¿Y dónde están los dólares?, se pregunta la columna Pelotazo al Vacío
Una novedosa investigación envuelve a un club del fútbol argentino de la Liga Profesional. El Banco Central inició un sumario a la institución, que vendió tres jugadores al exterior y supuestamente no ingresó los 17,5 millones de dólares de la operación al país o al menos no los liquidó en el Mercado Único y Libre de Cambios, como ocurre con exportaciones similares tales como la de ganado en pie.
Técnicamente, el club sumariado disponía de cinco días para liquidar los millones de dólares después de realizado el pago, ya que el pase de un jugador encuadra como “activo no financiero no producido”.
Tal como fue creativamente definido en el XXI Congreso Economistas Ocurrentes, desarrollado en Querétaro, México, pero una de las transferencias dataría de 2021 con lo cual el plazo estaría sensiblemente vencido.
Se desconocen las razones por las que no se liquidó ese dinero. Es que el Central se encuentra en la etapa de recolección de pruebas, pero las sospechas apuntan a que se trataría de evitar eso de entregar los preciados dólares al cambio oficial o, al menos, esperar a que la cotización mejore a partir de alguna de las devaluaciones que vienen más anunciadas que la visita del Papa a la Argentina.
“Es mucho más tentador ir a cambiar dólares a las cuevas en donde el precio vuela, pero habría que recurrir a métodos creativos para ingresarlos al país. Una posibilidad que se analizó fue la de aprovechar el límite de divisas que se puede pasar por aduana, que es de 10 mil dólares. Es decir, cargar a cada dirigente con esa suma y luego juntar la masa crítica en el club y partir hacia las bocas del mercado negro”, explicó el directivo de una institución involucrado en la ingeniería de una operación de ingreso de verdes luego de la venta de una estrella en ascenso de la institución a un ignoto club norteamericano.
Sin embargo la idea se desechó debido a una serie de factores adversos, tales como la cantidad de dirigentes que se necesitaban para llevarla a cabo. “Para ingresar 15 millones de dólares se necesitaban 1500 dirigentes, una cantidad de gente que no tenemos ni juntando a los familiares políticos de la dirigencia. Además, para que el dinero estuviera depositado en Estados Unidos habría que organizar, como mínimo, cinco vuelos chárter para el operativo… siempre y cuando los aviones fueran del tipo Airbus 300, pero el número de vuelos se elevaría a 15 o 20 si se contratan aviones Hércules”, reconoció la fuente.
Además existe el peligro extra de que algunos de los porteadores no llegue nunca al club con los 10 mil dólares y después desaparezcan de los lugares que habitualmente frecuentan, y el temor radica en los parientes políticos de los dirigentes.
“Después resulta que al cuñado del tesorero no aparece y no lo pueden encontrar para extirparle los 10 mil dólares. Es un tema delicado”, agrega.
Más segura pero lenta es la variante del ingreso hormiga (cada vez que un dirigente viaje al exterior regrese con 10 mil dólares para el club) pero se tardaría unos 15 a 25 años ingresar toda la masa crítica y los clubes generalmente tienen urgencias cotidianas en materia de dinero.
Otra posibilidad que, sin embargo, fue desechada porque roza la ilegalidad. Es la de utilizar un antiguo submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial, que todavía se mantiene operativo, luego de haber desembarcado en playas argentinas unos cuantos turbios personajes reclamados por el tribunal de Nuremberg después del conflicto.
Finalizados estos traslados, el veterano U-Boot sigue en servicio dedicado al ingreso irregular al país de productos caros tales como perfumes franceses, electrodomésticos, celulares, comida para celíacos, etcétera.
Conocido coloquialmente como “la línea Hamburgo-Las Toninas”, el viejo sumergible está algo lento, pierde aceite, su tripulación tiene un promedio de edad de 98 años y hay que llegar en bote hasta la costa pero el servicio sigue siendo tan eficiente como en 1945.
Cabe aclarar que el Banco Central planea presentar ante Justicia los resultados del sumario para se decida qué pena le cabe al club, la cual podría significar cerrarle la exportación de jugadores en lo que constituiría un duro golpe a las finanzas de la institución que quedaría así limitada a comerciar futbolistas en el mercado interno y en consecuencia al cobro en pesos.
“Hay clubes que producen jugadores desde chiquitos con la mira puesta en el mercado exterior e incluso han puesto el esfuerzo en ganar nuevos mercados para el fútbol argentino como Arabia Saudita, Angola o Surinam por lo que sanciones de este tipo los obligarían a cambiar toda su estrategia de negocios sólo porque se demoraron un par de años en liquidar algunos millones”, se quejó un dirigente que considera excesiva la sanción.
Si los argentinos tienen un TOC con los dólares, los clubes argentos no tienen razones para no ser la excepción.
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