Ahora, la disputa es por el “premio mayor” electoral
el país.
Apenas bajó la espuma después del traumático cierre de listas de precandidaturas, el oficialismo procuró instalar como estrategia política, su objetivo de contrastar discursivamente propuestas con la oposición.
Se sabe, el armado electoral de Unión por la Patria va a las urnas, junto a un Gobierno nacional que llega muy debilitado por la crisis económica pero que además carga el disgusto social por los índices inflacionarios, algo que parece ya una escena cotidiana.
De hecho, el gobernador Axel Kicillof desparramó públicamente críticas contra los candidatos opositores. Otra vez, como es común, se diferenció de la «derecha» y de «los exponentes del neoliberalismo» al asegurar que «tienen un solo plan: el ajuste» y advertir que, de ser necesario lo harán “acompañado por un proceso de represión” en el caso de ganar las próximas elecciones.
Son tiempos complejos pero antes de caer en el barro para jugar la suerte electoral de Kicillof, su entorno ministerial comenzó a diagramar una agenda de gestión cargada de actividades, que en realidad funcionan más como actos de campaña por la reelección.
En rigor, Cristina Kirchner -pero en particular su hijo Máximo como armador del PJ bonaerense- volvió a imponer su impronta a la hora de las definiciones electorales y pateó el confundido tablero peronista, dejando un tendal de heridos.
Frente a este contexto político y territorial, Kicillof puede mostrarse como un ganador ya que logró esquivar los obstáculos que metódicamente le fue poniendo el propio Máximo, junto a referentes de la liga de intendentes peronistas del conurbano, quienes preferían mandarlo a jugar por la banda presidencial dejando “disponible” la boleta a gobernador para otro.
Hoy en la sede gubernamental de calle 6 se multiplican los esfuerzos en el doble rol que deben llevar adelante los ministros y funcionarios, por un lado la responsabilidad de la gestión y por el otro, atender el plano electoral.
Por lo pronto, no pocos intendentes y legisladores bonaerenses de UxP ya salieron en bloque a respaldar la candidatura presidencial de Sergio Massa para subirse políticamente al “catamarán de Tigre”.
En paralelo, algunos sondeos preliminares de opinión pública hablan de un escenario de polarización electoral entre UxP y Juntos por el Cambio a nivel nacional, y de una ventaja de Kicillof en los comicios bonaerenses.
Al mismo tiempo, y más aliviados por no tener el peso de la administración estatal, las dos opciones electorales de los amarillos bonaerenses vienen dando testimonios de cambio pensando en las PASO del domingo 13 de agosto.
En JxC, pasados los primeros días del cierre de las listas, que como siempre deja enojados y algunas traiciones de último momento, los precandidatos no perdieron tiempo y avanzaron cada uno es su estrategia electoral.
Pero la confrontación nacional entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta continuó de manera feroz. El alcalde porteño declaró que el modelo de Bullrich, que es el de Mauricio Macri, ya fracasó, en un ataque directo al expresidente. En réplica, la exministra tildó de “ventajero” a Larreta, que “por un voto hace cualquier cosa”. No se anduvieron con muchas vueltas ni sutilezas, arrancando una campaña que promete un alto voltaje verbal.
Evidentemente la estrategia de Larreta está mostrando que eligió correrse un poco del centro moderado hacia posiciones más duras, sobre todo cuando remarca que quiere «evitar que el kirchnerismo use de guarida la Provincia». Un claro intento de endurecer las posiciones del espacio que promueve la postulación de Diego Santilli.
También el jefe de Gobierno porteño habló de la construcción de más cárceles, de más horas de clases, y de una reforma laboral, como pilares de su futuro gobierno.
Son ideas que perfectamente podría haber mencionado también Bullrich. Claramente, para algunos operadores del larretismo, es un esfuerzo necesario para pescar votos en el mismo canasto de Bullrich, sobre todo –-especulan- ahora que Javier Milei parece comenzar a desinflarse y a perder voluntades.
Por el contrario otros creen que al correrse de su eje natural Larreta corre el riesgo de pisar en falso en un terreno donde Bullrich se mueve con naturalidad.
En ese contexto, y en medio del comienzo de la logística de la campaña bonaerense, el tono de la disputa entre Néstor Grindetti y Santilli, por ahora es diferente. Cada uno en lo suyo, sin cruzarse directamente.
Para arrancar, ambos coincidieron en dar una señal de seducción al campo bonaerense y así poder subirlos al tractor amarillo. Se sabe, el sector agropecuario es hipercrítico del kirchnerismo, y supo ser la plataforma de despegue de la victoria de Cambiemos allá por 2015.
«El kirchnerismo tiene un problema ideológico con el campo», dijo Grindetti, mientras que Santilli señaló que «el campo es un aliado estratégico». Más claro imposible.
Por su parte los radicales quedaron divididos por la interna del PRO. Por un lado quedó el oficialismo partidario con Maxi Abad a la cabeza y candidato a senador nacional, y con Miguel Fernández –intendente de Trenque Lauquen y titular del Foro de Intendentes Radicales-, como compañero de fórmula de Grindetti, y por el otro el possismo y Evolución, con el propio Gustavo Posse como vice de Santilli.
En el medio hubo algunos cruces de vereda, como el sector de Facundo Manes, que a último momento bajó su candidatura presidencial a cambio de colar un par de nombres de las listas de Santilli. Para el radicalismo bonaerense esta elección, además de poderle significar el acceso al gobierno una vez más, también gravitará en los futuros equilibrios partidarios.
https://www.lanueva.com/nota/2023-7-1-5-0-29-ahora-la-disputa-es-por-el-premio-mayor-electoral
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lanueva.com/nota/2023-7-1-5-0-29-ahora-la-disputa-es-por-el-premio-mayor-electoral