Soy liberal y no voté a Milei
Si se analiza cualquier índice de libertad económica, se constata que los países más libres tienen estándares de vida más altos. En Nueva Zelanda, Suiza, Australia e Irlanda, la gente vive bien. En los países menos libres, como Cuba, Venezuela y Corea del Norte, la gente vive peor. Discutir el triunfo del capitalismo como el sistema más eficiente para generar prosperidad es insensato.
Cuando veo a Javier Milei en la televisión, siento atracción por su discurso. Soy liberal y la retórica de Milei me atrae. Pero no lo voto. Estas son mis siete razones.
1) Milei es populista. Enfrenta a la gente común con un “enemigo”: la casta política. La solución a todos los problemas estará cuando se desbanque al establishment y gobiernen los verdaderos representantes del pueble. Este razonamiento es engañoso. Es poco creíble que un grupo de gente inmaculada e incorrupta suba al gobierno y solucione todo sin contaminarse.
Si Milei es presidente, deberá armar su estructura con gente diversa; el espacio se hará más heterogéneo; aparecerán el deseo de mantener y acumular poder, las concesiones a grupos de interés para obtener contrapartidas, las negociaciones políticas, la corrupción, etcétera. Su estructura se transformará en casta muy rápidamente. Sus funcionarios y legisladores deberán jugar el juego político.
También es populista presentar soluciones simples a problemas muy complejos. Milei menosprecia el tiempo que insumirán los cambios, la resistencia de los grupos afectados y la necesidad de contar con consensos para concretarlos.
2) No se gobierna sólo con ideas. No es correcto concluir que, por el atractivo y la convicción de su discurso, Milei es quien está más capacitado para generar los cambios. No basta con ideas claras. Milei no tiene experiencia en gestión y no tendrá mayorías legislativas ni estructura partidaria que lo respalden. Esto objetivamente disminuye las chances de realizar los cambios.
3) No hace falta ser liberal confeso para saber las reformas necesarias. Los cambios que necesita la macroeconomía son básicos para cualquiera que no sea populista de izquierda. El meollo del problema está en el déficit fiscal y en las políticas distribucionistas que buscaron estimular artificialmente el consumo interno durante el kirchnerismo. Son políticas insustentables y generan inflación.
El crecimiento económico debe venir por la inversión privada y el aumento de la productividad. ¿Es necesario ser libertario para entenderlo? No necesitamos un genio libertario y carismático, sino alguien con decisión, capacidad de gestión, experiencia y volumen político. El mejor ejemplo fueron en su momento Carlos Menem y los cambios promercado de los años 1990. Las ideas eran de Domingo Cavallo, pero el poder político era del presidente, quien tenía al peronismo a sus espaldas.
4) El experimento Milei es demasiado riesgoso. Además de carecer de experiencia en gestión y de respaldo político, Milei presidente tendrá una base de apoyo electoral poco fiel. El voto ideológico libertario de Milei representa el menor porcentaje. La mayor parte es voto bronca, anticasta y antisistema. Si su gobierno no logra resultados con rapidez, todo ese apoyo puede esfumarse y correremos un serio riesgo de que los grupos de interés de la resistencia comiencen a ejercer fuertes presiones.
No son infrecuentes las destituciones de presidentes en Latinoamérica en los últimos años. Sucedió con Dilma Rousseff en Brasil, en 2016; con Pedro Castillo en Perú, en 2022, y ahora está sucediendo con Guillermo Lasso en Ecuador. Perfectamente puede pasar en nuestro país con un gobierno políticamente débil que pretenda llevar adelante reformas que afecten muchos intereses.
5) Buena parte del voto a Milei es voto que se desencantó con Mauricio Macri. Para estos votantes, Macri fue más de lo mismo y no hizo los cambios. Fue un presidente tibio, cuando el país necesita más dureza y convicción. Es cierto que algunas reformas en la gestión macrista se demoraron. En su momento, el miedo era que ningún gobierno no peronista había terminado el mandato desde 1928. Pero en los últimos dos años de su gestión, se hicieron importantísimas correcciones y las Paso 2019 cortaron un proceso que era virtuoso. Ello amén de las virtudes institucionales e internacionales de su gestión. Meterlo en la misma bolsa es un error de análisis.
6) Pregúntele a un peronista duro a quién votaría en un balotaje Patricia Bullrich-Milei. Casi siempre se inclinan por el segundo. Lo ven como un experimento mucho más endeble y de corto plazo, que aumenta las chances de que el PJ vuelva al poder. Este test es la mejor prueba de que un gobierno de Milei es más riesgoso. Su discurso carismático genera encanto, pero sus chances de no poder realizar los cambios son mayores y, por lo tanto, mayor la posibilidad de que vuelva el peronismo en 2027.
7) Si el experimento sale mal, toda la sociedad culpará al liberalismo de los males y la palabra “libertad” volverá a estar proscripta en la Argentina durante décadas, como después de 2001. Milei carece de mayorías legislativas y de gobernadores e intendentes de su signo político para cumplir los cambios radicales que propone, y deberá enfrentar al peronismo, a los sindicatos y a todos los grupos cuyos intereses se toquen. Prefiero a alguien con un discurso menos encantador, pero que sea más pragmático y tenga mayor respaldo político para hacer lo que hay que hacer.
* Abogado
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