista que viene pregonando la banda de Villa Dolores en los últimos años.
“Creo que, como pasó en su momento con el reguetón u otros géneros, el cuarteto tiene todo para crecer fuera de Argentina”, dice, mientras se acomoda entre los interesados en exportar el género más allá de las fronteras nacionales.
En contrapartida, Córdoba asegura que esa búsqueda y el trabajo que está emprendiendo junto con Universo Jiménez para salir fuera de su “zona de confort” –según define– no serán en detrimento de su vínculo indeleble con los fanáticos de “la Docta”, del interior provincial y de otras provincias argentinas. Aunque admite la decisión de bajar la intensidad de bailes en Córdoba para apostar a producciones más rutilantes, descuenta su presencia en los escenarios locales por una cuestión de pertenencia.
“Desde que llegué a Córdoba, el público me recibió con los brazos abiertos y me hizo sentir muy querido, como un cordobés más”, explica sobre su correspondencia con una legión de fanáticos que lo siguen con fidelidad y emoción desde hace dos décadas. “Soy un privilegiado por poder hacer lo que me gusta, que es cantar cuarteto. Por eso disfruto de todo lo que hago”, resume cuando se le pregunta por su actitud siempre “para adelante”, dispuesta, con pilas para todo.
Cuando llega el final de la charla, y este cronista cierra el cuestionario con una consulta tan general como abstracta, Córdoba vuelve a citar involuntariamente a Jiménez. Al igual que el ídolo, que en su reciente reaparición en el aniversario de su Museo Bar dijo que no se iba a morir “en un hospital”, Damián siente que su vínculo con el tunga tunga es perpetuo. Y que, si tiene suerte, ese ritmo irrefrenable que lo contagia en cada show será parte de su último suspiro y de su despedida definitiva de este mundo.
–¿Qué es el cuarteto para vos?
–Es todo. Es mi vida. Soy un agradecido de poder hacer lo que hago, de hacer bailar y divertir a la gente que hoy tanto lo necesita. Con muchísima energía, buena vibra y la mejor onda, como siempre. Y si Dios quiere, así va a ser hasta mi último día: espero poder morirme arriba de un escenario.
Para ir
Damián Córdoba se presenta este jueves 21 de septiembre desde la medianoche en Forja (Mauricio Yadarola 1699). El cantante celebra 23 años de carrera y la “Primavera Cuartetera”, que promete “selección jimenera” e invitados especiales. Entradas generales a $ 3.000 (más cargo por servicio) en Edén. También disponible Espacio Adrenalina con y sin estacionamiento ($ 23.000 y $ 20. 000 más service charge, respectivamente).
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