Entrevista con Christopher Nolan: «Oppenheimer nos dio el poder de autodestruirnos»
Christopher Nolan entra en el comedor con una campera deportiva oscura y una camisa de vestir azul. Quizás no resulte demasiado sorprendente tratándose de un hombre que dirige sus películas vistiendo chaleco y blazer, un alto nivel de sastrería que parece casi contracultural en el Hollywood ultracasual.
Cuando nos reunimos, su última película, Oppenheimer, se estrenaría en poco más de tres semanas. Resulta que los planes de estreno de Nolan se han visto descarrilados por las huelgas en Hollywood. Las regulaciones le impiden al elenco de Oppenheimer -que incluye a Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr y Florence Pugh- promocionar la película.
Afortunadamente, Oppenheimer ya lleva semanas generando mucha expectativa gratis, gracias al fenómeno ‘Barbenheimer‘ en Internet. El estreno de Barbie en la misma fecha que la película de tres horas de Nolan sobre ‘el padre de la bomba atómica’ ha dado lugar a la creación de algunos memes virales brillantemente ridículos.
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Me muero de ganas de hablar sobre Oppenheimer, el duodécimo largometraje de Nolan. La película se enfoca en el liderazgo del físico estadounidense J Robert Oppenheimer al frente del Laboratorio de Los Álamos, que desarrolló las bombas atómicas que devastaron Hiroshima y Nagasaki.
«El éxito siempre va a depender del público, pero después de hablar con la gente que la ha visto, parece que está funcionando como queríamos», dice Nolan.
Desde el estreno de Memento en el 2000, la película que lo dio a conocer, Nolan (52 años) ha demostrado ser uno de los cineastas más originales y exitosos de Hollywood. Sus tramas rara vez son directas – gran parte de la acción de Memento transcurre en reversa, mientras que El origen se desarrolla en múltiples capas de mentes oníricas – y aun así tienen mucho éxito en la taquilla. Las cerebrales superproducciones de Nolan han recaudado unos u$s 5000 millones y han ganado 11 premios Oscar.
La epopeya de ciencia ficción Interestelar y el drama bélico Dunkerque acumularon cifras de audiencia comparables a las de algunas películas de superhéroes, un género que Nolan también ha conquistado. Su trilogía de Batman fue un éxito de taquilla que le valió la libertad de hacer grandes películas a su manera.
Nolan suscitó cierto debate con su afirmación de que Oppenheimer era «el hombre más importante que jamás haya existido».
«Recibió una respuesta interesante», dice, incluso de un escritor científico que le dijo que era imposible tomarse en serio una afirmación que utilizaba superlativos incuantificables como «el más».
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«Y yo dije: ‘Bueno, en el mundo de Hollywood estamos muy contentos de hacerlo'», dice Nolan riendo. «Eso es más o menos lo que hacemos».
Se pone serio y añade: «La manera de refutar esa afirmación es: ‘OK, entonces, ¿quién más? Y no se puede refutar porque Oppenheimer cambió el mundo de la manera más importante en que se ha cambiado. Nos dio el poder de autodestruirnos».
Además de dirigir la película, Nolan también escribió el guión, basado en ‘Prometeo americano’, la biografía de Oppenheimer escrita por Kai Bird y Martin J Sherwin, ganadora de un Pulitzer. Hizo todo lo posible para asegurarse de que el público viera los acontecimientos a través de los ojos de su protagonista, escribiendo las escenas de Oppenheimer, incluyendo las instrucciones escénicas y las descripciones de los personajes, en primera persona, una técnica que, según él, tuvo un «efecto realmente mágico» en las presentaciones.
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Observo que el drama de Nolan llegará a los cines en medio de advertencias de los ejecutivos del sector tecnológico de que la inteligencia artificial (IA) supone un riesgo de extinción equiparable al que plantean la guerra nuclear y las pandemias. Nolan dice que ha hablado con expertos en IA que le han dicho que éste es su propio «momento Oppenheimer».
«Cuento la historia de Oppenheimer porque creo que es importante, pero también porque es absolutamente una historia aleccionadora», dice.
Nolan ve paralelismos entre los inicios de la era nuclear y los albores de la era de la IA. Los llamamientos de Oppenheimer en favor del control internacional de las armas nucleares enfrentaron una dura resistencia por parte de Estados Unidos y otros países, que temían perder soberanía. Con la IA, dice Nolan, se plantean cuestiones similares.
Cillian Murphy interpreta a Oppenheimer.
«La forma en que las compañías tecnológicas trascienden las fronteras geográficas, a menudo de forma muy agresiva, hace muy difícil regular la IA sobre la base de una nación soberana», dice. «Hasta ahora, los problemas de regulación de la tecnología han girado en torno a los derechos de autor, la privacidad o el fomento de la desinformación en las elecciones. Pero con la IA, la regulación vuelve al primer plano. Está claro que es algo que hay que regular».
El debate sobre las amenazas existenciales parece un momento natural para preguntarse por el estado de Hollywood, donde los estudios tradicionales empezaban a parecer débiles incluso antes de las huelgas. Invirtieron miles de millones en las ‘guerras del streaming’ con Netflix, lo cual les dejó enormes pérdidas y montones de deudas. Muchos creen que tendrá que haber algún tipo de reestructuración.
Nolan ha sido uno de los críticos más duros de la estrategia de crecimiento del streaming a toda costa de los estudios. En 2020, le puso fin a una relación de dos décadas con Warner Bros, tras la decisión de la compañía de estrenar toda su cartelera de películas (con la excepción de Tenet) en HBO Max el mismo día que en los cines.
«A menudo me acusan de pensamiento mágico, y la gente dice que es nostalgia y que sólo quiero que las cosas sean como antes», dice.
Pero para Nolan, «el streaming; es sólo un botón diferente en el control remoto».
Ahora que los inversores se han hartado de subsidiar servicios de streaming deficitarios, los estudios están redescubriendo el placer de ganar dinero con un éxito de taquilla, un cambio que a Nolan le encanta. Aun así, cree que se avecinan tiempos difíciles.
Cree que se avecina otro cambio para los servicios de streaming: van a tener que cambiar la forma de pagarles a guionistas y actores. Es un argumento que se repite hoy en los piquetes frente a los estudios de Hollywood.
«Los estudios y las compañías tecnológicas utilizaban el streaming como una laguna legal para no pagar los derechos de redifusión y el costo real de la producción. Y ahora van a tener que hacerlo. Es imprescindible», dice.
Otro motivo de preocupación en Hollywood es que las películas de superhéroes, que durante más de 15 años han impulsado la recaudación de taquilla a niveles récord, están perdiendo impulso, y el público empieza a sufrir la fatiga de las franquicias.
«Creo que la preocupación de la gente está bien fundada hasta cierto punto; es como la dependencia de la papa como único cultivo», dice Nolan. «Si todos los recursos de los estudios se destinan a un solo género, uno no quiere llegar a uno de esos ciclos que no están en sincronía con lo que quiere la gente».
¿Hará él mismo otra película de superhéroes? «No, no la haré», dice. «Dije lo que tenía que decir».
Le pregunto si ya ha decidido cuál será su próxima película. «Nunca he sido bueno en eso», dice. «La única forma que conozco de trabajar es dedicarme absolutamente a un solo proyecto».
Nolan dice que no podrá pensar en lo siguiente hasta que vea la reacción a Oppenheimer. «Lo que he aprendido con el transcurso de los años es que el público termina la película», dice. «Una vez que esta película esté en los cines -una vez que el público me haya dicho qué es la película- entonces me sentiré libre para buscar la siguiente».
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