Actividad física y envejecimiento saludable
La actividad física es uno de los cuatro pilares del envejecimiento activo, que incluye además el bienestar mental, la participación social y la alimentación saludable. Es por ello que cada vez más adultos mayores ocupan parte de su tiempo en la práctica deportiva, en actividades de recreación y ejercicios que tiene que ver sobre todo con trabajos de estiramiento, movilidad y flexibilidad (frente a los de resistencia o fuerza).
Los profesionales dedicados a la salud de las personas de la tercera edad aconsejan dedicar parte del tiempo en la actividad física que trae consigo variados beneficios:
-Mejora la calidad del hueso, la fuerza muscular, la elasticidad, el sistema inmunológico y la eficacia cardiorrespiratoria.
-Aumenta la memoria y reduce el riesgo de padecer depresión, ansiedad y estrés.
-Disminuye el riesgo de padecer demencia y puede reducir el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular.
-Mejora la composición corporal y ayuda a controlar la tensión.
-En personas con baja resistencia aeróbica, mejora el consumo de oxígeno y por lo tanto permite ganar independencia en la realización de tareas de la vida cotidiana.
-Disminuye el colesterol en sangre y la grasa total del cuerpo.
Consejos y precauciones
Previo a la realización de deportes o actividad física, es recomendable una consulta médica para determinar qué tipo de ejercicio sería el ideal en cada caso particular y con cuánta intensidad, además de descartar posibles cardiopatías.
Antes de comenzar el ejercicio, es conveniente realizar un precalentamiento, mientras que al final se recomienda terminar con ejercicios de enfriamiento.
En el caso de adultos mayores, el ejercicio tiene que ser ligero, de corta duración y con frecuentes descansos, además de evitar condiciones extremas de calor o frío tanto en ambientes cerrados como al aire libre. Las personas mayores tienen menor proporción de glándulas sudoríparas lo que dificulta la pérdida de calor por lo que se debe evitar el ejercicio en ambientes calurosos o con mucha humedad.
Cuidar el cuerpo y la mente
El ejercicio físico ayuda a la movilidad, el equilibrio y la coordinación. Para personas mayores se recomiendan ejercicios aeróbicos como caminata, natación, bicicleta, etc. pero también es aconsejable prácticas para el yoga y la meditación que contribuyen a la prevención del deterioro cognitivo producido por la edad y otras enfermedades como el Alzheimer.
Por otro lado, la práctica de actividad física posibilita el contacto con otras personas, lo que previene la depresión y el sentimiento de soledad tan usual en la tercera edad.
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