Propuesta de gobierno para tiempos difíciles
Visto:
Las catastróficas circunstancias sociales, económicas, culturales y de salud mental a las que se ve sometida la ciudadanía argentina.
La explícita ineptitud técnica de numerosos dirigentes mayores de edad, responsables durante las últimas décadas de gestionar acciones que modifiquen la realidad.
El ofensivo desprecio por parte de muchos de ellos y ellas por las necesidades de los habitantes, anteponiendo sus propios intereses.
La bochornosa cobardía demostrada por varios y varias para admitir y corregir las consecuencias de sus actos.
La precariedad de ideas y de propuestas por parte de adultos que ocupan cargos públicos, que no reaccionan, no responden ni se alteran cuando se les piden respuestas.
La aparente futilidad de la participación ciudadana, acotada a sufragar cada dos años sin lograr modificar el panorama funesto.
Y considerando:
Que entre niños y niñas es posible identificar numerosos expertos en la gestión de la pobreza y la indigencia, ya que, sin ser estudiosos del tema, son pobres o indigentes; cada hora de cada día… y cada vez más.
Que muchos de ellos podrían dictar cursos de posgrado en necesidades básicas insatisfechas, porque comen cuando pueden, usan idéntica ropa todos los días y habitan viviendas precarias.
Que un sinnúmero de chicos y chicas muestran condiciones para colaborar en el rediseño de planes de educación a partir de la experiencia adquirida durante su cursado en los diferentes niveles con y sin pandemia, con y sin conectividad, con y sin cuadernos, con y sin docentes apasionados.
Que una legión de adolescentes confirma ser experta en el uso racional de recursos tecnológicos que mejoren la vida cotidiana, además de conocer los riesgos del abuso y de la tecnoadicción.
Que crecer en familias ensambladas o reconstruidas ha otorgado a muchos chicos –a diferencia de los adultos– la capacidad para dialogar de manera constructiva, exigir y ceder condiciones con equilibrio, aceptar límites simétricos y expresar las necesidades del conjunto con ductilidad y humildad.
Que la mayoría de niños, niñas y adolescentes ejercen un grado de conciencia ecológica natural y no aprendida, de mayor valor que la conseguida por generaciones anteriores, que sólo se enteran de los problemas ambientales por las noticias.
Y que por haber tosido sin descanso durante los largos meses de sequía, haber sufrido gastroenteritis recurrentes por mala higiene y haber repetido diversas manifestaciones de alergia por contaminación ambiental los equipara con doctorados en Salud Pública.
Se propone:
Dentro del marco legal que establece la dinámica de la democracia actual, identificar a dirigentes que no hayan conseguido demostrar de manera genuina capacidad para resolver los problemas de la gente, y reemplazarlos por niños y niñas bien dispuestos.
Postular a aquellos adolescentes con auténtico patriotismo (condición que supera la devoción por selecciones nacionales que compiten a nivel mundial) para integrar cuerpos legislativos que presenten proyectos que les devuelvan comida, abrigo, educación y futuro.
Penar a los adultos que no cumplieron su juramento de lealtad a la patria a seguir las directivas que establezcan los chicos, a fin de que aprendan sinceridad, honestidad y decencia.
Proponer a quien lea esta propuesta –en apariencia infantil– que si no confía, siga probando con las “maduras” y “serias” gestiones de adultos que, hasta ahora, dicen gobernar.
Addendum
No podría concebirse un mejor regalo para este Día de las Infancias que pensar en incluir como dirigentes a personas sin intereses sectarios, sin prejuicios y sin codicia.
Será justicia.
* Médico
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