Un mundo de sensaciones: la muestra sobre el artista e inventor de máquinas inútiles Bruno Munari
Entre las máquinas creadas por Bruno Munari hay disparates de efectos misteriosos como un mecanismo para oler flores artificiales, un artefacto que logra que los perros vagos muevan la cola y un domesticador de despertadores.
El “Medidor automático de tiempo de cocción de un huevo duro” incluye, entre otros elementos, a un jugador de tejo, a dos tortugas siamesas y a una caracola (que ha cumplido el sueño de la casa propia, obvio). Sirve para lo que anuncia su nombre, aunque el camino para lograrlo es tremendamente complejo.
Pasa lo mismo con el “Mortificador para mosquitos”, prodigio de la venganza humana a la que Munari dotó de una preciosa jaulita hecha de malla de alambre muy fina y pintada de azul cielo que contiene al bichito que se quiere aleccionar. El aparato suma una apetitosa gigantografía de glóbulos rojos, un ventilador, a la mosquita Cintia y otros componentes engarzados para mortificar a esas pequeñas bestias.
Inspirado en las máquinas de Rube Goldberg, esos aparatos para realizar acciones sencillas de la manera más retorcida posible, Bruno Munari concibió en 1942 un libro que recopila sus dispositivos, entre humorísticos y prácticos (sobre todo para ejercitar la imaginación).
La buena noticia es que estas máquinas estrafalarias podrán verse en Córdoba como parte de la exposición “De la cosa nace la cosa. Viaje alrededor de la obra de Bruno Munari”. La muestra abrirá al público el miércoles 5 de julio en las instalaciones de 220 Cultura Contemporánea (Costanera esquina Mendoza, subsuelo de Plaza de la Música), a cargo de la producción junto al Instituto Italiano de Cultura.
La muestra incluye un intenso trabajo en el campo de la mediación. Se realizó un convenio con la Faculta de Artes de la UNC, y se seleccionó a ocho mediadores y mediadoras que van a acompañar los recorridos por la exposición.
Un genio juguetón
Bruno Munari (Milán, 1907-1998) fue arquitecto, diseñador gráfico e industrial, escritor y pedagogo, entre otros oficios. Aunque su obra es poco conocida en la Argentina, tuvo un rol pionero en el desarrollo de investigaciones matéricas y visuales. Diseñó laboratorios de creación centrados en las infancias y produjo una gran cantidad de libros, juegos y dispositivos lúdicos.
La muestra que llega a Córdoba, con el apoyo de Editorial Corraini y Niño Editor, propone un recorrido por el tronco central de las creaciones del autor.
Munari fue un precursor del libro-álbum, objetos que en esta ocasión son la puerta de entrada a su universo mágico, con reproducciones en gran formato de pasajes de obras como Le Macchine di Munari (1942), el Suplemento al Diccionario Italiano (1963) y la Serie infantil de 1945.
Habrá también una “Sala de juegos y libros” diseñada como un espacio para habitar y jugar con las publicaciones, muchas de ellas todavía inéditas en la Argentina (Pre-libros, transparencias para hacer animaciones, juegos de arquitectura).
La exposición, la primera en su tipo que desembarca en Sudamérica, sumará además otros dos espacios que se activarán como laboratorios de investigación y creación.
Se trata del “Laboratorio de papel”, donde chicos y chicas podrán dar rienda suelta a la creación de “libros ilegibles” y “esculturas de viaje” (pop ups de bolsillo). El “Laberinto táctil”, por su parte, se propone como un viaje por las texturas para investigar las posibilidades comunicativas de los materiales y las sensaciones que nos producen. Munari quería darles respuestas a preguntas de este tipo: ¿Es posible ver con las manos? ¿Con la cabeza y los codos?
¿Muestra infantil?
“¿Es esta una muestra para niñes?”, se pregunta el equipo a cargo de la curaduría, un trabajo a cuatro manos realizado por Florencia Magaril, productora cultural, comunicadora y experta en mediación, junto a Sebastián Rey, licenciado en musicoterapia, docente, artista sonoro, inventor e integrante de la banda porteña Los Besos.
“Es muy común en el campo de la cultura escuchar decir que ‘este es un libro para niños’, o que ‘tal grupo de música es un grupo infantil’. Pero ¿existe un arte para infancias? ¿Existe acaso un arte adulto y otro infantil? ¿Cuáles serían sus diferencias?”, inquieren.
Y responden: “El adjetivo infantil remite a algo inmaduro, sin forma definida. Es una categoría que vuelve a reflejar una perspectiva adultocéntrica. Usualmente, cuando caracterizamos a algo de ese modo le restamos importancia o lo negamos: ‘No seas infantil’ es un descalificativo muy utilizado en discusiones”.
¿Se le ocurriría a alguien decir “No seas adulto’”?
A contrapelo de ese ninguneo de las maneras de percibir, fantasear y actuar propio de las infancias, el equipo curatorial definió a la muestra sobre Munari como “un territorio que representa un enigma, que puede incluso subvertir el orden establecido”.
“De la cosa nace la cosa” es una muestra concebida como un espacio de juego y de exploración en el que pueda involucrarse cualquiera, más allá de su edad. Creen que el contacto directo con las creaciones del escritor y artista italiano, “lejos de las vitrinas estáticas de los museos”, puede habilitar una experiencia distinta.
“Nuestra propuesta curatorial es una invitación a recorrer, tocar, olfatear, escuchar y manipular este gran laboratorio”, enfatizan.
Hablar con las manos
“Un inventario de animales ridículos, un libro para cuando los niños están descontentos o medio caprichosos, trucos de magia, canciones. Munari tomaba cosas en las que tenía complicidad con su hijo y las pasaba al formato libro. En la muestra, las páginas de estos libros tienen ventanitas para descubrir algo, pero cada uno tiene a su vez una ingeniería distinta del papel”, detalla Sebastián Rey, un apasionado conocedor de las investigaciones del autor italiano para transformar a los libros en objetos comunicante más allá de la literatura.
Diez aparatos con sus correspondientes textos (traducidos por primera vez al castellano, especialmente para la muestra) integran la sección dedicada a las máquinas.
“Munari nació en 1908 y en su juventud fue parte del movimiento futurista italiano -cuenta el curador-. En esa época, la máquina se asociaba al progreso, a la virilidad, a la guerra. Munari, en cambio, con sus artefactos lo que hace es burlarse un poco de la máquina como estandarte de esas ideas. Las desarma y dice que hay máquinas para generar poesía, máquinas que no hagan crecer la productividad sino generar conocimiento estético”.
Otra sección pone en escena un conjunto de gestos que Munari dibujó como Suplemento al Diccionario Italiano. “Él decía que los italianos hablaban con las manos, no sólo con las palabras -recuerda Rey-. Entonces, cualquier persona que quiera aprender a hablar italiano, además del vocabulario tiene que aprender esos gestos. Y los describe de forma técnica. Lo que hace es mirar algo muy corriente y describirlo de forma extrañada. Para la muestra extrajimos 10 de esos gestos y los tradujimos”.
En otra sala se proyectará Tiempo en el tiempo, un filme realizado en Milán en la década de 1960. “Munari había conseguido una filmadora que en vez de filmar a 18 o a 24 fotogramas por segundo, podía hacerlo a tres mil fotogramas por segundo. Esa película es una de las primeras filmaciones de lo que sería la cámara lenta. Lo que hicieron fue encontrar un movimiento muy veloz, una vuelta mortal que realiza un acróbata, que dura un segundo, y hacerla muy despacito, estirándola a tres minutos y pico. Entonces vos ves cómo el tipo va flotando en el aire”.
El entusiasmo que contagian la curadora y el curador debería funcionar como invitación: “En un momento tan centrado en las pantallas y la comunicación visual, creemos que presentar una obra que se ocupa de la dimensión táctil y de la experimentación empírica, del contacto con los materiales para la creación es levantar una barricada. Es poner a disposición de niñes, familias, docentes y artistes una serie de recursos, dispositivos e ideas que, esperamos, puedan nutrir nuevos modos de ver el mundo”.
Para ver
Del 5 al 29 de julio en 220 Cultura Contemporánea (Costanera esquina Mendoza. Plaza de la música). La muestra se podrá visitar de miércoles a sábados de 16 a 20. Entrada libre y gratuita. Se proponen actividades especiales para escuelas con cita previa (turno mañana), comunicándose al correo: programacion@220cultura.com. O ingresando a este formulario de inscripción.
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