Cinco años sin De la Sota: un legado político, pero sin herederos en el PJ
“La Policía de Córdoba informa que siendo las 20 horas en la autopista Brigadier General Bustos, ruta 36, kilómetro 782, y por causas que se tratan de establecer, se produjo un accidente de tránsito entre una camioneta marca Volvo y un camión con acoplado. Como consecuencia del impacto, falleció en el lugar el exgobernador José Manuel de la Sota, conductor del rodado de menor porte”. Eso decía el frío comunicado policial, aquel 15 de septiembre de 2018, confirmando la muerte del exmandatario provincial.
A cinco años de aquel episodio fatal, en medio del convulsionado escenario político nacional por la campaña presidencial y la crisis económica, se reaviva la pregunta que se hacen muchos peronistas: ¿qué hubiera hecho De la Sota en esta situación que atraviesa el país?
Quien no tiene dudas al respecto es el gobernador electo Martín Llaryora, principal sostén de la candidatura presidencial de Juan Schiaretti.
“No tengo dudas de que De la Sota hubiera hecho lo mismo que ahora está haciendo Juan. Aspirar a ser presidente, defendiendo los intereses de Córdoba, el federalismo, el trabajo y la producción”, argumentó el próximo gobernador ante una consulta de La Voz por el quinto aniversario del fallecimiento de De la Sota.
Llaryora es voz autorizada para hablar de De la Sota. Por ser el próximo gobernador, pero, sobre todo, porque su inicio de su carrera política fue en una vereda distinta a la del exgobernador, en la interna del PJ.
“Con De la Sota tuvimos idas y vueltas, cuando yo era un joven militante peronista. Pero cuando me convocó para ser su ministro de Industria, en un momento muy delicado de su tercera gestión -fue después del motín policial del 3 y 4 de diciembre de 2013-, comenzamos otra relación. Aprendí muchísimo de él. Sin dudas, De la Sota fue un estadista extraordinario, como lo es Schiaretti. El peronismo de Córdoba tiene el privilegio de haber tenido a dos de los estadistas más importantes de esta era democrática”, concluyó el gobernador electo.
Otra voz autorizada es la de su hija, la diputada nacional Natalia de la Sota: “Delasotistas somos todos los peronistas cordobeses”, planteó.
La propia legisladora nacional aclaró que pese a ser su hija, su padre no dejó herederos políticos. Aunque hay muchos dirigentes que se identifican con él, como el intendente electo de la Capital, Daniel Passerini, o el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas, por mencionar sólo a algunos.
En el PJ cordobés no hay una corriente interna del delasotista. El día después del entierro de De la Sota, Schiaretti convocó a todos los sectores del PJ e hizo un llamamiento a la unidad. Hay matices y algunas intrigas entre dirigentes schiarettistas y delasotistas, pero nunca estuvo en riesgo la unidad del oficialismo.
Sociedad exitosa
Schiaretti y De la Sota fueron rivales durante gran parte de la década del ‘90. Los peronistas recuerdan la áspera interna que los enfrentó en 1993, cuando el ahora gobernador derrotó De la Sota con el apoyo del entonces todopoderoso ministro de Economía Domingo Cavallo.
Unos años después, en 1998, De la Sota convocó a todos los sectores del PJ provincial para enfrentar al gobernador radical Ramón Bautista Mestre. Schiaretti fue parte de esa convocatoria, y luego se convirtió en ministro de la Producción delasotista.
De la Sota y Schiaretti construyeron una sólida sociedad política que mantuvo al PJ 24 años en el poder. Ahora, la nueva alianza Schiaretti-Llaryora aseguró esa permanencia por otros cuatro años.
El gobernador recuerda siempre a De la Sota como “su amigo”. Sin embargo, en realidad, se respetaron y sostuvieron una granítica sociedad política, pero también tuvieron diferencias.
Los últimos movimientos de De la Sota, poco antes de morir, marcaron esas visiones distintas.
Cuando encontró la muerte en la autovía 36 el exgobernador estaba trabajando para volver a ser candidato presidencial, al año siguiente.
Con esa aspiración, De la Sota había mantenido contactos con el kirchnerismo. Dos meses antes de morir, el exgobernador fue protagonista de una larga reunión con Máximo Kirchner.
Natalia de la Sota, Haidé Giri y Gabriela Estévez fueron testigos de ese diálogo. De la Sota aspiraba en aquel momento a ser el candidato presidencial de la unidad del PJ, con el apoyo de Cristina Kirchner.
Aquella fue la última diferencia con Schiaretti. El ahora candidato presidencial mantiene una postura opuesta. “Con el kirchnerismo no tenemos nada de qué hablar”, repite en su campaña presidencial.
“De la Sota es de todos”
Para la diputada nacional Natalia de la Sota, su padre no dejó herederos, pero sí un legado político. “Su legado trasciende a nuestro propio partido. De la Sota representa mucho más que una manera de hacer política. Es una construcción colectiva a partir de ejes compartidos por una amplia mayoría de cordobeses: diálogo, federalismo, educación y trabajo, consenso, respeto por las ideas de los demás y justicia social. Podemos hablar incluso de “principios delasotistas”, enfatizó la legisladora, que no se siente la heredera política natural de José Manuel de la Sota.
Para Natalia de la Sota, las ideas de su padre siguen vigentes. “Más allá de la fecha y el contexto, siento que mi papá está más vigente que nunca. En cada discusión, en cada debate, en cada propuesta, en lo político, en lo económico, en lo social, sus ideas imperan y la llama de su legado está presente”.
“Mi padre fue pionero en muchos aspectos y tal vez recién hoy nos damos cuenta que sus ideas estuvieron adelantadas más de 20 años. Especialmente, en su mirada sobre la educación y el trabajo. Estaba convencido sobre el rol del Estado en materia de educación y que a esa inversión debía hacerla el propio Estado. “La educación nos hace libres y mejores”, repetía”, agregó.
Natalia de la Sota recuerda al exgobernador. “Vivió sus gobiernos con pasión. Repetía: ‘Hay que tener buenas ideas en la cabeza y sentimiento popular en el corazón. Hay que humanizar la política’ reconstruyendo el vínculo de los políticos con la sociedad. Por eso fue un adelantado”, concluyó Natalia de la Sota.
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