La Nueva @lanuevaweb: La apatía electoral bajo la lupa de la política

La apatía electoral bajo la lupa de la política

el país.

Los aparatos políticos en ámbito bonaerense saben que ingresaron en una etapa donde deben evitar los errores no forzados ante un electorado mayormente apático, cuando resta poco más de una semana para el primer test electoral que comenzará a definir no sólo la suerte del oficialismo sino también la interna de Juntos por el Cambio.

Unas PASO con determinado nivel de ausentismo podría trazar un paralelismo con el malhumor social producto de la interminable crisis económica. Aunque, como se sabe, concurrir a votar a las urnas no es una opción, es un deber democrático.

En particular, el gobernador Axel Kicillof decidió poner especial énfasis en “fomentar la participación” en las urnas ante la dinámica de ausentismo que ya se observó en varias  elecciones provinciales.

Incluso, en algunas reuniones reservadas con intendentes y precandidatos de UxP, les indicó que era indispensable la campaña “barrio por barrio” y la militancia territorial de la boleta completa para traccionar votos “de arriba hacia abajo” en la Provincia.

También pidió “que vayan a buscar a los desencantados” con el Gobierno nacional, casi al mismo tiempo que otros interlocutores del oficialismo seguían culpando al expresidente Mauricio Macri por la situación financiera que atraviesa el país.

Ese razonamiento tiene que ver con la importancia estratégica que tienen las primarias para el Gobierno buscando llegar competitivo a las decisivas elecciones de octubre.

El peronismo kirchnerista se plantea retener la Gobernación de calle 6, para lo cual piensa en elementos clave: estimular el interés social por ir a votar, redefinir la campaña en función del adversario que gane la interna de JxC para competir por la Rosada y salir a la búsqueda de la fuga de votos del precandidato opositor que resulte perdedor.

Por eso ahora, el oficialismo parece haber optado por una campaña silenciosa, con apariciones públicas bien calibradas por parte del gobernador y  una agenda propia: “recorridas” de obras municipales “sin anuncios”.

En ese contexto, fue la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, la que salió a pedir “un voto de confianza” para el precandidato presidencial Sergio Massa y la reelección para Kicillof, a pesar de la pandemia, la sequía que afectó la rentabilidad del sector rural, la emergencia económica y la crisis de inseguridad.

Claramente de cara a este segundo semestre se advierte en ambas coaliciones mayoritarias, en términos electorales, mucho marketing y cero autocrítica.

Desde el microclima gubernamental remarcan el interés de Kicillof por sostener los distritos “propios” que tiene el kirchnerismo pero fundamentalmente necesita mejorar los porcentajes en ciudades que son gobernadas por el PRO, por ejemplo, La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca.

No fue impensado que el gobernador le haya reprochado a intendentes de JxC de intentar “apropiarse” el mérito de obras públicas municipales realizadas con fondos provinciales, advierten en calle 6.

Mientras tanto, en la interna doméstica de Juntos el resultado electoral es una moneda en el aire.  Nadie puede prever con certeza el destino y la incógnita recién será develada en la noche del domingo 13.

En paralelo, los precandidatos se mueven constantemente, con diferentes estrategias, apostando a los errores –forzados o no-, de sus competidores.

Está claro que la competencia dentro de JxC es la que se lleva la mayor cantidad de miradas, porque es una disputa voto a voto, de la cual emergerá un candidato con chances de llegar al poder, de acuerdo a lo que hoy señalan varias encuestas de opinión.

Por el lado de los libertarios la incógnita será saber cómo queda parado el candidato único del espacio, Javier Milei, con relación a los otros dos espacios mayoritarios que han polarizado la política argentina desde 2015 a la actualidad.  El desafío será romper con esa polarización e instalar una tercera alternativa con chances de balotaje.

En la provincia de Buenos Aires la campaña es diferente. En JxC los aspirantes a la gobernación, tanto Néstor Grindetti como Diego Santilli, se plegaron y acompañaron a los precandidatos nacionales Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta a cada una de las giras por las regiones que visitaron.

Dentro de la interna, el denominador común de ambos espacios ha sido hasta ahora el de actos acotados, con poca gente, y sobre todo visitas específicas a comercios o industrias, con la idea de generar un contacto directo con la gente.

Por el lado de Bullrich la estrategia es fortalecer el mensaje, afinando el tono de los temas que más cómodo le sientan a la precandidata, y evitar los que la complican, sobre todo los económicos, para minimizar así errores no forzados.

Del lado de Larreta, la idea es juntar fotos con dirigentes del espacio que lo apoyen, como pasó días atrás con el radical Facundo Manes y la exgobernadora María Eugenia Vidal.

“La idea es juntar fierros”, como se dice en la jerga política. Algún dirigente del espacio opositor señaló que “esa estrategia de amontonar figuras sólo sirve para consumo interno, pero la gente no mira esas fotos, está preocupada por la vida cotidiana. Nosotros hablamos de eso mano a mano con la gente”.

En definitiva, en ambos campamentos están confiados en la victoria electoral, basados en encuestas que le dicen a cada uno lo que quiere escuchar. Un espejismo que se romperá el domingo por la noche.

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