Inteligencia artificial y educación, ¿aliados o enemigos?
La crisis económica y social que atraviesa nuestra sociedad impacta de lleno en la educación argentina. El deterioro del ingreso genera una diferenciación en el seno del sistema educativo en función de los sectores sociales que atiende.
Por eso, en este momento es preciso analizar el impacto que genera la crisis, para diseñar las estrategias que nos permitan superarla, no sólo desde la gestión sino también desde los estamentos docentes que intervienen en el sistema educativo.
El lazo tradicional que une la gestión educativa en la tríada escuela, familia y estudiantes, está severamente dañado. La era de la cultura digital y la inmediatez que proponen los sistemas tecnológicos avanza de manera arrolladora y contrasta con las condiciones de vida de las mayorías.
El dispositivo escolar, como sistema tecnológico, se debate entre los viejos métodos tradicionales y los intentos de innovar; en este punto, la escuela, que en un origen fue diseñada para ordenar socialmente los procesos revolucionarios durante la modernidad, repite de manera sistemática el modelo, con la misma lógica pero con tecnología digital. Es decir, hay incorporación de tecnología y recursos en las aulas, pero no hay innovación desde el punto de vista sistémico.
A 40 años de la recuperación de la democracia, y mirando a la Córdoba del futuro, redefinir la educación es una obligación. El Estado, como garante del bien común, tiene que conjugar y conciliar propuestas con amplios sectores sociales que pongan a la educación en el centro de la escena, construyendo estrategias concertadas para salir de esta difícil coyuntura.
Nuevo pacto educativo
En un marco de crisis y demandas sociales crecientes, es oportuno plantear un modelo de concertación social que pueda aglutinar a sectores diversos, para generar acuerdos básicos. Fundar una suerte de alianza en torno de un proyecto capaz de incluir a todos los actores sociales; una invitación a trabajar en conjunto, en una gran mesa de diálogo que nos permita abordar la realidad de manera integral y concretar objetivos realizables.
Proponemos un pacto educativo que sume respaldos representativos del sector público y privado, de organizaciones sociales y ONG, de sindicatos, de universidades y de la comunidad interreligiosa, para enriquecer la visión y administrar con eficiencia los recursos. La inversión educativa debe ir en línea con los objetivos generales de este consenso, y la administración central debe tener una gestión activa en la asignación de recursos, de acuerdo a prioridades que fije la agenda común.
Innovación educativa
En este marco, la innovación educativa es el lineamiento político “madre”, que nos va a permitir dar un salto cualitativo en materia de enseñanza de calidad. Vivimos en la sociedad del conocimiento, donde las nuevas tecnologías, las redes sociales y la inteligencia artificial tienen un rol fundamental en el desarrollo integral de las personas.
Por eso, el plan de innovación debe plantear un abordaje múltiple que impacte de modo significativo en todo el sistema educativo, donde finalmente la escuela pueda hacer un uso de la tecnología que tal vez no estaba previsto en el diseño original de equipos y aplicaciones. Mejorando la enseñanza con nuevos formatos escolares, indefectiblemente mejoraremos los procesos de aprendizaje.
Dentro del pacto educativo, proponemos que las políticas públicas recuperen toda su dimensión pedagógica y humanista. Desde esta concepción, la innovación debe producir cambios estructurales en materia de: contenido académico, bienestar físico y emocional, diversidad cultural, creatividad, uso responsable de las tecnologías con conciencia ambiental, uso racional de los recursos, preparación profesional y el mundo del trabajo, pensamiento crítico y participación ciudadana.
Así, la alfabetización tecnológica se suma como objeto de aprendizaje, a la vez que aporta al fortalecimiento de las “alfabetizaciones tradicionales” –la adquisición de lengua escrita, las prácticas de lectura, el pensamiento matemático– que, después de la pandemia, necesitan ser atendidas y reforzadas.
Si tenemos en cuenta que la innovación, ubicada como política principal, nos permite desplegar un programa de trabajo concreto con lineamientos para mejorar cualquier proceso dentro del sistema educativo, y si concebimos a la escuela como la representación del Estado en el territorio, instituida en el seno de la sociedad, donde interactúa toda la comunidad, el abordaje no puede agotarse en lo curricular, sino que requiere de una intervención política integral.
* Subsecretaria de Coordinación Educativa de la Municipalidad de Córdoba
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