Talleres y su mejor partido del año: lo que sigue después de eliminar a River
Aun con sus males reconocidos, Talleres está llegando a la penúltima fecha con muy buenas chances de ser subcampeón de la Liga Profesional. Su discontinuidad para mantener un buen nivel de juego fue una de sus características negativas. Y aquellos partidos iniciales en que perdió tantos puntos de local, también. Lo mismo que la imagen de equipo vulnerable, susceptible de recibir como respuesta un gol apenas después de mostrar 5, 10 ó 15 minutos brillantes…
Con esos defectos, los albiazules se las arreglaron (y bien) para seguirle la sombra a River Plate. Equilibró ese déficit con una actitud siempre positiva y generosa hacia el espectáculo. Ya sea jugando no tan bien, tenía lapsos de depredador, de una voracidad incontenible, que le permitía hacer goles y más goles en una ruleta en la que acertó mucho más de lo que se equivocó, y que por eso observa, dependiendo de sus propios números, un horizonte promisorio.
Ya le había ganado al campeón en el estadio Kempes; antes lo había vencido dos veces más. En esos triunfos mostró su valía. En esos partidos salió a flote con autoridad, pero no tanta como la que expresó (sobre todo en el primer tiempo) en el estadio Malvinas Argentinas. En ese trance Talleres pareció gritar su propio nombre, y hacerlo tronar para que todo el país lo escuchara. Fue tan fuerte su expresión, fue tan convincente su postura, fue tan contagiosa su energía que Franco Armani trabajó en 20 minutos lo que suele atajar en media docena de partidos.
Bien podría decirse que en la noche mendocina al campeón le ganó un verdadero candidato a campeón, que no pudo llegar a la cima por lo antes apuntado y por la gran campaña de su derrotado. Talleres, ya cuando jugó mejor que su adversario tanto como cuando fue acorralado por un rival que lo asedió por el empate, tuvo la personalidad para sobrellevar un trámite siempre difícil, tuvo una actitud muy superior a aquellas finales truncas ante Boca Juniors y Patronato de Paraná, en la que dejó pasar la posibilidad de gritar campeón por su actitud neutra, por su misma e irritante indolencia.
Aunque la Copa Argentina sea minimizada por algunos, lo cierto es que bien temprano sacó al campeón de la competencia, y con un fuerte golpe en la mesa. No es exagerado decir que Talleres, por su intensidad y la calidad de su juego y por sus exposiciones individuales, jugó el mejor partido del año.
Habrá que esperar lo que ofrece el tiempo de cambios, expresado en un mercado de pases con compras y ventas que en las próximas semanas quitarán y agregarán imágenes al rompecabezas que el viernes a la noche tan bien le calzó a Javier Gandolfi. Cualquier partida será lamentada; este equipo potencialmente está para dar mucho más.
¿Se irá Diego Valoyes? ¿También Matías Catalán? ¿Y qué sucederá con el iluminado Rodrigo Garro? ¿Y qué pasará con Ramón Sosa, o Rodrigo Villagra o el mismo Michael Santos? Después de su gran exposición cuyana, y más allá de quien parta de barrio Jardín, ha quedado grabada la imagen de un equipo que, si repite expresiones como la del triunfo ante River campeón, podrá tener aspiraciones para acceder a logros muchos más importantes.
https://www.lavoz.com.ar/deportes/futbol/talleres-y-su-mejor-partido-del-ano-lo-que-sigue-despues-de-eliminar-a-river/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/deportes/futbol/talleres-y-su-mejor-partido-del-ano-lo-que-sigue-despues-de-eliminar-a-river/